miércoles, 21 de julio de 2021

Una voz en el teléfono

por Marcelo Calvente


marcelocalvente@gmail.com

“Néstor, tengo una información que para vos vale oro, porque te puede salvar del descenso. Te lo aviso porque con todo lo que hicieron en estos años, ustedes no se merecen bajar. En Tres Arroyos van a poner tribunas tubulares, que están absolutamente prohibidas, aunque parece que hay gente interesada en hacer la vista gorda.  Vos movete rápido y los sacás de su cancha. Y no me debés nada, sólo prometeme que nunca vas a decir que yo te lo avisé”. Díaz Pérez, azorado, cortó  y miró el reloj. Eran las 10 de la mañana del lunes 20 de mayo de 2002, y no había tiempo que perder: Huracán de Tres Arroyos y Lanús iban a


enfrentarse en tres días. Veinte días antes El Porvenir había eliminado de la lucha por el segundo ascenso a Huracán de Tres Arroyos, que por haber sido el tercero de la tabla general del Torneo Nacional B 2001/02, había ganado el derecho a jugar la promoción. Y aunque sus dirigentes conocían de sobra que la capacidad de su estadio era insuficiente para jugar un partido de Primera -la Promoción siempre fue considerada una competencia de la máxima categoría-  aún antes de conocer cuál sería su rival, habían tomado la decisión de colocar tribunas tubulares en su reducto.

    Luego de cortar, el dirigente Granate trató de chequear la información. Llamó a un amigo residente cerca de Tres Arroyos y le pidió que con el mayor disimulo posible investigue si el club local estaba tratando de montar las tribunas tubulares. La respuesta la tuvo un par de horas después. Luego se comunicó con el senador justicialista Manuel Lozano, dirigente de Lanús, para respaldar la solicitud de cambio de escenario. El Grana estaba pagando el precio de la crisis de fin de siglo, y después de las grandes campañas del equipo de Cúper y el subcampeonato del Clausura 98 con Mario Gómez como DT, a partir de 1999 empezó a acumular campañas muy modestas, siempre debajo de la mitad de tabla. Ni Zanabria, ni el retornado Miguel Ángel Russo, ni el Bambino Veira, ni el Cai Aimar le encontraron la vuelta. En el Clausura 2002, con la soga al cuello y a cuatro fechas del final, llegó el Profe Córdoba. De manera milagrosa, pero justa, el Grana empató en San Martín ante Chacarita, venció a River y a Racing ambos de local, y en la última derrotó a Argentinos en La Paternal. No hubo caso. El resto de los resultados de la fecha de cierre, jugada el 19 de mayo, condenaron a Lanús a jugar la Promoción contra Huracán de Tres Arroyos, recién ascendido del Argentino A, que en gran campaña había logrado el tercer puesto en la tabla general del Nacional B. 48 horas antes de la disputa del partido de ida, y a instancias de la queja presentada por el club Lanús, la iniciativa de Huracán de Tres Arroyos para poder ser local fue abortada por la AFA.

    "Cambiamos 110 metros de alambrado perimetral para poder actuar en nuestra cancha, pero es indudable que hay gente que nos sigue poniendo piedras en el camino", manifestó el presidente de Huracán, Mariano Pérez (Diario La Nación, 22 de Mayo de 2002) omitiendo mencionar que la capacidad del estadio era inferior a la exigida por el Reglamento, tanto como la intención de poner tribunas tubulares. De haber podido jugar en su cancha, el Globo de Tres Arroyos estaba en condiciones de obtener una victoria que podría resultar definitiva. Los dirigentes de Huracán, contra reloj, evaluaron  algunas alternativas. Podían ir a Bahía Blanca, a Mar del Plata o a Junín. Al final, e inexplicablemente, la dirigencia de Huracán aceptó el pedido de su propio entrenador, Eduardo Anzarda, quien eligió hacer las veces de local en el estadio de Platense, club al que le tenía cariño por haberse retirado ahí después de una gran campaña como futbolista en España, y que en 1985/86, en su primer ciclo como entrenador, había logrado salvarlo del descenso y la promoción. Anzarda confió en su conocimiento del terreno por encima de otras alternativas que le permitían sacar a Lanús de Buenos Aires, y el Grana le metió una multitud en Vicente López, donde fue claramente local. De manera milagrosa, y gracias al aviso que recibió Díaz Pérez y al error de apreciación de Anzarda, Lanús había sacado una ventaja clave.

   Hasta 1998, la entidad fundada un 3 de enero -sí, el mismo día que Lanús-  pero de 1923, había competido en la humilde liga de Tres Arroyos. Ese año, dio la sorpresa logrando clasificar al Torneo Argentino B. En su primera temporada en la categoría logró dar otro salto: ascendió al Torneo Argentino A. Dos años después, en junio de 2001, con un inolvidable equipo armado con futbolistas de la ciudad y alrededores, entre ellos los hermanos Dragojevich, Gustavo Guevara, Jorge Izquierdo y Claudio “Novillo” García, entonces dirigidos por Hugo Tenaglia, superaron en la instancia final a Cultural Argentino de General Pico por 2 a 0, con goles del Novillo y Guevara, y lograron el ascenso al Nacional B. Y en su primera participación, estaban a un paso de jugar en Primera.

   Aquella noche en cancha de Platense, Lanús metió los 20.000 simpatizantes que siempre lo habían acompañado en los momentos claves de su historia y que una vez más se hicieron presentes para alentar al equipo en la hora crítica. El Profe Córdoba puso lo mejor que tenía, que no era mucho: Claudio Flores; el Gaby Ramón, Galván, Mauricio Romero y Pagés; Rodrigo Mannara, Carboni, el Tosca Almirón y Coyette; Belloso y Diego Bustos. Enfrente tenía a un equipo sólido y bien armado que  había logrado la oportunidad de dirimir un lugar en Primera con Lanús, al que le otorgaron la ventaja de jugar los dos partidos en Buenos Aires, alentados por un pequeño grupo de hinchas llegados desde el sur de la Provincia, frente a la multitud que acompañó al Granate.

   Huracán de Tres Arroyos alineó a Lo Tártaro; Marcos Dragojevich, Estévez, Nicotra y Quintana; Guevara, Iván Dragojevich, Fabián Sánchez e Izquierdo; Abad y Claudio García. A los 39 de la etapa inicial, cuando el Grana no daba pie con bola y Huracán dominaba, tras un grosero error defensivo del Gaby Ramón, que pifió un rechazo en la puerta del área, le quedó servida al “Novillo” Claudio García y el goleador del Globo abrió el marcador. El partido estaba muy complicado, mucho más después de la expulsión del defensor granate Hernán Pagés a los 5’ del segundo tiempo. Los minutos pasaban y el dominio de Huracán se acentuaba. El panorama no era el mejor, pero el público Granate redobló el aliento y el Profe Córdoba metió un doble cambio a los 10’ del complemento: Sebastián Salomón ingresó en lugar de un errático Gastón Coyette, y el Chupa López reemplazó a Diego Bustos, otro de floja tarea. En seguida, Santiago Hoyos debió reemplazar al lesionado Carlos Galván. Lanús fue en busca de la igualdad a todo o nada. Cuando el tiempo se acababa y la victoria de Huracán se hacía realidad, tras una patriada del Chupa, que desde posición cerrada estrelló su remate en el vertical derecho de Lo Tártaro, Mauricio Romero aprovechó el rebote y puso el empate, que a esa altura fue festejado como un triunfo. Iban 81’ de juego. Los roles se invirtieron cuatro minutos después, en una pelota parada que busca en lo alto el Pampa Romero, rebota en Nicotra y es capitalizada por el Chupa, que con tiro corto marca el gol de la victoria y desata la locura en la tribuna ocupada por la parcialidad Granate. Tres días después, en la tarde del domingo 26 de mayo de 2002, en Arias y Guidi, Hoyos corrige con su rodilla un cabezazo de Belloso tras un corner y pone en ventaja a Lanús a los 10’ del complemento. Cuatro minutos después, tras centro del ex Granate Leonardo Squadrone, Poppy Flores calcula mal y el Novillo García, esta vez con un frentazo, pone la igualdad definitiva. Con este resultado, luego de estar muy cerca de descender, Lanús se queda en primera y nunca más hasta hoy esa condición vuelve a estar en riesgo. Por su parte El Globo, desperdiciada su chance de ascender a la A, debe seguir jugando en el   Nacional B.

   Huracán de Tres Arroyos logró subir a Primera dos años después: fue el 4 de julio de 2004 al vencer en la Promoción a Atlético de Rafaela, a quien derrotó en ambos cotejos. Durante todo el Torneo Apertura 2004, en su primera participación en la elite del fútbol argentino, hizo de local en el José María Minella de Mar del Plata, en tanto realizaba una importante remodelación y ampliación en su estadio, confiando en permanecer en Primera durante varios años. El flamante escenario, con un aforo de 10.000 espectadores, fue inaugurado el 27 de febrero de 2005 cuando el local recibió a Newell’s  por la tercera fecha del Clausura de ese año. Su nueva cancha totalmente de cemento, donde durante ese torneo recibió entre otros a San Lorenzo, Boca, Independiente y Racing, fue bautizada Roberto Lorenzo Bottino, en homenaje a un histórico dirigente de la entidad, quien estuvo presente en aquella jornada inaugural, un acontecimiento único e inolvidable para la ciudad de Tres Arroyos.

    Sin embargo, lo que parecía un pomposo desembarco en el fútbol grande, a partir de ese breve y poco fructífero paso por la Primera -apenas dos victorias en 38 partidos disputados entre Apertura 2004 y Clausura 2005- la entidad comenzó un fulminante retroceso, con cuatro descensos en siete años. En julio de 2005 bajó al Nacional B, en 2007 al Argentino A, en 2012 al Argentino B, y en la noche del 5 de agosto de 2013 una Asamblea de socios decidió que luego de 15 temporadas consecutivas en torneos de AFA, Huracán de Tres Arroyos abandone el Argentino B y regrese a la Liga de su ciudad. Mientras tanto, pese a que don Roberto Bottino falleció en septiembre de 2005, el nuevo estadio que lleva su nombre sigue en pie, esperando el retorno al fútbol grande de la entidad a la que le dedicó su vida.