martes, 1 de noviembre de 2016

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

En los últimos días se dieron a conocer indicadores públicos y privados que describen la evolución de la actividad económica, los cuales coinciden en señalar un posible punto de inflexión en el tercer trimestre. Si bien los datos siguen mostrando una contracción en relación a un año atrás, también dejan entrever que el nivel de actividad estaría alcanzando un piso, próximo a retomar una senda de crecimiento que se haría más evidente entrado 2017.
En este sentido, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) elaborado por el
INDEC, que adelanta el comportamiento del Producto Bruto, experimentó en agosto su primer incremento mensual desde marzo, con una variación positiva de 0,2% que podría ser un adelanto de un cambio de tendencia. Con esto, aún manteniéndose constante en septiembre, el EMAE cerraría el tercer trimestre con una variación negativa de 1% medido sin estacionalidad, fuertemente influida por el arrastre negativo que dejó el trimestre previo, presentando la mitad de la caída registrada en dicho período (-2,1%). Asimismo, aunque aún presentaría una contracción en términos interanuales del 2,6%, esta sería sensiblemente inferior a la observada en junio (-4,6%) y julio (-6%).
Con información al mes de septiembre, el Índice General de Actividad de Orlando J. Ferreres (IGA-OJF) muestra una dinámica similar. Una contracción en términos interanuales de 3,7% en el noveno mes del año, menor al pico verificado en julio (-5,9%), junto con una estabilización en el margen, observándose una variación mensual en la serie desestacionalizada de -0,1% en septiembre, que lleva la variación trimestral a -0,4%, en comparación con una caída de 2,6% en el segundo trimestre.
Por otra parte, aportando una mirada prospectiva sobre lo que podría ser la evolución de la actividad económica en los próximos meses, y en particular del consumo, el Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que elabora la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) también comienza a mostrar un cambio de tendencia. Si bien este indicador siguió registrando en octubre una variación negativa en términos interanuales, en la comparación mensual experimentó un crecimiento de 6,3%, alcanzando el mayor valor de los últimos siete meses.
El mismo comportamiento se observa en los subíndices del ICC que miden la situación macroeconómica (+1%), la situación personal (+4,3%) y la predisposición a la compra de bienes durables e inmuebles (+25%), siendo este último sub-ítem un indicador que tiende a adelantar cambios en el ciclo económico. Esta mejora en los indicadores de confianza del consumidor señala un giro en la percepción de los consumidores sobre la situación económica, tanto particular como general, elemento que podría incidir positivamente en la evolución del consumo privado en los próximos meses.
En relación con esto último, y como otro indicador que hace a las condiciones que influirán en el desenvolvimiento de la economía, el Índice de Confianza en el Gobierno (ICG, elaborado también por la UTDT) volvió a ubicarse en los máximos de los últimos años en septiembre, experimentando una leve mejora en el margen. Este indicador registró una suba de 0,3% con relación a agosto, manteniendo fuertes alzas en términos interanuales (42%) y en comparación con la última medición del gobierno de Cristina Kirchner (41%).
Al mismo tiempo, y como viene ocurriendo por primera vez desde que asumiera la nueva administración, el grado de confianza en el gobierno resulta mayor a la percepción de la situación personal capturada por el ICC, lo cual indica que a pesar de la actual coyuntura económica, hay expectativas de que el accionar de las autoridades terminará incidiendo positivamente en la evolución de la economía. De hecho, dos de los subíndices que muestran una mejora más pronunciada respecto a diciembre de 2015 son el de capacidad para resolver los problemas del país (+58%) y el de eficiencia en la administración del gasto público (+53%).
De cara a los próximos meses, varios factores deberían contribuir a hacer más palpable la recuperación de la economía. La evolución del sector de la construcción se vería estimulada por la obra pública y mayores créditos al sector privado, en un contexto en el que ha comenzado a observarse un mayor ingreso de fondos por el blanqueo. La cosecha fina, por su parte, tendría un impacto positivo en las economías del interior del país, mientras que la actividad comercial también podría reaccionar en los grandes centros urbanos, ante la recuperación en el poder de compra derivada de la desaceleración de la inflación y las alzas de salarios y jubilaciones, fruto de los ajustes escalonados dispuestos en las paritarias y los pagos previstos a la clase pasiva, a lo que se sumaría el reciente acuerdo por un bono de fin de año a los trabajadores de distintas ramas del sector privado registrado.