jueves, 2 de diciembre de 2021

Monte Chingolo: Una obra de teatro documental


por Lisandro Martinez*

    “Monte Chingolo” es parte de nuestra historia, interpretada por tres excelentes actores; sus autores son Leonel Giacometto y Alejandro Viola, premiados en 2018 por la Asociación de Cronistas del espectáculo. El 9 y 10 de noviembre de 2021 se representó en el Teatro del Pueblo en CABA.

    La trama es un episodio del gobierno del PJ en 1975, siendo presidenta Isabel Martínez, asesorada por López Rega quien en junio huyó del país corrido por una extraordinaria movilización de “La coordinadora de delegados y Comisiones Internas (CI) combativas”. Frente al levantamiento obrero las limitaciones políticas de la dirección de las Coordinadoras fueron enormes ya que predominaba la Juventud Trabajadora Peronista, vinculada a Montoneros y tributaria de Perón y la burguesía. Recordemos que a los delegados gremiales y a la CI combativas los difamaba el PJ y la oposición (UCR), con la muletilla: “guerrilla industrial”, exponiendo al activismo a la acción criminal de la Triple A.

¿De qué situación venía la clase obrera?

     “Entre 1951 y 1965 creció la productividad industrial en un 5% anual pero esto no trajo más empleo y sólo aumentó un 0,5% el PBI (A. Canitrot y P. Sebess, “Algunas características

del empleo en la Argentina entre 1950 y 1970”, en Desarrollo Económico No. 53, Vol. 14/6/1974).

    El desempleo en la UOM de 1959 a 1962 fue de 309.000 obreros a 252.000 según Rodolfo Walsh quien sostuvo que “esos 57.000 obreros menos en una sola industria, reflejaban la desesperación por conseguir trabajo”. La productividad en el período fue sobre la gigantesca sangría del gremio, las empresas cumplieron la vieja aspiración de producir más con menos operarios”. Los índices de productividad de 100 en 1950 y 150 en 1961, ilustran la de traición de  A. Vandor en esos años.

    Las luchas “clandestinas” dieron paso a huelgas. Ante la privatización los obreros del frigorífico Lisandro de la Torre ocuparon la planta. La huelga de 9.000 obreros en 1959 que “aguantó los tanques”, recibió el apoyo de otros gremios y de vecinos. El gobierno con tanques del ejército rescató a la patronal y derrotó la lucha. La ola de protestas y organización obrera ese año fue extraordinaria. 

    “La actitud ante el peronismo de Azules y Colorados (dos fracciones antiperonistas del ejército argentino), pero con matices, hacían decir a los Colorados: el peronismo es un movimiento de clase, sectario y violento que da lugar al comunismo, mientras los Azules consideran, que aún con excesos, abusos de poder y demagogia, el peronismo es una fuerza nacional y cristiana que evitó el comunismo en la clase obrera y que constituye un bastión contra la subversión. Comparten esa opinión con los industriales y la gran patronal que aprecian el sentido del compromiso y la autoridad de los dirigentes sindicales peronistas (...). (Alain Rouquié, Poder militar y sociedad política en la Argentina, Vol. II, 1943-1973, Bs. As., Emecé, 1982.

    Un levantamiento obrero, “el Cordobazo” en 1969, le puso freno a Azules y Colorados corriéndolos de las calles de Córdoba. Perón volvió después de 18 años para derrotar a esa clase obrera combativa. Creó la Triple A, diseñó en 1974 una ley de relaciones laborales represiva para acabar con los reclamos e impuso una ley “antisubversiva” que penaba con cárcel a los obreros que ocuparan fábricas. 

    El 2/6/1975 con la asunción de Celestino Rodrigocomo ministro de Economía, se multiplicaron las luchas obreras contra los aumentos de tarifas anunciados. En IKA-Renault Córdoba comienza un paro. 3 días después una asamblea masiva en la Ford Pacheco; a partir de ahí los piquetes de huelgas crecen como hongos, las coordinadoras llevaron a decir a Alsogaray -el Milei de los ‘70- que “en la Argentina hay soviets”.

    El 26/6/1975, 250.000 trabajadores van a Plaza de Mayo a exigir la homologación de los convenios de trabajo vetados por Isabelita. Otros 2 millones de trabajadores se manifestaban en el interior del país. La clase obrera desborda a los sindicatos y a sus patrones. Como resultado el Ministerio de Trabajo “entendió por fin” que, entre otros, con nuestro convenio de $136 para la categoría más baja no se llegaba a la canasta familiar que era de $624 y ese fue el salario mínimo para nuestra especialidad ganado a huelga, denuncia y ocupación. ¿Cómo se desarmaba esa férrea unidad de la clase obrera combativa sino era a base del terror? El proceso de “pacificación” se hizo dinamitando locales de izquierda, secuestrando activistas, fusilando líderes sindicales combativos, encarcelando y torturando. 

    El 28/6 Isabel anuló las paritarias y decretó un aumento del 50%. Todo estalló, la huelga general produjo "una situación en que los explotados fueron a fondo paralizando al estado patronal. La huelga, impulsada hasta el final, es definitivamente el poder obrero" (Política Obrera 235, 4/7/1975). 

    En este cuadro se produce el copamiento del arsenal de Monte Chingolo el 23/12/1975. Desde el inicio el plan del ERP fue infiltrado por la inteligencia del ejército. Jesús Ranier “el Oso”, era un peronista anticomunista que en 1974 hizo de filtro en el ERP. Es decir que una de las grandes fuerzas guerrilleras del momento era espiada desde adentro y se sospecha que la otra también, por lo tanto el alto mando militar conocía de antemano los planes de la oposición armada. Ranier saboteó el armamento que el ERP utilizaría en el ataque al batallón 601. 

Ratonera y ensayo general de masacre por las 3 fuerzas

    El 601 fue una emboscada preparada al milímetro como castigo ejemplar y un anticipo de la carnicería por venir. Con los datos en la mano se podrían haber detenido vivos todos los participantes del intento del robo de armas. Las FAA  entrenadas por Francia y EEUU prefirieron la masacre, el secuestro, la tortura  y la desaparición de los insurgentes, a quienes esperaban superándolos en número. El grupo del ERP debió refugiarse en villas cercanas como la IAPI. La milicada los buscó casa por casa mientras, como en Vietnam, helicópteros con faros ametrallaron las precarias viviendas.

    El saldo fue 70 militantes del ERP muertos y 40 vecinos asesinados en la villa, muchos heridos capturados, torturados y luego desaparecidos.

    La obra “Monte Chingolo” comienza con los preparativos del festejo de Navidad de dos vecinas de Lanús este, quienes el 23/12 socorren a un herido, debaten con él sobre los motivos de la situación y padecen el ensayo general del genocidio, cuyo objetivo fue aplastar al pueblo y derrotar las luchas obreras.

   (*) De Partido Obrero Tendencia