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viernes, 22 de octubre de 2021

Los gobernantes municipales deberían conocer y amar a Lanús


por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com

Desgraciadamente en Lanús se ignoran y desprecian los valores históricos y a figuras relevantes de nuestra historia. No es extraño en un país como el nuestro. Aquí se quitaron de los billetes las imágenes de los próceres para cambiarlos por animales. En algunos casos esos cambios, por lo provocativos, han sido insultos de grueso calibre. Suplantar en los billetes de veinte pesos a Juan Manuel de Rosas por un guanaco significó un agravio más que repudiable. En Lanús, también, se hacen cosas que contribuyen a las malas intenciones de sepultar en el olvido a grandes figuras de nuestra historia. En la Plaza Martín Miguel de Guemes siguen colocados carteles que la  denominan “Plaza Villa Obrera” cuando en realidad su nombre verdadero corresponde al heroico general salteño que como pieza fundamental cumplió una destacada actuación en la lucha por la independencia argentina. Respecto a este despropósito informé y reclamé reiteradamente,  personalmente y por distintos medios a propios y extraños. No hubo respuestas. Tampoco correcciones al “error”.  Si acaso se desea mencionar a la noble barriada donde se encuentra ubicada dicha plaza, lo cual sería justo, en los carteles respectivos bien se puede señalar que se trata de la plaza

“de” Villa Obrera. Así pondríamos las cosas en su sitio ajustándonos a la verdad histórica. 

Otra cuestión lamentable: El 20 de  octubre pasó como si nada siendo que en esta fecha se cumplieron 133 años de la fundación de Villa General Paz, centro comercial de Lanús este. Nada menos que aproximadamente 88 manzanas de una zona céntrica fundada el 20 de Octubre de 1888 por el gran ciudadano que fue don Guillermo Gaebeler. De manera que el Día de Lanús pasó totalmente desapercibido y el principal hacedor de Villa General Paz absolutamente ignorado. Ciertas fechas y determinadas personas deberían ser consideradas con especial atención en los programas de estudios primarios, secundarios y universitarios de nuestro distrito para transmitir, a través de la enseñanza, el amor al lugar en que vivimos. Claro que para que esto sea posible nuestros gobernantes municipales deberían conocer esta tierra y sentir por ella el inmenso cariño que algunos de nosotros sentimos.

Octubres de ayer y de hoy

Por fortuna, en este octubre que llega a su fin parece que la pandemia que nos atormentó está siendo superada y una porción importante de nuestro pueblo volvió a ganar calles y plazas para que su voz sea escuchada. El domingo 17 y el lunes 18 dos imponentes marchas y concentraciones ocurrieron en Plaza de Mayo y sobre la calle Paseo Colón en la ciudad de Buenos Aires. Miles y miles de compañeras y compañeros acudieron a las convocatorias de organismos de Derechos Humanos, de la Confederación General del Trabajo y de organizaciones sociales. Conmemoramos el Día de la Lealtad, el 17 de Octubre de 1945.

En ambas oportunidades disfruté marchar y reunirme con los trabajadores y con nuestros jóvenes. También, el lunes 18, tuve la enorme satisfacción de conversar con el secretario general de la Federación Gráfica Bonaerense, compañero Héctor Amichetti, quien me recibió fraternalmente en la sede del gremio gráfico de Paseo Colon 731, lugar histórico que a partir de marzo de 1968 fue también sede de nuestra gloriosa CGT de los Argentinos. Para mí, felicidad completa. Todo fue a puro pueblo, con esos aires de romería que tanto caracterizan al peronismo, con alegría pero con firmeza en los justos reclamos populares que los hubo, pero sin dudar en el apoyo irrestricto al gobierno de Alberto Fernández. Párrafo aparte para las compañeras peronistas.Las ví decididas, cara al sol. Vinieron de sus lugares, de sus barrios, de sus provincias. Las ví rubias, morenas, vigorosas, desafiantes, bellas... bellísimas. Algunas con sus hijitos. Alegres, estentóreas en su: "¡Viva Perón carajo!" A mis 83 me enamoré de miles. Con sus gritos, sus cantos y sus movimientos al compás de bombos y redoblantes me contagiaron energía. Hermosa postal de pueblo donde ellas aportaron el color y la calidez que solo las mujeres pueden brindar.Y pensé en mis amores del pasado y en los que aún conservo. Y me sentí enamorado de las multitudes en movimiento, en la plaza de ayer, en las calles de hoy. Y abrace a mis hermanas, a mi hija y a mis nietas. Sentí cerca a mi madre. Y a tantas hijas y nietas del corazón que alegran mis días, estos días  en que me siento muy cerca del misterio y de la Gran Verdad.

   (*) De Iniciativa Socialista