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martes, 30 de agosto de 2022

Por la verdad 21 del peronismo: Cuidar a Cristina


por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

  En el conjunto de ideas que conforman nuestra doctrina peronista las 20 Verdades ocupan un lugar destacado. Es fundamental conservar las bases doctrinarias,  pero los nuevos tiempos exigen que las mismas no se conviertan en piezas de museo. Por esa razón es imprescindible incorporar nuevos conceptos adaptándolas, enriquecidas, a las circunstancias actuales. No será una herejía entonces sumar una nueva verdad a las veinte verdades peronistas  pensadas y pronunciadas por Perón en 1950. Esa nueva verdad, por lo que aconseja la realidad actual,  podemos proponerla en estos términos: 

"Quienes se sientan peronistas tienen la obligación moral de proteger a todo compañero o toda compañera que sufra discriminaciones, ataques o persecuciones políticas de cualquier tipo. La solidaridad debe ser un valor fundamental, asumido como tal por todas aquellas y todos aquellos que decidan pertenecer a nuestro Movimiento"

Por estos días buena parte de la militancia activa y  simpatizantes del peronismo que reconocen en Cristina Fernández a su líder, conductora y referente política han ganado calles y plazas con el propósito de cuidarla, de impedir que se llegue a consumar lo que propone algún fiscal que actúa, en complicidad con otros miembros del partido judicial, como fuerza

de choque de los sectores enemigos del pueblo.

La derecha, en cualquiera de sus variantes, es feroz y enemiga de la unidad en paz de los argentinos. Algunos de sus personajes, en su desenfrenada locura proponen pena de muerte para la vicepresidenta y plantean terminantemente el "son ellos o nosotros". Frente a semejantes provocaciones y después del esclarecedor  discurso pronunciado por Cristina Fernández de Kirchner el martes 23 de agosto, atendiendo a la formidable demostración popular en marchas y concentraciones, se presenta una oportunidad favorable para que, cómo pueblo, podamos comenzar a frenar, definitivamente,  los embates de esa derecha  política brutal,  claramente expresada por el macrismo que,  desde hace tiempo viene creando un clima de inestabilidad cargado de agresividades e intenciones destituyentes propias del peor antiperonismo y de las prácticas antidemocráticas.

La infame persecución a la líder indiscutida  de amplios e importantes sectores del peronismo  dio lugar a la reacción popular que, día a día, va creciendo en cantidad y se manifiesta en diferentes lugares de nuestro país.  Puede ser que estemos en el  comienzo de una etapa de grandes  movilizaciones que por fin ponga límites a los ataques de los poderosos, a la brutalidad del macrismo y a los infames procedimientos de sus cómplices  del partido judicial.

Es esta una oportunidad que si la aprovechamos nos permitirá   recobrar la iniciativa para construir la Argentina que merecemos. 

Cómo dijimos en notas anteriores: algo tenía que ocurrir. Así fue. Hoy miles y miles de personas se movilizan en respaldo y cuidado de su líder indiscutida. En el activo militante se recupera el entusiasmo y las concentraciones, con el paso de los días, crecen en número y calidad. Además del apoyo a Cristina, en calles y plazas se van elaborando propuestas y surgen ideas orientadas a reconquistar los votos perdidos. Esos cuatro millones de votantes  alejados del Frente de Todos en 2019 pero que no se trasladaron para el lado del macrismo vuelven a entusiasmarse con el peronismo en acción. Muchas veces, a lo largo de la historia pareció que el peronismo, arrinconado, se atomizaría y marcharia hacia su disolución. Siempre fue al revés. En la adversidad se recuperó y volvió con mayor fuerza. Estaba faltando la nave insignia. El liderazgo señalando rumbos. La figura que despierta odios y profundos amores. Y ocurrió. Salió al ruedo Cristina. Las calles y plazas volvieron a llenarse. El bullicio alegre de la democracia desplaza a los gritos de odio de quienes quieren placer para unos pocos y pobreza para millones. Jóvenes y no tan jóvenes atropellan buenamente y en el camino sacan de la modorra a cierta dirigencia que se siente más cómoda en los sillones de sus despachos que en el fervor callejero. Puede ser que sea está la hora del pueblo. La hora de escribir alguna nueva verdad y sumarla a las veinte verdades conocidas. Podrán mentir diciendo que tienen toneladas de papeles  sucios para perjudicar a nuestros compañeros y compañeras. Nosotros podemos exhibir con orgullo toneladas de realizaciones en beneficio de nuestros compatriotas. El pueblo tiene muy en claro estas cosas. Y no necesita a nadie para manifestar y hacer oír su voz cuando la patria está en peligro.

   (*) De Iniciativa Socialista