lunes, 17 de septiembre de 2018

Peronismo: Unidad o desintegración

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com

No hay alternativas. El peronismo se une o se desintegra. Con su desintegración sólo se beneficiarán las clases dominantes. Con su unidad será posible volver a soñar con un país digno de ser vivido. Sin unidad será muy difícil ganar las elecciones en el año próximo. Es más: nos atrevemos a decir que, divididos, seguramente no ganaremos. Si esto ocurre habrá macrismo para rato y la Argentina seguirá su camino hacia un destino de colonia, de fragmentación, de republiqueta ocupada militarmente, sometida al imperialismo y sus aliados locales. Habremos retrocedido en el tiempo a la época del feudalismo, o sea más de quinientos años,  para vivir bajo un régimen cuyas relaciones establecidas serán entre señores y vasallos, entre amos y siervos. A esto conduce el neoliberalismo. Desgraciadamente desperdiciamos mucho tiempo desde la última derrota electoral cuando  perdimos en varias provincias  y en la cual, Esteban Bullrrich, triunfó sobre Cristina Fernández en la provincia de Buenos Aires por una diferencia de 382.000 votos. Competimos desunidos. El Partido justicialista lo hizo por su lado. Unidad Ciudadana por el suyo. Así  nos fue.
Con tal antecedente tendríamos que haber ocupado gran parte de estos meses en construir unidad para afrontar octubre de  2019 en mejores condiciones. Cosa que hemos reclamado insistentemente desde varios lugares de militancia y muy enfáticamente desde esta modesta columna. Con pasar vista a nuestro archivo será sencillo comprobar tal insistencia.  A un año de semejante compromiso electoral aún estamos en veremos, sin haber superado las diferencias internas dentro del archipiélago político en que cada fracción peronista tira para su lado.
Hemos cometido errores garrafales. Y se han causado heridas muy difíciles de cerrar. Quienes apoyamos incondicionalmente a nuestros gobiernos iniciados en 2003 desde el
principio hasta el fin, así como defendemos todos los aciertos, tenemos todo el derecho de señalar  las equivocaciones propias. Fue un desacierto mayúsculo que haya habido un distanciamiento del kirchnerismo con el sindicalismo pues, desde sus orígenes, el peronismo consideró como su columna vertebral a los trabajadores nucleados en el movimiento obrero organizado. Igualmente fue negativo, y finalmente fatal, haber creído que con el “núcleo duro” del kirchnerismo, despreciando la estructura del Partido Justicialista y con los cantitos semanales  en el Patio de las Palmeras teníamos el futuro asegurado. No se tuvo en cuenta que dentro del peronismo y en amplios sectores de la sociedad existía (y existe) un marcado rechazo al “camporismo”. Nos puede gustar o no, pero es un dato de la realidad.
Otra gran equivocación significó la creación de Unidad Ciudadana. Lo dijimos en su momento y lo reiteramos. Haber partido la oferta electoral y dividir aguas con el PJ facilitó el triunfo de la Alianza Cambiemos. Hasta nos parece desacertada su denominación - “unidad ciudadana” - que nos aleja del concepto de PUEBLO que siempre fue fundamental en el peronismo. También fue una torpeza no haber evitado el distanciamiento con nuestros gobernadores peronistas y no pocos intendentes que hoy, por lo que vemos, no parecen dispuestos a concretar acuerdos con el kirchnerismo. Algunos de ellos, para peor, como afirmó el gobernador de La Pampa, Carlos Verna, “están más cerca de Macri que de Perón”. Nada menos que esto nos está costando el no haber sabido ni querido contener a todos dentro del Movimiento.
Fue, en la seguidilla de errores cometidos, un verdadero disparate haber impuesto candidatos desde arriba en algunos distritos y que en ellos no se hayan realizado elecciones internas para elegir democráticamente a los representantes peronistas. Lanús es un claro ejemplo de esa “mala praxis”. Perdimos en 2015 y en 2017. Ahora sería una falla brutal importar candidatos para la gobernación de la provincia de Buenos Aires. Si, según las informaciones periodísticas no desmentidas hasta el presente, se intentara competir con la candidatura de Axel Kicillof , por ejemplo, sería un suicidio político que, entre otras cosas, profundizaría las diferencias en el peronismo. Dicho esto con todo el respeto, reconocimiento y afecto que uno puede sentir hacia este honesto y capaz compañero. Los bonaerenses, seguro, contamos con cuadros políticos de experiencia en gestión, trayectoria y demás virtudes que los califican ampliamente para afrontar tan serio y decisivo compromiso electoral el año próximo. Kicillof sería bueno que ayudara a mejorar las chances en la ciudad de Buenos Aires donde no levantamos cabeza.
Fue (y es) un yerro de grandes proporciones que no se haya hecho –hasta ahora- una bandera por la libertad de nuestros presos políticos y que muchos de nuestros principales dirigentes, como Cristina Fernández, no dieran muestras de solidaridad reales realizando visitas a las distintas cárceles donde los compañeros siguen injustamente detenidos. Para el peronismo, históricamente,  la lucha por la libertad de sus presos políticos ha sido un tema central y motivo de acciones concretas que forman parte de nuestros más grandes y legítimos orgullos como Movimiento nacional y popular. Unas de las excepciones que rescatamos y valoramos enormemente  la constituye la actitud solidaria con los presos que ha mantenido el presidente del Partido Justicialista lanusense,  Dr. Darío Díaz Pérez,  demostrando, como  siempre,  una profunda sensibilidad y compromiso respecto a las víctimas de cualquier tipo de represión y en todo lo relativo a los derechos humanos.  Hace rato que estamos jugando en tiempo de descuento. Rara vez en política se da la jugada salvadora, combinada, que permite la victoria. En 1945 fue posible porque  tuvo a Perón y a un pueblo dispuesto a cambiar su destino. En 2018 tenemos importantes sectores populares que resisten, pero carecemos de liderazgos y sobran egoísmos. Por eso es necesario hablar claro porque el que calla otorga, como dice el refrán. Por esa misma razón tratamos de decir las cosas como creemos que debemos hacerlo.
   (*) De Iniciativa Socialista