sábado, 11 de diciembre de 2021

El noticuento de la evolución de los seres humanos

Parte 2

Una semana había pasado del último encuentro donde Abby habló acerca de la evolución de los seres humanos desde el hombre primitivo hasta el hombre moderno. Y una de las fotos mostraba cómo lo imaginaba entonces una película muy famosa, donde se veía a un bebé del Siglo XXI.  Esta vez la casa de Abby fue el lugar elegido y como raras veces ocurre el Abu Leo fue quien inició el diálogo, esta vez preguntando a su nieta de 10 años si coincidía con la visión de aquella época. La respuesta fue un rotundo: -¡No! ¡Los bebés siempre fueron iguales! Y el “viejo” como lo llama su nieto Apolo, hermano de Abby, en su intimidad, admitió que ella tenía razón. Las costumbres habían cambiado, pero el hombre desde su creación, divina o producto de la evolución, es el mismo. 

   - Pero yo veo que vos te entretenés con los videos y los jueguitos, nosotros escuchábamos la radio y jugábamos con autitos de plástico y ustedes las nenas con muñecas- dijo el Abu Leo.

- ¡Jajajá! -se rió Abby. Y Apolo que escuchaba, insistió: -¡El abuelo es un viejo! Al abuelo no le gustó mucho el comentario, pero entendió que no debía mostrar enojo y respondió: -Bueno eso es verdad, como vos que sos un pibe.

   Apolo entonces levantó la vista del celular donde jugaba al Poppy playtime y con cara de enojado, le dijo a su hermana: -Mirá Abby, el abuelo me dijo “pibe”. La hermana se encargó

de aclararle que así le dicen a los chicos cuando dejan de ser bebés. Eso lo calmó y Apolo siguió jugando. Fue cuando Abby le comentó al abuelo: -Sabés lo que pasa, abuelo está en la edad en que pregunta todas las palabras que no entiende. Volviendo a tu infancia, los juegos cambian y los chicos también, pero son los mismos antes que ahora.

  La reflexión le indicó al abuelo, que ya no estaba hablando con una nena, sino con una preadolescente y debía hablar con prudencia para no pasar papelones. –Hablando de los videos que vos vés: ¡que difíciles que son! En mis tiempos había épocas que jugábamos a la bolita, otras a los cowboys y otras íbamos a patear o cabecear la pelota en la vereda.

  -Pero en la vereda no se puede porque molesta a los vecinos y en la calle los puede pisar un auto -le contestó Abby.

Rojo por dentro por el papelón y sorprendido a la vez por la racionalidad de su nieta, el Abu Leo vio una oportunidad cuando la mamá Nina los llamó a tomar la merienda y silbando bajito dio por terminado el diálogo. También él a su edad aprendió algo: Hay que escuchar a los chicos y adolescentes. ¡Nos enseñan mucho!


                                                  Leonardo Saphir  saphirleonardo@gmail.com