sábado, 11 de septiembre de 2021

El noticuento contado a los chicos

Habían pasado unos meses de aquel lindo encuentro en una antigua casa de la localidad de Lanús, donde los primos pasaron una tarde agradable, jugando, riendo, haciendo lío. Y en ese momento la Abu Neno le había pedido a la nieta Nell que les contara un cuento a los más chicos. Como el tema los atrapó, porque se sentían participes de la historia, hasta discutían para dar su opinión, entonces Nell les propuso otras preguntas para que las piensen, y en otro encuentro le respondieran. 

  La tecnología había quedado en un segundo plano, era la vivencia de lo que percibían lo que les interesaba.

Ya era verano y en esa casa se habían encontrado nuevamente los primos. Los más chicos cuando vieron que Nell no estaba, se preocuparon porque no sabían quién les iba a continuar el relato del cuento; pero estaba Abby que tomaría su lugar. Esa tarde de verano después de haber estado largo rato jugando en la pileta de lona armada en el patio de la casa, junto a sus primos y Mamá Nano, mientras su mamá fue a la cocina a preparar la merienda, Abby aprovechó a reunirse con los más chicos en un lugar más reparado del intenso calor, y observando la atención en la cara de ellos, comenzó con el siguiente relato: 

   “Además de los colores opuestos uno del otro, negro y blanco que muestran cuando no hay

luz y está oscuro o cuando la hay y está iluminado, existen otros dos colores, el rojo y el azul opuestos uno del otro que indican cuando hay calor o cuando hace frío. Cuando hace calor es verano, cuando hace frío, es invierno”.

 Para que los chicos entendieran mejor, Abby les preguntó:

 -¿Qué ropa se usa en verano?  

–¡Un pantaloncito de verano!- respondió Vicky.  -¡La remera de Apigs!- salta Apo. -Sandalias para ir a la pileta! -gritó la nena.  -¡Yo uso short!- exclamó el varón. -¡A la tarde, mamá me pone pollera!- contestó otra nena.

-Bien -dice Abby– ¿Y qué se come? Y al unísono gritan todos: -¡Helados! -Y prosiguen: ¡Helados!, ¡Helados!  Abby los calma: -Ahora que termino le digo a ma… No terminó la frase cuando Apo salió corriendo, con tan mala suerte que resbala. Fracción de segundo de silencio. Pero se reincorporó enseguida; -¡Mamá, mamá! ¡Quiero un helado! La respuesta proviene de la cocina: - ¡Ya vaaa….! 

Abreviando un poco el relato porque en cualquier momento se arma el despiporre, intuye Abby: -Bueno, chicos piensen que pasa en el invierno y en otro momento me dicen. Y agrega: - Aparte de la ropa y la comida, ¿qué otras actividades se hace en el verano y qué otras se hace en el invierno?   

Apenas quedan unos segundos de calma. A Abby misma se le presenta ese estado de languidez, después de la pileta y del noticuento y cierra el relato: 

- Hasta ahora se han visto los primeros cinco sentidos; la visión y sus  primeros cuatro colores: negro, blanco, rojo y azul; la audición, el gusto, el tacto y el ooollllfff... No pudo terminar la enumeración. Ya los chicos habían entrado a la cocina, sentados a la mesa, comiendo algunas galletitas esperando: ¡los helados!

Esta vez, el Abu Leo fue el más rápido de todos. Su taza de mate cocido había sido consumida casi íntegramente y algunas galletitas saladas también, haciendo caso omiso a la recomendación del doctor.

     Leonardo Saphir-   saphirleonardo@gmail.com