por Alejandro Chitrángulo
El preámbulo de nuestra constitución manifiesta que la nuestra es una nación joven, libre y soberana, abierta a todos los seres humanos del mundo que quieran habitarla e invoca la protección de Dios fuente de toda razón y justicia. Nuestra constitución no es xenófoba, ni racista, no discrimina credos o religiones y mucho menos clases sociales.
Nuestra constitución hace referencia a ese Dios que hace más de 2000 años, envió a su hijo para traernos un mensaje de amor, solidaridad, reconciliación con el que piensa distinto, fraternidad y paz. Todas acciones que nos alejan de la oscuridad y nos dan fuerza y coraje para vencer la maldad en el mundo. Esa vileza, crueldad, perversidad y desprecio por los humildes que promueven los dioses “dinero y poder” y que lamentablemente muchos adoran y le dan lugar de privilegio en sus altares, camuflados por la mentira tras la imagen de humanidad.
Por eso los padres de la Patria, hace ya 200 años, decidieron sabiamente construir una