sábado, 27 de diciembre de 2014

El sueño del pibe

por Nestor Grindetti

De pibe, como casi todos los pibes, soñaba con ser goleador, el goleador de Independiente. Por las noches cuando apagaba la luz y mientras el cansancio iba, poco a poco, transformandose en sueño; me gustaba imaginarme en  medio del césped de la doble visera, corriendo y eludiendo adversarios, para entrar, con pelota y todo en el arco contrario.
Fueron pasando los años y aquellos pensamientos, transformados en anhelos, fueron cayendo en desuso, y cada vez más y poco a poco, los momentos previos al sueño mezclaban buenos pensamientos con temores; esperanzas con preocupaciones; futuro con presente. 
  Asi, mucho mas rápido de lo que me hubiera gustado, los años volaron y aquellos sueños de crack futbolero fueron desapareciendo. Hoy, jugando ya en el segundo tiempo de la vida, con muchos sueños truncados y otros realizados, estoy recreando aquella sana costumbre de la niñez. Esta vez no sueño con calzarme un par de botines con tapones y la casaca roja de mis amores; esta vez sueño con poder darle a mi barrio y a mi gente, mucho de lo que aprendí a lo largo de mi vida profesional y política. 
   Sueño con liderar el cambio en Lanús, sueño con dar el puntapié inicial de la transformación de nuestra querida ciudad. Cierro los ojos y recreo el barrio de Villa Atlántida, con los vecinos como dueños auténticos del espacio público, sentados en las veredas y compartiendo la vida simple, sencilla y maravillosa del barrio.
Sueño con poder darle a Lanus mucho de aquello que yo recibí de mis mayores: esfuerzo, trabajo, tesón. Después de casi diez años de recorrer cada una de sus calles, de conversar con cientos de vecinos de todos los barrios, de adquirir experiencia durante siete años como ministro de hacienda del equipo de Mauricio, de ver como día a día Lanús caía en un pozo de
desidia, cubierta de basura, insegura, sin atención sanitaria, con una ausencia patética del Estado allí donde los vecinos más lo necesitamos; después de todo este tiempo, hoy puedo decir que estamos preparados, que sabemos qué necesitan nuestros vecinos y sabemos como cubrir esas necesidades.
   Por eso sueño con ser intendente, porque hoy tenemos un plan, tenemos equipo y nos quedan diez meses para validar esa planificación con los vecinos. No vamos a prometer resolver todos los problemas en unos pocos meses, pero sí estamos seguros y así lo comprometemos, que a partir del 10 de diciembre de 2015, si los vecinos nos acompañan, comenzará a girar en Lanús un círculo virtuoso que poco a poco nos irá sacando del pozo en que nos han sumergido años y años de desidia y desinterés de parte de los gobernantes.
  Depende de nosotros. Lanús no está condenada al fracaso, no somos menos que los distritos vecinos, sólo hay que caminar la calles, escuchar a los vecinos, trabajar mucho, aportar ideas, ser transparente y, fundamentalmente, entender que el intendente y todo su equipo deben estar al servicio de la gente y no al revés. 
   Sueño que junto a los vecinos, crucemos el puente sobre el Riachuelo, que viajemos en el metrobus, que subamos a un micro en la nueva estación terminal. Sueño con plazas verdes y limpias, con centros comerciales a cielo abierto luminosos y cuidados, con una policía distrital que nos proteja; con industrias pujantes que no arruinen el medio ambiente, con barrios urbanizados e integrados. Sueño en fin, con una ciudad como la que imaginaron el Nono y la Nona cuando llegaron de Italia: una ciudad de amigos, donde el Estado no sea una pesada carga, sino el vehículo para la solución de los problemas sociales y urbanos que se presenten.
  Estoy decidido a correr esta carrera, estoy preparado, tengo ganas y tengo equipo. El objetivo no es solo llegar a Intendente, el objetivo es cumplir el sueño colectivo que estamos compartiendo con los vecinos. Para eso recorrimos y recorreremos cada palmo de nuestro distrito, no vamos a improvisar, sabemos qué se necesita por que escuchamos a la gente y comprometemos nuestra presencia en cada rincón donde haya una necesidad. Un intendente no tiene cosa mas importante que estar en la calle, dando la cara, explicando cuando algo no se pudo y compartiendo la alegría cuando algo se pone en marcha. Alli estaremos, a no dudarlo; no nos falta coraje y fortaleza para afrontar la tarea y sabemos que podemos contar con todos: profesionales, obreros, jubilados, estudiantes, todos por una Lanus mejor, una Lanús como nos merecemos, que se disfrute y no se padezca, que nos haga sentir orgullosos de pertenecer y que nos permita contarle al mundo que juntos lo hicimos posible.
Personalmente voy a estar, deseo ser Intendente, sueño con ello y por ello voy a dar la pelea como debe ser, en el marco de una puja política donde se confronten ideas y propuestas. Si los vecinos nos acompañan, si creen en nosotros y nos dan el crédito suficiente, podremos sentirnos parte de la generación que de una vez y para siempre puso a Lanús en el sendero virtuoso de las grandes ciudades.
A diferencia de aquel sueño del pibe, este sueño es posible, está al alcance de la mano, depende de nosotros: dirigentes y vecinos. Por mi parte tengo la firme convicción que lo puedo hacer, que lo podemos hacer: mi equipo junto a todos los lanusenses. Estamos listos. El sueño esta comenzando a hacerse realidad.