El día anterior al incendio intencional en las oficinas y depósito del velódromo municipal Eva Peron, juran allegados a esa dependencia que se había recibido material para las actividades de los profesores de gimnasia que hacen su práctica dentro del predio. Pelotas, redes, aros, y además material de trabajo y provisiones para las cooperativas. Todo fue almacenado en ese depósito.
Para los “mal pensados” el incendio no fue una maldad o atentado en sí mismo sino que el fuego se hizo para cubrir el robo de todo este material, “y lo que no se pudieron llevar quedó regado por el camino”, cuentan.
Lo raro de este episodio es que al otro día del siniestro, a primera hora de la mañana, se presentaron a trabajar 54 personas que nunca nadie había visto antes. Dicen en voz baja que el 80% de estos "empleados municipales" son familiares, allegados o militantes, de un edil con llegada a este organismo. Y comentaban con sorna: "Se imaginan si todos estos trabajaran cómo estaría este lugar."
Ah, en la feria de Chingolo, el sábado había borceguíes en venta, muy parecidos a los que entregan para los cooperativistas.