viernes, 18 de enero de 2013

Fútbol, timba y extorsión


por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

 Después de una buena campaña inicial de su carrera como entrenador, con su inseparable hermano en el sidecar, el mellizo Guillermo Barros Schelloto aprobó todas las materias. Buena imagen pública, ubicado, didáctico y medido en sus declaraciones, sumado a los muy buenos resultados redondeó una gran campaña, luego de un arranque con muchas dudas, el desconcierto  volvió en la parte final pero solo en lo que respecta al gol, y eso lo privó de obtener un título de arremetida, porque el equipo se mancó inexplicablemente cuando había alcanzado a su perseguido. 
De ahí la sentencia general que señalamos al principio: “¡Al equipo le falta un nueve!” grita la popular y se suma la platea, mientras el operativo policial hace palmas. Sin embargo, da la sensación de que lo mejor de Lanús se vio sin un atacante neto de área, como Silvio Romero, que no lo es pero que sin descollar fue levantando su rendimiento paulatinamente, en tanto Lanús transitaba la seguidilla de siete triunfos al hilo que culminaría en la fecha 17 en Arias y Guidi con el empate injusto ante Estudiantes, equipo al que superó en el segundo tiempo generándole cinco situaciones claras de gol que no pudo convertir por diversos factores, entre ellos las dos grandes y fortuitas salvadas consecutivas del arquero Silva. Y la suerte que no estuvo esa tarde en Lanús atendió en Floresta donde Vélez, después de ser peloteado por All Boys lo termine ganando con dos contras para quedar a un paso de la consagración, paso que dio, es justo decirlo, con otros dos grandes triunfos siempre con la suerte como aliada. Lanús no llegó porque no pudo convertir un solo gol en los tres últimos partidos no por falta de un hombre de área, sino porque el circuito ofensivo que comandaba Regueiro se desconectó cuando el uruguayo tuvo que viajar por una desgracia familiar, e inmediatamente después, en la etapa crucial de la definición del torneo, terminar de cerrar su
renovación de contrato. Dos situaciones tan poco oportunas como inevitables. En Lanús culminaba su mandato una comisión directiva y como es costumbre, las cosas de relevancia futura se deber cerrar en conjunto con la conducción entrante, y la continuidad de Regueiro, el mejor, el de más categoría, un ejemplo de profesional exitoso, también como compañero y como espejo de los más jóvenes, era imprescindible. Y era una negociación difícil: No hay muchos zurdos mediocampistas de ataque como él en Latinoamérica, y la diferencia monetaria con los principales mercados respecto al valor de la divisa norteamericana la dificultaba aún más. Regueiro comprendió que no estaba para arriesgar en otros destinos, el extenso contrato ofrecido por Lanús para un jugador de 34 años ganó la pulseada, y finalmente se acordó. 
Volviendo a lo del “nueve”, mientras Lanús negociaba la contratación de Pereyra Díaz, buen valor, pero hombre de pocos goles el nueve de Ferro, para colmo en un club donde es difícil negociar por su situación judicial,  el técnico de Boca, Julio Cesar Falcioni tuvo la palabra de Angelici de que iba a continuar, y eso significaba que Viatri buscaría equipo. Lanús se anotó, pero enseguida Angelici tuvo la palabra de la Bombonera de que mejor no, y de manera sorprendente, con sainete de Riquelme en el medio, ante un atónito Falcioni hizo su aparición el legendario Carlos Bianchi. El idolatrado Virrey le saco la birome de la mano, puso su firma, después la tiró lejos, y tras ella salió disparado con la lengua afuera el ex técnico de Banfield hasta desaparecer de la escena. Se siguió hablando varios días de lo de Viatri a Lanús, pero esa posibilidad también se había esfumado con Falcioni. 
Entonces Guillermo apuntó a la Gata Fernández, un goleador de notables condiciones técnicas, campeón en la argentina con tres casacas diferentes y una Libertadores en su haber, aunque bastante irregular, si está en una de sus buenas rachas, su aporte desequilibrante en los metros finales puede ser muy valioso, cosa que no le viene sucediendo últimamente, ya que en los últimos tres años jugó apenas 39 partidos e hizo 16 goles.El jugador tenía que decidir entre continuar en el Pincha los seis meses de contrato que le restaba cumplir o venir a Lanús, y no descartaba el cambio de aire porque Estudiantes está atravesando una preocupante situación económica y le debe varios cientos de miles de dólares. La Gata exigía cobrar, pero los dirigentes del Pincha, rescindiendo el vínculo y permitiendo su  partida, ponían la deuda en el freezer en tanto el jugador recibía una oferta sólida en un club confiable y con ambiciones. Todos contentos, menos Verón,  que sin importarle demasiado la economía ni el futuro del club, presionó para su continuidad, mientras el representante Pires deshojaba la margarita de las ofertas y la parcialidad pincha respaldaba la idea de su ídolo, el mismo que con su exigencia ponía al club -y a quienes lo nombraron para el cargo de gerente deportivo- contra las cuerdas. La cuestión es que la Gata firmó con Estudiantes por cuatro años más, por un monto que no se dio a conocer pero que arranca de los 800.000 dólares que debe pagarle al Tigres de México en concepto de multa por incumplimiento de contrato por parte del jugador, mas los 300.000 que dicen que le deben, sumado a lo que percibirá el player por los cuatro años de vínculo contractual. Lo venimos diciendo: Ojo con los ídolos, son extorsionadores que se apoyan en el afecto de su gente, siempre algo obnubilada respecto a ciertos temas cruciales para la vida institucional, un colectivo de presión insoportable para aquellos que conducen las riendas de los clubes.
Envalentonado con la llegada de Bianchi, Boca anunció también la incorporación del Burrito Martínez -otro que jugó poco en Brasil- dicen que por cerca de 3.000.000 de dólares por una parte de su pase. Lo mismo: No se puede pagar esa cifra en la Argentina, Angelici lo sabe, Bianchi también, y los periodistas ni hablar, pero como la gente lo exige, todos se encojen de hombros, van, firman y se sacan la foto, en tanto el club se perjudica ya veremos hasta donde. Así funciona la extorsión del fútbol argentino, gracias la inestabilidad política que reina en la mayoría de los clubes, descrédito que no hace falta aclarar, tienen bien merecido. En ese marco, y dicen que por la décima parte de lo que le costó el Burrito a Boca, apurado por el paso de los días y con la pretemporada en marcha, Lanús cerró la incorporación de Ismael Blanco, hombre que surgió en Colón en 2002 pero que luego de algunas lesiones importantes alcanzó su mejor rendimiento jugando para Olimpo en el Nacional “B”, consagrándose goleador y logrando el ascenso a Primera en 2007.
Después de una buena campaña en Grecia (2007-2011), un paso inadvertido por San Luís de México durante el segundo semestre de 2011, otro con pocas presencias en Polonia en el arranque de 2012 y lo mismo en Alemania durante el semestre que pasó, Ismael Blanco llega a Lanús con el visto bueno del técnico, quien comprensivo de la situación tuvo que bajar sus pretensiones ante la imposibilidad por parte del club de contratar alguno de los fútbolistas que había pedido: Era Blanco o nada. Bienvenido a Lanús y que meta muchos goles, pero no podemos soslayar que el presente de Ismael Blanco es una gran incógnita. Según el prestigioso periodista de Olé, Martín Macchiavello, en su nota ingeniosamente titulada “Un año en Blanco”, durante la primera mitad del pasado 2012, defendiendo los colores del Legia Varsovia de la capital polaca, Blanco disputó apenas seis partidos por Liga local sin marcar y cuatro por la Copa nacional, en la que convirtió dos goles y su equipo se consagró Campeón. En el segundo semestre de 2012 no le fue mejor:  En el Munich 1860 de la segunda división de Alemania, jugó trece partidos por la Liga sin convertir goles, y dos por Copa germana ante equipos de 4ª y 5ª categoría, con dos conquistas. 
La llegada de Blanco al plantel granate da una idea real sobre los montos que se pueden gastar en la Argentina a la hora de cerrar una contratación. A contramano de la mayoría, Lanús no entró en la timba de los millones, puso una sola ficha por Blanco, una apuesta posible en lo económico pero dudosa en lo deportivo, y ahora espera que la bolilla empiece a girar en febrero cuando se inicie el nuevo campeonato.