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sábado, 21 de agosto de 2021

El noticuento contado a los abuelos

 

 La Nieta Nell fue a una residencia de abuelos para contarles una historia ya que ellos estaban tomando sol en el patio. Fue cerquita de la estación Lanús. Algunos abuelitos la miraban pero no la veían, otros la oían pero no la escuchaban. También había quienes temblaban pero no se movían. Los que comían pero no saboreaban o los que olían pero no olfateaban eran los menos. Pero todos, absolutamente todos, parecían interesados con la presencia de la Nieta Nell.  

   Al principio la narradora estaba callada y miraba a  su mamá como preguntando: -—¿Qué les digo?- y agitaba los deditos pulgar e índice juntos de su manito derecha.

   —Contale a los nonos el noticuento que preparaste, rompió el silencio la mamá. Balbuceando comenzó entonces el relato con aquello de: —Había una vez…. un robot construido por un grupo de amiguitos y amiguitas en un juego que les habían enseñado en la escuela con un kit preparado para niños de 2 a 6 años. Los robots contenían las piezas

constructivas, placas, cables, leds de todos los colores, resistencias y otros componentes-.  El noticuento trataba acerca de un bebé-robot que jugaba apretando las teclas, combinando colores, sonidos y números. Todo en secuencias perfectamente sincronizadas en distintos niveles de aprendizaje. Los ayudantes que cuidaban a los internados, los médicos que asistían a la reunión, los directivos de la residencia geriátrica y los familiares presentes se iban agregando como espectadores de la narración, algunos por curiosidad y otros ávidos de conocer un poco más el avance de la ciencia. Con un celular en la mano cada una de ellos. Una indicación oportuna invitó a apagarlos. Pero, lo importante era la recepción por parte de los abuelitos. En general parecían idos del clima imperante. No se notaban reacciones ni de aceptación ni de rechazo, al menos para la mayoría de los asistentes. Sin embargo, los especialistas anotaron sus impresiones después que hubo terminado el noticuento e incluso sugirieron la incorporación de modernas herramientas tecnológicas para avanzar en el conocimiento de la materia.

   Pero volviendo a la charla de la Nieta Nell, una vez finalizada la presentación hubo un pequeño refrigerio donde los ejecutivos de la residencia agasajaron a los presentes y donde el impacto de la actividad se prolongó. Alguien se acordó de la disertante y le preguntó su opinión. La niña respondió y dijo: —Me gustó porque se ve que los abuelitos me respondieron a través de sus sentimientos. Yo lo noté clarito.

 Conclusión: Debe haber una desconocida inteligencia común entre la gente mayor y los niños.


                                                             Leonardo Saphir  saphirleonardo@gmail.com