jueves, 23 de agosto de 2018

¿Cuánto sexo tienen las demás personas?

por Alejandro Chitrangulo 


El Instituto de Investigación Ipsos, con sede en Gran Bretaña y Estados Unidos, está llevando a cabo desde 2012, un estudio sobre las percepciones erróneas en la sociedad.
En ese marco realizaron entrevistas a hombres y mujeres de entre 18 y 29 años, sobre la cantidad de veces que habían tenido sexo durante las últimas cuatro semanas. También se les consultó sobre la frecuencia sexual que creían que otras personas tenían. Los resultados sorprendieron. 
Inesperadamente, los datos relevados fueron muy diferentes a la realidad, y dejaron en evidencia la gran percepción errónea que se suele tener sobre la vida de los otros, en especial en lo referido a la vida sexual, donde el pensamiento promedio fue que los demás tendrían más sexo que uno.  
¿Qué dijeron los varones?
La suposición general que tuvieron los entrevistados varones en Estados Unidos y Gran Bretaña, fue que, a diferencia de ellos, los demás
habrían tenido sexo unas 14 veces en el último mes. 
Pero de acuerdo a sus experiencias personales en las respuestas, el número real fue de cinco en Gran Bretaña y cuatro en Estados Unidos.
   La falsa conjetura significaría que, en promedio, los hombres jóvenes tendrían relaciones sexuales día por medio, unas 180 veces al año. Pero tomando los datos reales, la cifra anual daría alrededor de 50 veces.
El error en la percepción fue aún más notable cuando los hombres intentaron adivinar cuál sería la frecuencia sexual de las mujeres jóvenes. Tanto en los Estados Unidos como en Gran Bretaña, respondieron que las mujeres tendrían sexo unas 22 veces al mes. 
De ser así, la cifra indicaría que las mujeres tendrían relaciones sexuales todos los días de la semana, e incluso habría días en que tendrían sexo más de una vez. “¿No será demasiado?”, se preguntaron los investigadores.  
La pérdida de interés 
La contracara de una frecuencia sexual alta es la falta de deseo sexual o un bajo nivel de interés en las relaciones sexuales, en la que el afectado no responde al deseo de actividad sexual de la pareja. Esta falta de deseo suele acompañarse de otro problema físico o psíquico, siendo lo más común padecer una disfunción sexual. Aunque ambos sexos pueden sufrir este problema, las mujeres lo padecen en mayor medida, llegando a producir sentimientos de culpa.
Delfina Mieville Manni, socióloga y sexóloga, explica que a los hombres se les ha educado en una sexualidad genital, muy enfocada en su pene. “Tener sexo es un mandato masculino muy fuerte, de modo que parece que la pérdida de erección es un gran problema, porque se espera una erección visible del hombre. Las mujeres, por el contrario y de forma general, no han sido educadas en el sexo”. La experta apuesta por entender el deseo como una antesala. “Se puede entender por deseo como las fantasías y no tanto las prácticas. Sería interesante salirnos del análisis de pareja coital”.
Tipos de falta de deseo
Cuando el problema de la falta de deseo sexual se presenta, se pueden distinguir varios tipos:
Primaria: afecta especialmente a mujeres que nunca en sus vidas han tenido un deseo sexual suficiente. Supone una nula capacidad para tener fantasías sexuales y escasas conductas con un fin sexual. Se da desde la adolescencia y empeora en el adulto.
Secundaria: aquellas personas que han disfrutado de un deseo normal pero que pierden el interés por la conducta sexual.
Generalizada: el afectado no puede experimentar deseo ni hacia su pareja ni hacia otras personas.
Situacional: no experimenta deseo sexual hacia su pareja, pero sí hacia otras personas.
Causas
Todos estos tipos pueden tener diferentes causas, que pueden ser orgánicas o psicológicas. Las orgánicas pueden incluir: Tratamiento con algunos medicamentos,  Alteraciones hormonales y problemas neuroendocrinos, Enfermedades metabólicas, Enfermedades crónicas. Mientras que los factores  psicológicos pueden ser: Problemas de pareja. Disfunciones sexuales, como anorgasmia, vaginismo o disfunción eréctil, Trastornos del estado de ánimo, Ansiedad y estrés, Cansancio, Miedo a no satisfacer a la pareja, Vida sexual poco satisfactoria. Monotonía
Como señalan los expertos, hay veces que puede darse una combinación de causas orgánicas y psicológicas.
Solución del problema
Para tratar el problema Mieville aconseja acudir a un sexólogo. En el caso de que existan causas fisiológicas, este profesional puede derivar al médico. Si el origen es psicológico, se debe iniciar una terapia con el propio sexólogo. “Las terapias utilizadas para estos casos derivan de la psicología experimental y tienen unos fundamentos cognitivo-conductuales, técnicas aceptadas internacionalmente y que forman parte de las guías mundiales para el tratamiento de alteraciones sexuales”.
Este tipo de terapias se basa en  realizar actividades individuales y en pareja para llevar a cabo en casa. En definitiva, “se trabajan casi todos los factores que mantienen el bajo deseo sexual”.