miércoles, 10 de diciembre de 2014

La semana en pocas palabras

Informe Económico Semanal del Banco Ciudad

Durante la semana que finaliza el Banco Central continuó implementando la estrategia que sigue desde mediados de agosto de mantener con ligerísmas modificaciones el tipo de cambio oficial. Así, este valor se modificó sólo un 0,2%, acumulando durante el último mes una variación de 0,4% (esto es un 5% anualizado vs un 38% durante el último año). Este uso del tipo de cambio como ¨ancla nominal”, acompañada por una menor contribución de pesos en la financiación del Tesoro, así como las políticas destinadas a afianzar con medidas de corto plazo las escasas tenencias de reservas internacionales del Banco Central, dieron por resultado una disminución del valor del dólar paralelo alcanzando de este modo la brecha con respecto al oficial el 50% (desde un máximo del 89% a comienzos de septiembre). Este movimiento descendente en el tipo de cambio paralelo fue acompañado por una reducción en las tasas de corto plazo (el “call” a 20,5% anual y adelantos al 23,32%), otra manifestación de esa mayor tranquilidad en los mercados financieros respecto al panorama anterior a septiembre.
Otras consecuencias del mismo fenómeno fueron la acumulación de 822 millones de reservas internacionales durante el último mes, aun cuando allí aparecen elementos transitorios como
los “swaps” con el Banco de Francia o con China (integrados en yuanes) y los intereses no pagados sobre los títulos bajo “ley extranjera”, así como una inflación que en Noviembre se ubicaría, de acuerdo a distintos indicadores, en niveles algo más bajos, por debajo del 2% mensual.
Esta estrategia de “estabilización”, sin ningún componente fiscal de relevancia, no sólo se basa en la decisión aparente de continuar retrasando el tipo de cambio en términos reales (un componente muy peligroso), y financiarse menos con “señoreaje” y más con deuda (dejándole el problema al que sigue), sino en revelar que el objetivo principal del Banco Central es mantener las reservas aún si ello implica sacrificar nivel de actividad. Por ello, a diferencia de nuestros vecinos que han respondido a un declive en sus precios de exportación, dejando depreciar sus tipos de cambio permitiéndole realizar a este precio relativo su importante papel de “absorber shocks externos”, Argentina y Venezuela, contaminados por altos niveles de inflación, no lo hacen pues temen que dicho movimiento desestabilice aún más sus frágiles economías.
En este contexto, no resulta sorpresivo que la economía continúe inmersa en un panorama recesivo. Según el Índice General de Actividad de Ferreres octubre mostró una caída del 3,9% inter anual. En este entorno general,sin embargo, algunos indicadores preliminares parecieran indicar un menor ritmo de caída durante el comienzo del cuarto trimestre del año, respecto a los niveles muy significativos de declive del trimestre anterior, período inmediato posterior al “default”de la deuda.
Este panorama recesivo que se señala, continúa impactando en el mercado laboral. Así durante el año 2014, más de 90 mil personas pasaron a la inactividad, cerca de 277 mil perdieron su trabajo en forma neta, y 224 mil se transformaron en nuevos sub ocupados. Esta reducción en las cantidades vino acompañada por un crecimiento en los salarios nominales de 1,56% durante octubre, continuando con el proceso de deterioro de los rendimientos reales del trabajo. Así, en términos inter anuales los salarios reales llevan declinando un 4,5%, profundizando una dinámica de deterioro que ya lleva tres años. Otro de los costos de tener los segundos niveles de inflación más elevados del mundo, luego de Venezuela.
Por el lado de la recaudación tributaria, los números de noviembre que se conocieron mostraron un comportamiento aceptable, aun cuando continuaron siendo negativos en términos reales. Así, durante noviembre los recursos tributarios crecieron un 38,4%, desde un 40,8% en octubre, registrando un deterioro en los alrededores del 2% en términos reales. Un número cuyo mayor aporte provino del impuesto a las ganancias, con un crecimiento del 62% debido principalmente a la falta de actualización en las deducciones, los mínimos y las escalas de este tributo. Una situación que resultará difícil de seguir sosteniendo a este ritmo en el tiempo.