Qué sentimientos encontrados debe guardar Julián Alvarez por estas horas. Por un lado la desazón de sentir que el kirchnerismo –en todas sus variantes, kicillofismo incluido- resultó arrasado en las elecciones de ayer. Pero por otro lado, cómo no sentir que el pueblo de Lanús que el 7/9 respaldó su lista de concejales encabezada por Leandro Decuzzi, con 17 puntos, le volvió a dar el espaldarazo el 26/10 en forma contundente: Fuerza Patria le ganó 45,07% a 36,88% a LLA. Y no hay que olvidar que en este caso, Alvarez dejó fuera de juego a la triple alianza conformada por Mariana Ayesa e hijo, Diego Kravetz y Nestor Grindetti.
Alvarez (foto) recibió en las dos últimas elecciones un doble aval: En la interna del PJ –del que es su presidente local- se impuso ampliamente al kicillofismo, que tuvo como líder en Lanús nada menos que al presidente del Concejo Deliberante y vice del partido en Lanús, Agustín Balladares. Y su gestión como intendente obtuvo una inobjetable respuesta afirmativa del vecino, que nota la presencia municipal en las calles. Ahora el intendente deberá encontrarle la vuelta a la inseguridad, que aunque no es un tema de su absoluta competencia, hace de Lanús un lugar difícil de vivir: La Defensa sabe -por una calificada fuente- que el domingo de las elecciones se produjeron por lo menos diez asaltos de motochorros.
"Los y las lanusenses apostamos a reconstruir la Patria con solidaridad y conciencia de clase. Somos la resistencia ante el cruel ajuste y el criminal endeudamiento de Javier Milei. ¡Gracias Lanús!", declró Alvarez el domingo por la noche.
