por Salvador Baratta*
Lamentablemente Lanús volvió a ser noticia por la inseguridad. En honor a la verdad cuando uno enciende los canales de televisión de noticias son innumerables los partidos de la provincia de Buenos Aires en donde los hechos de muertes y robos se suceden uno tras otro, pero a nosotros nos duele sobremanera lo que pasa en nuestra patria chica.Estos días a causa de los reclamos debí concurrir a reuniones con vecinos y con fuerzas de seguridad, donde me resulta imposible desprenderme del amor que siento por la institución policial y me duele enormemente cuando los vecinos me señalan la desconfianza en la policía, con frases ya muy conocidas: “Lo agarraron y se fue a las dos horas. ¡Seguro que arregló!”, o “fuimos a quejarnos de una banda o de gente que vende drogas, y nos estaban esperando para amenazarnos, ¿quiénes les avisaron?”.
Por supuesto que no eludo la responsabilidad que debe tener la policía y que seguramente debe haber en sus filas algunos efectivos corruptos. Pero la gran mayoría de sus hombres siguen siendo honestos y no dudarán ni un segundo en entregar la vida defendiendo a un vecino que ni conocen. Seguramente, es cierto también que esos jóvenes que son señalados como los delincuentes que asolan el barrio fueron detenidos en innumerables ocasiones pues los policías en la reunión me lo decían, como así también me informaban los vecinos y los policías que en los últimos años ingresaron a la institución cantidad de jóvenes que son parientes de delincuentes. ¿Acaso es posible poder trabajar en secreto? ¿Alguien duda que por más que uno de estos muchachos sea excelente policía va a callarse si se entera que están denunciando a su hermano o a su papá?
Y acá quiero detenerme: A los que conducen la policía, comisarios, les digo que llegó el momento de ponerse los pantalones y enfrentar a las cámaras y a los vecinos y hacerles saber cuántas veces detienen a estos sujetos y cuántas veces por los pasillos de la justicia terminan
teniendo su libertad. Ya no alcanza con decir hacemos lo que podemos, tenemos que lograr de vuelta esa confianza que había entre el comisario y el jefe de calle con el vecino, sin esto la batalla no tiene sentido. A las autoridades provinciales les digo: la seguridad no se combate con cantidad, se combate con calidad y compromiso, los discursos son fáciles, 5.000 policías, 10.000 policías... desafío al que quiera a hacer un chequeo dentro de un año a ver cuántos de estos policías quedaron trabajando. Ustedes son los responsables de que se vuelva a despertar la vocación de servicio y eso se despierta con líderes que den el ejemplo. Es imposible seducir a hombres y mujeres de entrar a un lugar como la policía, sin sentir orgullo alguno. O lo que es peor, algunos esconden su condición de policías porque les da vergüenza, de ustedes es la responsabilidad de que nuestros hombres con la frente erguida puedan decir: “Soy policía”.
En el año 2001 en un reportaje que me hizo el periodista Gerardo Masiello, en el programa Ensalada Mixta, le manifesté que no había delincuentes nuevos, que todos tenían antecedentes. Hoy la realidad sigue siendo la misma pero con un agravante, tienen mucho más antecedentes.
Se habla como solución casi milagrosa de la creación de la policía municipal. Si esta policía se oficializara por ley para que empiece a trabajar en sus distritos van a pasar entre tres o cuatro años. No obstante la provincia de Buenos Aires siempre seguirá siendo la conductora de su policía, es decir, las policías comunales vienen a ayudar pero eso no desliga a la provincia de su responsabilidad.
Al intendente y a los concejales como así también a toda otra persona que esté haciendo campaña en Lanús con aspiraciones políticas les digo que debemos juntarnos y ver la manera de empezar a dar respuestas, y si las mismas no se ejecutan, indicar cuales son los problemas y sus responsables. Debemos ser sinceros con nosotros mismos: ¿Qué nos importa más: quedar bien con los políticos que conducen los diferentes espacios o con los vecinos?
El tema es claro, por lo menos para mí. Amo a la policía y sé del esfuerzo de sus hombres y mujeres, pero no menos amo a Lanús y a su gente, y me duele sobremanera que las dos víctimas del problema discutan sobre el mismo, mientras los verdaderos responsables no se hacen cargo de la situación que nos toca vivir.
Y al señor gobernador, le digo que llegó el momento de convocar a todas las personas que puedanaportar, sin distinción de partidos políticos, un pequeño grano de arena para la solución del conflicto, y sabiendo que se encuentra muy bien asesorado por gente que sabe de seguridad y que día tras día tratan de aportar ideas en las mesas de trabajo. Tómese unos minutos y siéntese con los vigilantes más viejos de cada municipio, muchos de los cuales están esperando su retiro y pregúnteles qué cambió tanto en nuestra fuerza en los últimos años que quieren irse, algunos anticipadamente, no hay empresa que triunfe si no se escucha al verdadero obrero.
Ojala entre todos logremos no despedir más familiares y amigos por culpa de la delincuencia.
(*) Concejal y ex subjefe de policía