miércoles, 24 de marzo de 2021

Banfield-Lanús: Sorpresa y media


por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

   Después de más de un año sin verse las caras, Banfield y Lanús volvieron a animar un clásico. Lo ganó el Taladro, un resultado que no fue sorpresa, ya que el local viene jugando bien, en tanto Lanús está atravesando algunos graves problemas en la conformación del primer equipo, cuestiones que el entrenador debe solucionar con urgencia. El juego fue parejo hasta los 15’, luego Lanús pasó a ser dominador a partir de los buenos trabajos de Belmonte y Lautaro Acosta en la lucha, con Bernabei y Esquivel en la generación, la visita sacó una leve


ventaja que no pudo plasmar en la red rival por falta de presencia en ataque. El primer tiempo se moría con la paridad parcial, hasta que Orsini -que desde que Boca mostró interés por él dejó de ser lo que era para mostrarse molesto e impreciso- levantó de más su pierna derecha y recibió la segunda amarilla que significó su expulsión, ya que a poco del inicio había sido amonestado por tomar innecesariamente a un rival desde atrás.

   Desde el reinicio, Banfield fue muy superior. Debido a la falta de un jugador, Lanús no podía

contener a su rival. Estaba claro que se imponía sacar a Sand, que como viene ocurriendo desde hace tiempo -algo acorde con los 41 años que cumplirá en junio- no puede correr ni dominar la pelota sin perder la vertical, e intentar reforzar el equipo con un relevo que pueda aportar juego y dinamismo. Pese a tener en el banco a De la Vega, José López y Orozco, Zubeldía no lo entendió así  y a los 5’ Luciano Pons puso el 1 a 0 en favor del local. Ocho minutos después el mismo jugador estiró la diferencia. Los cambios llegaron tarde: a los 71' De la Vega suplantó a Esquivel y Facundo Pérez ingresó por Quignon; a los 82' Julián Aude reemplazó a Bernabei, quedando bien en claro que por algún motivo que nadie ha explicado, Zubeldía no reemplaza a Sand ni siquiera para hacer tiempo. La revelación, que muchos habíamos advertido bastante antes, tampoco fue la mayor sorpresa de la tarde.

    Durante la semana previa al clásico, José Sand asistió al programa de Alejandro Fantino, uno de los de mayor rating en su banda horaria de las 23:00. Durante la entrevista nada se habló de fútbol, y la única referencia del jugador respecto de su presente en el club Lanús fue pedir que el presidente le renueve el contrato. Su táctica extorsiva no fue sorpresa, está dirigida al corazón del hincha, al que lo tiene como ídolo, y no es la primera vez que lo utiliza en beneficio propio y en contra de los intereses del club. En diciembre de 2017, cuando el delantero fue contratado por el Deportivo Cali por una suma de dinero que Lanús no podía pagar, Sand se fue a Colombia desconociendo un contrato con seis meses de vigencia, e inducido por sus declaraciones en contra de la conducción del club, el público granate reaccionó insultando por su partida al presidente Nicolás Russo. Su táctica, una vez más, es tratar de conseguir apoyo entre los simpatizantes para lograr una renovación contractual absurda, algo que de ninguna manera puede ocurrir sin desatar un escándalo de proporciones entre los socios. Sus ambiciones, más que sorprender, indignan.

   En los minutos finales del partido, como fondo de la transmisión de la TV, se pudo escuchar a un grupo indeterminado de hinchas de Banfield entonar cánticos burlones y fuera de lugar ante la presencia del grupo de dirigentes y periodistas partidarios que acompañaron al Grana hasta Peña y Arenales, algo bastante cuestionable, porque en la cancha sólo podían estar los dirigentes de ambos clubes y el periodismo. Los del local no estuvieron a la altura de la responsabilidad que tienen como tales, sobre todo si tenemos en cuenta que mucho antes de la pandemia que vació las canchas de espectadores durante el año que se acaba de cumplir, el público visitante no puede asistir al fútbol, privando con su ausencia al espectáculo de su tradicional marco, con las dos parcialidades presentes y bien determinadas. En verdad, los dirigentes locales han equivocado el camino, pero para el mundo del fútbol argentino, lo de Banfield no fue algo sorpresivo.

   La enorme diferencia en lo que respecta a logros nacionales e internacionales entre una y otra institución es una piedra en el zapato para la conducción del club de Lomas de Zamora. Durante años, una bandera ubicada en el corazón de la parcialidad del Taladro lo explicaba mejor que mil palabras: “Lanús, lo único que te envidio son los dirigentes”, el trapo expresaba el pensamiento de la mayoría de sus socios e hinchas, nublando el proceder de la conducción del propio club que ha llegado al colmo de bordarse en la camiseta una estrella que recuerda un título logrado en un escritorio en la era amateur a instancias de su presidente de entonces, Florencio Sola, hombre record en lo que respecta a implicancias en sobornos y deslealtades deportivas.  

     La verdadera sorpresa llegó poco después del final, cuando Lanús anunció que va a reclamar los puntos por la indebida inclusión del futbolista Gregorio Tanco, quien ingresó a los 81’ por Emanuel Coronel. Tanco había sido expulsado una semana antes frente a San Lorenzo durante el partido de tercera división correspondiente a la fecha 5ª, y por consiguiente el Tribunal de Disciplina lo suspendió por una fecha, inhabilitándolo para jugar contra Lanús. Con este reclamo, que seguramente va a ser correspondido con la quita de puntos y la entrega de los mismos en favor de la entidad reclamante. De esta manera, Banfield quedaría con 8 puntos, en el 6º lugar de la tabla de posiciones de la Zona 1 y momentáneamente afuera de la clasificación a la fase final, en tanto Lanús sumará 13 unidades, ubicándose en el segundo lugar de la otra zona. Parece increíble, pero los dirigentes de Banfield han cometido otro error difícil de explicar, y si no median influencias externas oscuras y muy poderosas, el castigo para el Taladro es un hecho inevitable.  Uno más, en una historia repleta de equivocaciones y desatinos, que no puede sorprender a nadie.