martes, 28 de diciembre de 2021

Memoria Granate: Un gol de media cancha


por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

En los tiempos del desarrollo y la migración interna hacia las grandes ciudades, gracias a los Torneos Evita cientos de miles de niños tuvieron por vez primera una atención médica integral, recibieron vacunas, radiografías y la libreta sanitaria. La iniciativa tuvo como principal impulsor al ministro de Salud del gobierno peronista, el Dr. Ramón Carrillo, el máximo exponente de la historia de la salud pública en la Argentina. Con el respaldo de la Fundación Eva Perón y el marco de la propaganda política que caracterizó al peronismo con Raúl Apold como subsecretario de Prensa y Difusión, del 49 al 55 los Torneos Evita fueron competencias muy integradoras de distintas disciplinas deportivas, que en fútbol ofrecían como recompensa llegar a la gran final que se disputaba cada año en el estadio de River, eventos muy difundidos y con enorme concurrencia de público. En los años 50, el sueño del pibe era ganar el Torneo Evita. Uno de los más entusiastas participantes fue un grupo de muchachos cercanos al afamado escritor uruguayo y periodista estrella de la revista El Gráfico Ricardo Lorenzo, apodado “Borocotó”, quienes iban a fundar el club Sacachispas. La historia tiene sus vueltas.

   Borocotó era un notable intelectual radicado en Buenos Aires que desde su sección de contratapa titulada “Apiladas” le ponía un novedoso marco de emotividad narrativa al más popular de los deportes.  Cuando “La Máquina” de River ya no tuvo rivales, “Apiladas” empezó a reflejar las peripecias de los clubes chicos o en formación, la pertenencia al barrio,

el amor por los colores y el apoyo de los vecinos. Allí, Borocotó volcaba vivencias y pasiones que conocía gracias a la cercanía con Aldo Vázquez y Roberto González, dos jóvenes inquietos del barrio de Pompeya que trataban de armar un equipo de fútbol para participar en los Torneos Evita. El vuelo y el lirismo de la pluma de Borocotó exaltaba los sueños de grandeza de los pibes de los barrios de Buenos Aires. Por esos tiempos Borocotó escribió el guión de un largometraje, un drama pasional que transcurría en un club del fútbol amateur, donde muchos jóvenes futbolistas buscaban acceder al profesionalismo: “Pelota de trapo”, legendaria y taquillera película estrenada en agosto de 1948, producida y protagonizada por Armando Bo y dirigida por Leopoldo Torres Ríos, con un elenco estelar al que se sumaron varios futbolistas reconocidos de aquellos tiempos, como Tucho Méndez, Higinio García y Vicente de la Mata.

    Algunos suelen contarlo al revés: que la exitosa película dirigida por Torres Ríos se inspiró en el club Sacachispas, cuando en realidad por entonces la entidad no existía más que en la ilusión de Vázquez y González. Desde la contratapa de El Gráfico, fue la pluma de Borocotó que convenció a esos jóvenes que con el peronismo en el poder el sueño era posible. El equipo participó con muy buen desempeño en la primera edición, y gracias a la visión y el oportunismo para adoptar el nombre del club donde transcurría la taquillera película, el General se interesó por ellos y al conocer que carecían de campo de juego, dos meses después del estreno de “Pelota de trapo” les entregó un predio en Villa Soldati, en Lacarra y Corrales, donde se construyó la primera cancha y la ilusión se transformó en realidad. Allí poco después se filmó la zaga, titulada “Sacachispas” que fue estrenada en abril de 1950. Dicen que fue el propio Borocotó quien eligió los colores: lila y blanco, una combinación infrecuente. Pese a que “Sacachispas” no tuvo la misma repercusión que “Pelota de trapo”, y que nunca pudieron ganar ninguna de las ediciones del Torneo de Fútbol Evita, el sueño de los muchachos de Soldati ya era realidad.

    Finalmente Sacachispas se convirtió en club en 1952. En ese año se conformó la primera comisión directiva y se decidió establecer como fecha de fundación el 17 de octubre de 1948 en homenaje a su mentor, el todavía presidente Juan D. Perón. Dos años después, en 1954, también gracias a la cancha y el respaldo de Perón, la joven entidad se incorporó a la categoría menor de la AFA, la 3ª de Ascenso, que más tarde se llamaría Aficionados y con el tiempo Primera D. En su debut, el Lila fue campeón de punta a punta. Hasta ahí, nunca un recién afiliado a la AFA había logrado ganar el título y ascender a la C, categoría en la que se mantuvo hasta 1962.

   Con el pasar de los años se fue consolidando lentamente como uno de los dos clubes más grandes del barrio de Villa Soldati -su clásico rival es el Deportivo Riestra- alternando entre la cuarta y la tercera división del fútbol de AFA. En sus actuales instalaciones de Avda. Cruz y José Barros Pazos cuenta con un estadio con capacidad para 5.000 personas, un gran gimnasio cubierto, canchas para otras disciplinas recreativas, dos piletas y una zona arbolada con quinchos y parrillas.   

   Sacachispas alternó en las dos categorías menores hasta que a partir de 2002/03 se estableció en la Primera C, allí se desempeñó durante 14 años. El 23 de mayo de 2017, luego de empatar 1 a 1 en los 90 minutos, Sacachispas eliminó a Arsenal de Sarandí en los penales por 6 a 5, clasificando a los dieciseisavos de final de la Copa Argentina y haciendo historia, ya que nunca un equipo de Primera C había eliminado a otro de Primera División. El 9 de junio de 2017, a tres fechas de finalizar el torneo, el Lila se consagró campeón de Primera C y ascendió a la B por primera vez en su vida. Hace pocos días, el 18 de diciembre de 2021, Sacachispas asciende al Nacional B, segunda categoría del fútbol argentino, luego de empatar 0 a 0 en la ida y 1 a 1 en la vuelta ante Colegiales, se impuso por 4 a 2 en los penales para volver a sorprenderse de sí mismo.

   Paradojas del destino, el dirigente más destacado de la historia del club fue un ex concejal de la UCR de la Capital Federal, el varias veces procesado y otras tantas prófugo de la Justicia, Roberto “Beto” Larrosa, quien presidió el club desde 1975 hasta su fallecimiento en 2015. El estadio del club lleva su nombre. Y el actual presidente, también: se trata de su hijo, Roberto Ricardo Larrosa Vázquez. A veces, para triunfar en el fútbol de hoy en día, tal vez haya que dejar de lado la poesía.