viernes, 2 de febrero de 2018

Crónicas marcianas

por Marcelo Calvente

Querido amigo marciano: Si estás leyendo esta carta quiere decir que por fin, tu mundo terminó atacando al mío. Si la estás leyendo significa que estás parado sobre las ruinas de los que fue la cancha de Lanús, que has encontrado la botella que dejé para ti, y que la has roto para leer la carta. La botella es de vidrio, y el vidrio corta. Te recomiendo cuides tus tentáculos, en caso de tenerlos.
En mi país, Argentina, el fútbol fue pasión de multitudes, y el club Lanús fue protagonista de muchos de los acontecimientos más increíbles de la historia de este bello deporte que en éste continente se jugó por primera vez en 1867, aquí nomás, en la ciudad de Buenos Aires. Lanús no es Boca, ni es River, clubes que seguramente habrás sentido nombrar. Pero en este barrio nació Diego Maradona. Viniendo de donde vienes, habrás sentido hablar del famoso “Barrilete cósmico”, aunque seguramente ignores quién fue un tal  Pipo Gorosito.
  Voy a ser breve, amigo marciano. Quiero que sepas que de los miles de clubes que jugaron al fútbol en éste país durante el siglo XX y parte del XXI, Lanús fue uno de los que fundaron el profesionalismo junto a otros 17, entre los que estaban tus conocidos River, Boca, Independiente, San Lorenzo y  Racing.  De todos ellos, Lanús se destacó por varias cosas. Su color único, el granate, su estilo futbolístico ofensivo, y la formación de jóvenes y muy talentosos jugadores. Te la hago corta: En el año 1949 la AFA nos mandó al descenso. En 1956 armamos el mejor equipo de la historia y nos quedamos sin título en el final.
  Y ahora que lo pienso, esa derrota generó un clima irrespirable, como un antecedente. Los
hinchas, los abuelos de los hinchas de hoy, dictaminaron que los futbolistas se habían vendido. Que no quisieron ganar. Algunos aseguran que los jugadores fueron comprados en el vestuario, en el entretiempo del partido ante River cuand el torneo se definiría con anticipación, luego de un primer tiempo arrasador de Lanús, con victoria parcial por 1 a 0. No hubo caso. Hasta que no emigró del club  todo el plantel, no volvió la paz. Y en 1961, otra vez a la B. No sé si podrás interpretar lo que significa la palabra descenso en la Argentina.
Me imagino que estarás apurado. La cuestión es que Lanús llegó a perder dos categorías consecutivas, y entre 1979 y 1981 debió jugar en la C. Tu mente superdesarrollada difícilmente pueda dimensionar lo que eso significó para nosotros, los socios e hinchas. En 1982 volvimos a jugar en la B, y recién en 1991 el equipo volvió a Primera para quedarse. Campeón Conmebol 1996, Apertura 2007 y Copa Sudamericana 2013. Y entre 2016 y 2017, tres títulos nacionales más y finalista de la Copa Libertadores. En los últimos años, y gracias a una unidad política que lleva más de 40 años de vigencia, nuestra suerte cambió para siempre. Seguramente verás la impresionante mole de cemento esparcida a tus pies, y los restos del complejo polideportivo que fue nuestro mayor orgullo. Al momento de escribirte, en la Tierra las cosas no andan nada bien. Corea y los EEUU amenazan con una guerra nuclear que tal vez sea el motivo de que esta carta haya llegado a tus ¿manos? 
  La cuestión es que luego de ganar los últimos tres títulos, todos en 2016, muchos de los hinchas de Lanús enloquecieron, y empezaron a exigir refuerzos y a repudiar a los dirigentes que habían llevado a cabo el milagro institucional y deportivo que nos llevó a la cumbre de nuestra vida deportiva.  Quiero que sepas que no fue un hecho aislado, el planeta ya no era el mismo. Imagino que nuestra desgracia forma parte de la suma de acontecimientos que precipitaron tu llegada hasta aquí. Si entre las ruinas ves los restos de un cartel que dice Néstor Díaz Pérez tomalo como prueba de lo que te digo: En los años noventa bautizamos nuestro estadio con el nombre de uno de los grandes dirigentes de nuestra resurrección.
   Por último, quiero decirte que recurrí a vos con la esperanza que lleves mi mensaje a tu mundo, cansado de discutir con otros hinchas, tratando que sepan comprender por qué motivo no llegaron refuerzos al plantel. Debo dejarte, el cielo se ha puesto negro. La gente corre, el aire es irrespirable. Mi único objetivo es que si te hacés de éste mensaje oculto en una botella lanzado con desesperación hacia el futuro, difundas nuestra historia para que en Marte se conozc8<(rff*‘ry/gar)))/jÇ*tXxx