por Salvador Baratta*
Hace dos años votamos a Javier Milei,
buscando terminar con la vieja politica. En menos de dos años el presidente
sufrió una paliza en las urnas, pero no como se la dibujan los responsables de
la derrota, diciendo que el peronismo movió el aparato. Recuerde que hace dos
años Grindetti sacaba 29 % y Piparo 27 %. Es decir no fue porque llevaban la
gente a votar, sino porque los votantes ahora tiene la mecha corta y si nota
que les mintieron cambian, y lo mismo harán con la próxima elección: la gente
cambia su voto como de medias. Pero cómo podían ganar señor Presidente, si
armaron todo haciendo lo que decían que había que combatir, como barras
bravas viniendo a hacer reuniones políticas, negocios de familias como acá en
Lanús donde la mamá pone a su hijo de concejal… Es decir lo que queríamos
que no se hiciera más y repudiábamos de los otros, quienes hacían de
la política un negocio familiar lo hicieron ustedes. Acaso la soberbia fue
tan grande que se creyeron que con el Presidente alcanzaba y todos se colgaron
de sus pantalones. Y claro no alcanzó. Tenían para sumar la concejala Mariana Ayesa
y a su hijo Nacho Moroni, y nada. Recuerdo que en unas de las reuniones me
visitó un barra -y tenemos testigos- y me dijo: “Nachito es recontra conocido
te tenés que sumar al equipo”. Por
supuesto que dije que no. No porque me la creo, pero me pareció una falta de
respeto. Recuerdo haber dicho: “¿Cuando el presidente necesite de sus votos qué
le van a sumar?” Y bueno… lamentablemente no me equivoqué.
Señor Presidente: con el mayor de los
respetos acá se armó una lista pensando en un negocio familiar y la gente a usted
lo votó porque quería terminar con esto, todavía está a tiempo. La casta tiene
que sufrir las consecuencias, esa que lo rodea a usted, si no, la gente
terminará diciendo: “Es más de lo mismo”. Dios lo bendiga y le muestre el
camino para nuestra querida patria.
(*) Ex concejal y ex subjefe de Policía