martes, 27 de marzo de 2018

Aceite de oliva: un remedio natural

por Alejandro Chitrángulo

El aceite de oliva virgen extra es la más noble de las grasas vegetales por su calidad y sus cualidades beneficiosas para la salud. Este zumo oleoso de la aceituna es la joya de la dieta mediterránea, considerada por los expertos una de las dietas más sanas del mundo.
El aceite de oliva virgen extra es el rey de los aceites de oliva. Sus cualidades organolépticas (olor, color y sabor) y su capacidad antioxidante lo convierten en el mejor de los aceites tanto 
para uso gastronómico como para la salud. Para fabricar este  aceite se eligen las olivas de la mejor calidad recién recogidas del árbol, a las que se las somete a procedimientos mecánicos de presión o por medios físicos.
Los polifenoles
El aceite de oliva es un alimento con alto contenido en sustancias antioxidantes y vitaminas, especialmente la vitamina E (tocoferol). 
También es rico en otros compuestos naturales como los carotenos y polifenoles, cuya concentración varía en función de la madurez de la aceituna y la tecnología de obtención.  El
aceite de oliva es rico en ácido oleico (C18:1). Se trata de un tipo de grasa monoinsaturada (AGMI) cardiosaludable, ya que aumenta el colesterol HDL (bueno), sin incrementar el colesterol total en sangre. Sus cualidades terapéuticas no acaban aquí. Algunos estudios han sugerido que dietas ricas en aceite de oliva podrían proteger de algunos tipos de cáncer, como el de mama. 
Además podrían ayudar a controlar la obesidad y la diabetes tipo 2.
Poder antibiótico
  Científicos de la Universidad de Jaén, en España han descubierto que tanto el aceite de oliva virgen extra como el ecológico son más eficaces para prevenir las infecciones bacterianas que el aceite de pescado, una grasa presente en alimentos como el pescado azul y a la que se le atribuyen cualidades cardiosaludables.
   De hecho, la investigación también ha determinado que esta “protección” se produce incluso cuando el organismo se encuentra bajo de defensas.
  Diversos estudios ya han demostrado que el consumo regular del aceite de oliva es positivo para el sistema óseo, porque estimula el crecimiento y la absorción de calcio; para el sistema endocrino, porque mejora las funciones metabólicas; o para el aparato circulatorio, porque ayuda a prevenir la acumulación de tejido graso en los vasos sanguíneos que puede desembocar en ataques cardíacos o problemas cerebrales.
  Ahora, gracias a esta investigación se ha demostrado que el zumo de oliva facilita la defensa del organismo frente a infecciones bacterianas como las causadas por las bacterias ‘E.coli’ o la ‘salmonella’, con más efectividad que el aceite de pescado.
  El aceite de pescado, por su alto contenido en ácidos grasos omega-3, tiene muy buena actividad antiinflamatoria y sirve, por ejemplo, para prevenir la arterioesclerosis, pero esa actividad antiinflamatoria reduce las defensas del organismo y eso lo deja desprotegido frente a posibles infecciones, algo que sin embargo no ocurre con el aceite de oliva que, aún siendo bueno para las enfermedades cardiovasculares, no reduce la respuesta inmune del organismo.
Para llegar a esta conclusiónlos investigadores administraron, a diferentes grupos de ratones, dietas ricas en aceite de oliva virgen, de pescado, de girasol y de maíz. Despues de 4 semanas se les administro un tratamiento inmunosupresor para bajar sus defensas y finalmente se les inoculó una bacteria patógena, l listeria monocytogenes. A 
continuación compararon el tiempo de supervivencia de los animales, observando que la tasa de supervivencia de los ratones a los que se había alimentado con una dieta rica en aceite de oliva virgen era muy superior a los alimentados con los otros aceites.

Ojo: no abusar 
No debemos olvidar que al ser una grasa, el aceite de oliva es un alimento que debe ingerirse con moderación, ya que aporta muchas calorías. Mientras que un gramo de grasa contiene 9 calorías, un gramo de hidratos de carbono o proteínas tiene calorías. Por lo que si se quiere disfrutar de sus beneficios, será mejor que no se sobrepase los 30 gramos al día, es decir, no más de 3 cucharadas de aceite de oliva diarias.