martes, 26 de marzo de 2019

Basta de vacilaciones. Aquí hay hambre y dolor de verdad

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com  
El peronismo debe entrar en un proceso de reafirmación doctrinaria, de consolidación de sus principios, de mejoramiento de su organización y de toma de decisiones – esta altura del año impostergables- frente a las necesidades del pueblo y el desafío electoral que habrá que afrontar dentro de muy poco tiempo.
Ahora mismo hay que resolver que rumbo tomar y quienes serán los timoneles de esta embarcación que, convengamos, navega en aguas turbulentas. No se trata de sumergirse en apresuramientos ni arrebatos fuera de tiempo, sino de ser inteligentes y prácticos en medio de una coyuntura donde se juega el destino de nuestro país. Ni más ni menos.
La reafirmación doctrinaria es imprescindible en un momento de construcción de un gran frente patriótico. Así, quienes nos acompañen sabrán (y nosotros mismos también) que pensamos, donde queremos ir y que hacer cuando lleguemos a destino.
La consolidación de nuestros principios es fundamental para que no haya desvíos y que nadie piense que el peronismo es un bien mostrenco donde todo el mundo puede mojar el pan como si fuese un huevo frito.
El mejoramiento de su organización como Movimiento es esencial para asegurar su continuidad en la escena nacional, optimizando el funcionamiento del Partido Justicialista, poniendo nuevamente de pie a la Rama Femenina, recuperando el pleno accionar de las “62 organizaciones” como eje de la expresión sindical e intentando agrupar a la juventud como cuarto encuadramiento con sus conducciones propias.
En cuanto a quienes nos representarán en las elecciones para el cargo mayor, sabido es que hay algunos compañeros que han salido al ruedo con deseos de competir. Ninguno de ellos, salvo Daniel Scioli, supera hasta ahora los diez puntos. Falta el pronunciamiento de Cristina Fernández que sí, estaría en condiciones de recibir un apoyo muy importante por parte del electorado. Sin embargo, a pesar de tener asegurado un alto porcentaje de votos, principalmente en la provincia de Buenos Aires, no hay indicadores sólidos que permitan
vaticinar con cierta seguridad su triunfo en el orden nacional. Siguiendo estos datos surgidos de la realidad política y no de la fantasía o los deseos de quienes con todo derecho y por justos motivos aman a Cristina, no son pocos los ojos que, en determinados reductos peronistas, verían como una jugada maestra que la senadora se presente como candidata a la gobernación provincial. Quienes avanzan en el análisis de esta hipótesis suponen que una fórmula provincial del dúo Cristina Fernández – Verónica Magario recogería no menos del 55% de los votos ganándole ampliamente a María Eugenia Vidal. De ser así, quedaría garantizada la victoria del peronismo y sus aliados en muchos municipios y permitiría la recuperación de distritos como Lanús y Quilmes –por ejemplo- reforzando, al mismo tiempo, las posibilidades de la fórmula presidencial. En bien informadas usinas justicialistas, donde sesudos analistas evalúan diferentes alternativas, se deduce que una propuesta encabezada a nivel nacional por Daniel Scioli -Carlos Heller, y en la provincia de Buenos Aires por aquellas dos mujeres altamente preparadas, con carisma y experiencia, liquidaría el pleito electoral en primera vuelta por una diferencia astronómica.
     Dentro de tanta incertidumbre, no pocas especulaciones, vaticinios más o menos razonables y elucubraciones delirantes hay algunas cosas seguras. O casi seguras... porque en política uno nunca sabe. Bien la decisión del kirchnerismo de bajar su candidato, Pablo Carro, para las futuras elecciones en la provincia de Córdoba. Ayudará para que a Cambiemos no le resulte fácil en aquellas tierras mediterráneas. Otra: No habrá forma más adecuada de elegir candidatos en todos los niveles que no sea mediante las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). También podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que de seguir demorando la toma de decisiones favorecemos al enemigo. La demora de Cristina en resolver el ser o no ser candidata paraliza al Partido Justicialista y limita al resto de quienes desean competir. Algo que será inmodificable -además- es la realidad de un peronismo desunido. Parece definitivo que el PJ, Unidad Ciudadana y otras agrupaciones constituirán un frente, aún sin nombre y sin programa conocidos, y que Massa, Urtubey, Pichetto, Schiaretti, Lavagna y algunos otros, unidos o separados, con la permanencia o la deserción de ciertos referentes, en PASO o sin ellas, correrán con sus propios colores con lo cual los votos de octubre se repartirán en tres sectores mayoritarios y un conjunto de fuerzas políticas más pequeñas numéricamente. Otro dato a tener en cuenta y que despeja dudas es el que indica que si Cristina Fernández decidiera no ser candidata presidencial, las posibilidades de Macri de ganar las elecciones se reducirían considerablemente. En este escenario, existirían muchas posibilidades de que el triunfo de una de las fórmulas opositoras ocurra en primera vuelta, y con mayor seguridad en un ballotage.
En Lanús la cosa, para la oposición, está complicada pues el actual intendente no será un hueso fácil de roer. Como hemos señalado en diversas oportunidades, hay varios y varias en la línea de largada. Hasta ahora, ninguno de los lanzados, muy respetables todos, por cierto, sobresale nitidamente de los demás. Todavía no apareció quien, además de las críticas al oficialismo, exponga propuestas claras y posibles para enamorar a los vecinos. Una buena: Desde no hace mucho, a la realidad local se han sumado algunos ingredientes novedosos. Entre ellos la creación del llamado Frente Popular Lanusense que orienta el conocido dirigente sindical y político Victor De Gennaro. Este Frente cuenta en sus filas a referentes prestigiosos como Walter Pinto y Paola Castillo; el primero miembro de ATE y secretario de una de las parcialidades de CTA Lanús, la segunda una caracterizada luchadora docente muy comprometida con las necesidades populares. El FPL, además de una interesante tarea a nivel barrial viene sosteniendo reuniones con distintas expresiones políticas locales y provinciales entre las que pueden destacarse las realizadas con el Partido Justicialista de Lanús y con Fernando Gray, presidente del Justicialismo bonaerense.
Esperamos cerrar esta nota para saludar la marcha multitudinaria que por la Memoria Verdad y Justicia se realizó el último domingo con concentración en la Plaza de Mayo. Habiendo tenido asistencia casi perfecta a esta demostración que se efectúa todos los 24 de marzo, podemos informar, sin hesitar, que ésta a sido una de las más numerosas en la cual, además de recordar a nuestros mártires y a diferencia de los encuentros anteriores producidos entre 2003 y 2015, se repudió terminantemente a la gestión del gobierno actual y muy especialmente al ocupante de la Casa de Gobierno Mauricio Macri.
En nuestra ciudad de Lanús también se marchó el pasado sábado 23 en recordación a nuestros mártires y en repudio al golpe cívico-militar de 1976. Año tras año hemos ido creciendo en número sumando mayor cantidad de organizaciones políticas y sociales al tradicional encuentro. El sábado fuimos miles. Aún sintiendo tanto a flor de piel como en lo más profundo de nuestro ser el calor de los compañeros y compañeras con quienes marchamos unidos por las calles hacia el Parque de la Memoria, señalamos un pensamiento que nos une a muchos lanusenses. La memoria debe ser mantenida completa. No fraccionada. En Lanús, a partir de aquel nefasto 24 de marzo de 1976, día en que se inauguró el genocidio con el asesinato de nuestro compañero, el teniente coronel Bernardo Alberte, hombre de confianza de Perón, a quien la patota militar violando su domicilio lo asesinó arrojándolo por una ventana al vacío, tuvimos un intendente que, como único caso, permaneció 58 días más a cargo del gobierno municipal con total complacencia por parte de la dictadura. Fue don Manuel Quidimil. Algunos le dicen maestro de intendentes, cosa que no compartimos. Si bien es cierto que después, en tiempos de gobiernos constitucionales y de democracia lograda por las luchas de nuestro pueblo, Quindimil fue elegido en varias oportunidades por el voto popular y eso debe ser reconocido, aquella mácula por su buena relación con los militares asesinos más terribles de nuestra historia, debemos tenerla presente. La memoria debe ser mantenida completa. No seleccionada. Ahora, hay que luchar contra el neoliberalismo amarillo corrupto que también, mediante el hambre y las necesidades extremas mata por otros medios.
El renacimiento del peronismo deberá darse en base a la verdad. Nunca podrá realizarse escondiendo la basura debajo de las alfombras.
   (*) De Iniciativa Socialista