viernes, 7 de noviembre de 2014

La batería del futuro

por Alejandro Chitrángulo

Formamos parte de la generación recarga, ¿Por qué? Porque llevamos en nuestros bolsillos mini ordenadores súper delgados y livianos que consume mucha energía. En la era de la conectividad mantenemos activas muchas aplicaciones que consumen valiosos watts de energía. Ante el miedo de quedar desconectado y con la poca durabilidad de las baterías, cualquier oportunidad es buena para recargar el móvil, la tablet, la notebook y cientos artefactos inalámbricos.
Si sumas todas las baterías que deben recargarse diariamente en el mundo, el consumo resultante es gigantesco, millones de kilovatios que son una carga para el planeta ya que la mayoría de las fuentes generadoras de esa energía provienen de la quema de petróleo y sus derivados.
Más rápidas y durables
Cientos de investigadores alrededor del mundo quieren hacer más eficientes las baterías actuales y al parecer científicos de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur lo han logrado, anunciando que han inventado una batería de iones de litio que se recarga hasta el 70 por ciento en dos minutos y dura hasta 20 años, más de diez veces que las actuales.
 “Este descubrimiento tiene un gran impacto en todas las industrias, especialmente para los coches eléctricos, donde los consumidores tienen que soportar las continuas recargas y la
escasa vida útil de las baterías”, indicó la universidad en un comunicado.
La utopía de las baterías
El profesor Chen Xiaodong, director del equipo de investigación, afirmó que las nuevas baterías permitirán a los conductores de coches eléctricos recargar en cinco minutos, los mismos que utiliza más o menos los vehículos de gasolina.
“Igualmente importante, podemos disminuir de manera drástica los desechos tóxicos que generan las baterías, ya que nuestras baterías duran diez veces más que la generación actual”, agregó el profesor Chen.
Los investigadores de la universidad singapuresa utilizaron un nuevo material gel de dióxido de titanio en lugar del tradicional grafito utilizado en el polo negativo (ánodo) de las baterías de iones de litio.
El equipo convirtió el dióxido de titanio en nanotubos, que son miles de veces más finos que el cabello humano, lo que permite una recarga mucho más rápida.
Chen indicó que ahora buscarán los fondos necesarios para crear un prototipo a gran escala, y comprobar la viabilidad del diseño. El interés de la industria ya está allí, y una compañía cuyo nombre no ha trascendido se encuentra en proceso de adquirir las licencias correspondientes para su producción. En el mejor de los casos, sólo habría que esperar dos años para ver a estas baterías en el mercado. Por ahora, las proyecciones son excelentes. Una batería con ánodo de dióxido de titanio es más barata, y posee una densidad energética mayor. Hasta el propio Rachid Yazami, inventor del ánodo de grafito para las baterías de litio, ha dicho que es ”el siguiente gran salto” para la tecnología de baterías. 
Baterias betavoltaicas
El otro gran salto tecnológico de las baterías son las betavoltáicas. Estas baterías están construidas con semiconductores y utilizan radio isótopos para conseguir energía eléctrica. 
La empresa canadiense City Labs anunció el lanzamiento de la primera batería betavoltaica (o sea, que usa radioactividad como energía) llamada NanoTritium, la que se puede comprar abiertamente sin conocimientos especializados en radiación y que podría entregar nano Watts de energía por más de 20 años a pequeños componentes electrónicos.
Las baterías betavoltaicas como la NanoTritium no usan procesos químicos ni producen desechos radioactivos o químicos. En el caso de la batería de City Labs, ésta se alimenta en base a tritio (un isótopo radioactivo del hidrógeno), el que se crea de forma natural en la atmósfera y se produce comercialmente en reactores nucleares para ser usados en productos como relojes o pinturas luminosas
Para confirmar su seguridad, se realizaron test independientes con la empresa Lockheed Martin que demostraron que la batería puede soportar temperaturas entre los -50° C a los 150° C, así como soportar vibraciones y presiones extremas.
La idea es implementar esta batería en lugares difíciles de alcanzar como estaciones de monitoreo meteorológico, como también en sensores inteligentes, implantes médicos, satélites, etcétera. La batería tiene un precio de alrededor de US$ 1.000, sin descartar que en un futuro eventualmente bajen su valor y se incremente la potencia de su energía.
Esta es la mejor prueba de la tecnología y el ingenio humano puestos al servicio de buscar soluciones para terminar con millones de pilas y baterías descartadas diariamente como basura contaminante.