domingo, 23 de agosto de 2015

Respuesta a las calumnias e injurias de Mirtha Legrand

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

En otro ataque de histeria antikirchnerista la anciana comunicadora cuyo alias es Mirtha Legrand, acaba de compararnos con  Adolfo Hitler y el régimen nazi. Hay límites para tolerar las calumnias, las injurias, las infamias y las actitudes antidemocráticas de este tipo de seres que - si bien son personajes menores comparados con los millones de argentinos que  hoy disfrutamos de las realidades de nuestro país en pleno crecimiento y proceso de recuperación de nuestra dignidad- causan demasiado daño a la paz y la convivencia de los argentinos.
Tener noventa años le puede permitir a esta señora decir ciertas barbaridades y que uno las deje pasar por respeto a su ancianidad. Pero hay límites. Ella es consciente del poder que le otorga ser sirvienta de un monopolio de las comunicaciones y no vacila en lanzar los peores insultos contra la presidenta de la Nación y quienes la respaldamos. Habrá de entender, alguna vez,  que la libertad de expresión –que defendemos a rajatabla- no habilita para faltar
el respeto una y mil veces a quienes mediante el voto popular hemos elegido y seguiremos eligiendo un proyecto nacional, un modelo de inclusión social  y a las personas capaces de sostenerlos y profundizarlos.
Luego de varios insultos anteriores la señora, alias Mirtha Legrand, recientemente trató a Cristina Fernández como dictadora cuando, en realidad, se trata de una presidenta elegida por el 54 por ciento de los votos  en elecciones transparentes, efectuadas dentro de la plena vigencia de los derechos constitucionales en un marco de absoluto respeto por las libertades públicas. Ahora, esta misma señora,  volvió a vomitar odio comparándonos  con el más grande genocida de la humanidad y su abominable régimen. Esto ha superado nuestra capacidad de tolerancia y por lo tanto nos dirigimos a todas las compañeras, compañeros, organizaciones políticas, sindicales, de la cultura, de las diferentes colectividades, particularmente al sector de la colectividad judía que sabemos se siente identificado con el kirchnerismo y  muy especialmente al Partido Justicialista y al Frente para la Victoria, a fin de solicitarles repudiar enérgicamente y en forma pública los dichos agraviantes de quien, amparada por poderosos intereses y refugiada en su edad avanzada, desparrama ofensas a los cuatro vientos.
Si tiene vitalidad y lucidez suficientes para agraviar, también debe tenerlas para caminar por los tribunales. Por ello es bueno que abogados del campo popular - de quienes esperamos  respuestas adecuadas a la infamia, y coraje para combatir la impunidad de los que se creen intocables- actúen con la mayor firmeza contra esta señora, alias Mirtha Legrand, que ha ofendido profundamente  a millones de argentinos
Proponemos también un levantamiento masivo de firmas, gestionar publicaciones en todos los medios a nuestro alcance  y una protesta generalizada que derive en un juicio promovido colectivamente contra quien haciendo uso y abuso de un medio de comunicación comparó al movimiento nacional, popular, democrático y humanista que es el kirchnerismo,  con el más atroz de los regímenes como fue el nazismo. Cada uno de nosotras y de nosotros, como parte de este Movimiento,  debemos sentir el agravio en carne propia y no callar. Porque el que calla otorga. Y el silencio, frente a acusaciones gravísimas, implica cobardía, complicidad y asentimiento.
Por nuestra parte, como organización política que apoya incondicionalmente  al Frente para la Victoria, al gobierno nacional y al proyecto que conduce Cristina Fernández de Kirchner elevamos nuestra más categórica protesta y enfrentamos categóricamente – como lo hemos hecho siempre-  a estas lenguas envenenadas que ayer fueron cómplices y voceras de feroces dictaduras y hoy se dan el lujo de ultrajar la dignidad de quienes anhelamos vivir en paz en una república justa, libre y soberana.
No olvidamos que fueron similares voces y actitudes cargadas del mismo odio que hoy expresan quienes nos atacan, las que precedieron a las grandes tragedias Argentinas. Idénticas palabras y gestos como hoy transmiten, entre otros, periodistas como Jorge Lanata y comunicadores como la señora alias Mirtha Legrand, escuchamos y observamos como prólogo a los bombardeos a la Plaza de Mayo en 1955; antes del derrocamiento del presidente Arturo Illia en 1966 y previamente al golpe de estado del 24 de marzo de 1976.
Esperamos de las y de los demócratas argentinos que haya una reacción civilizada pero contundente frente a los execrables voceros de la insidia cuya intolerancia atenta seriamente contra la convivencia pacífica que anhelamos millones de argentinos.
  (*) De Iniciativa Socialista