lunes, 7 de marzo de 2016

Peronismo a la carta. Con guarniciones varias

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com             

Tratan de abatir a los sectores populares identificados con el Frente para la Victoria, cuyo eje es el peronismo, sembrando desánimo. Procuran amedrentarlos dejando a miles de compañeros sin trabajo. Creen que los van a hacer recular, abandonar las calles y plazas a fuerza de amenazas y decretos represivos. Se esfuerzan en buscar la manera de dividir a lo que denominamos el campo popular. Quieren subir las apuestas y caen en provocaciones irritantes simulando ser fuertes cuándo en realidad caminan temerosos al borde de un precipicio. Están sembrando vientos y lo más probable es que recojan tempestades. Los más inconscientes tienen una soberbia fenomenal que no les permite darse cuenta de que pueden estrellarse contra un muro y quedar hechos añicos. Se enojan porque el Papa le dio poca bola a Mauricio. Repiten el libreto de épocas nefastas. Quieren hacer creer que caminamos por un camino correcto y que los argentinos estaremos muy pronto en la antesala del Paraíso.
Se equivocan fiero. La realidad argentina no da para repetir los días de pizza y champán
durante los cuales “vivos” y delincuentes de toda laya hacían su agosto en una republiqueta arrodillada y dominada. Los últimos doce años han permitido el desarrollo de una conciencia colectiva con capacidad para plantarse frente a cualquier intento de despotismo. Si bien es cierto que la derrota del Frente para la Victoria tuvo el efecto de una “piña en la pera”, ahora, los que la recibieron, están reaccionando y todos los días aparecen en el seno de la sociedad signos de una  lenta pero progresiva recuperación de las fuerzas populares. La traición de Sanz, Morales y compañía vendiéndose al conservadurismo despertó una reacción positiva en el radicalismo heredero de las ideas de Yrigoyen y de Alem. Creció Concertación F.O.R.J.A y nació el Movimiento Nacional Alfonsinista (M.N.A) conducido por Leopoldo Moreau y otros radicales que no entregan sus banderas. Hoy ambas expresiones del radicalismo se han unido, su crecimiento en poco tiempo ha sido notable y no es aventurado afirmar que para el año próximo constituirán una importante parcialidad política en la escena nacional. Por su parte el peronismo, fiel a su costumbre y con el condimento kirchnerista, mantendrá abiertas las expectativas hasta poco antes del mes de mayo en que deberá definir sus conducciones. En estos días de principio de marzo es muy difícil predecir qué ocurrirá dentro de dos meses. Respecto a su tradición es muy probable que dejando en el camino alguna materia saturada, finalmente saldrá fortalecido y en condiciones de afrontar los difíciles momentos que se avecinan. Habrá que ver si hay lucha interna en las elecciones previstas para el 8 de mayo. Antes, o después, tendrá que definir el tema del liderazgo. O de los liderazgos. ¿Se calzará tempranamente los guantes Cristina? Daniel Scioli, quien remando en el barro fue apoyado por casi el 50 por ciento de los votantes ¿hará valer semejante respaldo electoral? ¿Es posible un acuerdo entre ambos para compartir responsabilidades en la futura conducción del Peronismo? ¿Qué decidirán las diferentes fracciones del movimiento obrero que se dicen peronistas? Si la luz del sentido común ilumina las almas de la dirigencia con capacidad de decidir ¿volverá el peronismo a organizarse con sus ramas política, sindical, femenina y de la juventud? Los entusiastas que proponen una lista de unidad con José Luis Gioja a la cabeza para conducir el Partido Justicialista ¿pueden garantizar que el peronismo quede mayoritariamente satisfecho?. Hay voces que reclaman una actitud de confrontación con el macrismo que esa probable lista de unidad –dicen- no estaría dispuesta a asumir. Por lo tanto, influyentes dirigentes como el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, proponen abiertamente la lucha interna y que sean los afiliados quienes decidan mediante el voto. ¿Hay ambiente propicio en el peronismo para realizar elecciones internas no traumáticas? ¿O insistir en llevarlas a cabo puede provocar la división de aguas que desea el macrismo? Independientemente de lo que ocurra a nivel nacional ¿Sería conveniente o no que en distritos como Lanús y Quilmes, donde la derrota dolió mucho, haya elecciones en el Justicialismo? ¿Se dispone de tiempo suficiente para la organización de las mismas?  
Tal vez el tironeo a dos puntas produzca resultados negativos y –ojalá no ocurra- haya desprendimientos por derecha y por izquierda. Uno ve como aliados del Frente para la Victoria que se dicen progresistas recorren el país procurando regar su propia quintita. Otros, cuya alergia al kirchnerismo no ocultan, ven en el “massismo” o en el “macrismo” geografías con temperatura óptima para su futuro asentamiento político. Por su parte, sectores de la juventud que confundieron la asistencia perfecta al Patio de las Palmeras con militancia efectiva en defensa del proyecto nacional y popular permanecen, por el momento, demasiado callados e inactivos. ¿No sería ya tiempo de asumir un protagonismo callejero similar a los días posteriores al fallecimiento de Néstor Kirchner? ¿No sería bueno un encuentro nacional de juventudes reclamando el lugar que supo ocupar en otros tiempos en el Movimiento Peronista? La unidad, solidaridad, organización y movilización popular son imprescindibles como respuesta a la restauración conservadora. Y los jóvenes siempre son la más firme esperanza.
(*) De Iniciativa Socialista