sábado, 14 de noviembre de 2020

Algo huele a podrido en la morgue del Melo

La del Hospital Melo es más una corte que una dirección sanitaria: El anterior director al jubilarse, le traspasó la corona a su esposa y esta puso como chambelán, a un abogado. Por eso no es de extrañar que “algo huela a podrido” en ese reinado. Y si no lo cree, lea el indignado relato que trabajadores -de distinto rango- del hospital provincial de Escalada este, le hicieron a La Defensa.
  El viernes pasado ingresó a la guardia del Hospital Melo un hombre -que vivía en la capital federal- con diabetes, presión, fiebre y problemas respiratorios, “lo atendemos y después de un rato fallece. Su compadre que lo llevó al hospital, prometió hacerse cargo del cuerpo, que hasta tanto fue depositado en la morgue”.
   Las fuentes hacen un punto: La morgue del Melo (foto) nunca funcionó bien. Es más: Ni siquiera es una morgue. Es un cuarto que antes se usaba para guardar ropa y otros elementos y se acondicionó como morgue.  “Y dos por tres deja de andar, pero por suerte los cuerpos son retirados a tiempo antes de que entren en descomposicion”, señalan las fuentes.
  Pero este cuerpo que nos ocupa no fue retirado por sus deudos y el martes 10/11/20 “ya largaba olor a podrido y nadie se percató de que la morgue no enfriaba, y el cuerpo se descompuso”, señala otro testimonio que aporta: “Gente de mantenimiento y de limpieza dice que desde el viernes 6 que no andaba la morgue”.
  El martes 10 la directora Virginia Olivera -la heredera del trono- y su adjunto, el abogado Gustavo Gomez -¡Sí leyó bien: el vicedirector del Hospital Melo es abogado!- se pusieron a buscar como locos un lugar donde mandar al muerto, y al final consiguieron que se los aceptara el Hospital Gandulfo.
“Cualquier cadáver después de cuatro días de muerto y sin frío, es un flan -patentiza la fuente y señala que- a pesar de eso y de la sospecha de coronavirus, a este cadáver lo pusieron en una sola bolsa, y a pesar de los llamados desesperados de la jefa de Guardia, la doctora Constanza, que apareció muchas horas después, ni los bomberos, ni la municipalidad, ni nadie se quería hacer cargo de transportar el cuerpo en semejantes condiciones”. Al final tuvieron que llevar el fallecido con la ambulancia del Melo al Gandulfo. Con otro problema aparejado, ya que ese es el vehículo que usa la directora para ir y venir de su casa en Lanús este centro, "pero pago la nafta de mi bolsillo", aclara.