domingo, 18 de marzo de 2018

Colón dudó, y Lanús no perdonó

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Las cosas no habían empezado bien para Lanús en Santa Fe: antes de los cinco minutos de juego, Nehuén Paz sintió el tirón en el aductor y debió dejar el campo. En su lugar, conformando una dupla que no trajo más que disgustos, ingresó Marcelo Herrera, pasando Rolando García Guerreño a ocupar la izquierda de la dupla central. A los 18, el propio Herrera le cometió un claro penal a Bernardi, que Alan Ruiz transformó en gol. Un minuto después, Carrasco tomó de atrás a Ruiz también dentro del área. Iban 20’, Lanús perdía uno a cero, ya había gastado un cambio, tenía  dos amonestados y el adversario volvía a disponer de otro tiro desde los doce pasos. Parecía tan fácil todo para Colón que ésta vez, seguramente pensando en la cosecha personal de Correa, se cambió de ejecutante. Manotazo de Andrada, palo, y la pelota que recorre la línea del arco sin ingresar. El Grana recuperó el aire y la esperanza, el local sintió el impacto de la chance perdida. Y aunque el dominio siguió siendo de Colón, Lanús se entonó y logró dar pelea en el medio, donde Matías Fritzler exageraba el rencor que le guarda a la institución que lo formó repartiendo pierna fuerte y mal intencionada  contra sus ex compañeros, hasta que a un minuto del final de la etapa recibió su segunda tarjeta amarilla y dejó a su equipo con diez. Lo que había comenzado con pronóstico de goleada sabalera se tornó victoria parcial complicada y con pronóstico reservado. 
   Desde el arranque del complemento, con el ingreso de Gastón Lodico y haciendo valer el hombre de más, Lanús salió a buscar el empate, y sin sobrarle nada, empezó a merecerlo. Contó con la colaboración del arquero Domínguez, que intentó bajar con una mano un centro llovido y sin destino de Carrasco, y se la sirvió a Lautaro que marcó el empate. Iban
15 minutos, y para un Lanús que no ganaba de visitante desde la 5° fecha, las dudas de su rival lo convencieron de que bien podía aspirar a más. Sin demasiado juego pero con voluntad y dientes apretados, pronto consiguió pasar a ganarlo: fue a los 22´ con un toque preciso de Bruno Vides, luego de una buena habilitación de Di Renzo. Colón estaba perdido, pero tenía la obligación de ir por el empate. Y García Guerreño se hizo expulsar por insultar cara a cara al juez de línea que no sancionó una clara falta de Bernardi en su perjuicio, luego de una mala salida de Andrada. Faltaban más de 30 por jugar, ahora eran diez contra diez, y el público local recuperó la esperanza y volvió a aportar su aliento.
    El Grana se puso definitivamente el overol. Maciel ingresó por Vides para cubrir el espacio dejado por la insensatez de García Guerreño, Marcone se hizo eje del equipo, Herrera se afirmó, Lodico siguió aportando su velocidad y talento, y Andrada respondió como suele hacerlo. Eduardo Domínguez intentó empatarlo con los ingresos de Guanca, Estigarribia y Diego Vera, pero no le alcanzó. Su chance la había tenido en el arranque, y la desidia de sus futbolistas le había abierto la puerta que Lanús necesitaba para volver a la victoria. Ojalá que sea el principio del fin de los desencuentros, y que alcance para que los granates de corazón vuelvan a creer en este equipo de transición que aspira a terminar de conformarse después del Mundial, de cara al segundo semestre.  Tal vez entonces comprendan mejor algunas decisiones que se tomaron con la lapicera en la oreja y afinando los números, como la circunstancia y el sentido común lo exigían para no comprometer la marcha institucional.