sábado, 25 de abril de 2015

Al programa de La Cámpora en Lanús no le da el piné

por Lisandro Martínez*

lisandromartinez47@yahoo.com.ar
  El vice ministro de Justicia, apurado por el calendario electoral y la pérdida de su renta en la justicia, presentó en la UNLa su programa como futuro intendente. Julián Álvarez señaló que el programa lo dicta el proyecto nacional y popular. Álvarez redujo a 14 los problemas del sufrido lanusense que paga, paga y paga sin tener obras, urbanización, seguridad, salud, educación, trabajo ni salarios por la inflación desatada por el proyecto nacional y popular. Mientras, el millonario presupuesto comunal es destripado por los contratistas amigos del FPV/PRO. 
  El proyecto nacional del “imberbe” Álvarez es la remake de una de terror que vimos hasta el cansancio: ¿en qué se diferencia del proyecto nacional del fracasado Díaz Pérez que con Cristina vía teleconferencia aplicaron rabiosamente en Lanús durante 8 años? ¿O en qué cambia del proyecto nacional y popular fracasado de Quindimil y Néstor?
  Cuando al pueblo pretende tomarlo de boludo un geronte que tuvo algún entrevero o confundió al soberano haciendo demagogia, puede ser que hasta el de a pie le de changüí al mafioso. Pero cuando la tomadura de pelo
llega de parte de pollos alimentados por el contribuyente ya se pisa el umbral de un atrevimiento y audacia que no cuadra con la musculatura política del audaz descuidista, quien ni llega a rozar los zapatos de la “Garza” Sosa y el “Gordo” Valor.  La relación entre chorros avezados y descuidistas es que ambos buscan siempre apropiarse de la “tarasca”, su objetivo es ése y no otro. Sepa el lector disculpar los parámetros que debo utilizar para mostrar el esquelético pinet de la “juventud maravillosa”.
    Los 14 problemas -inundaciones, bacheo, repavimentación, residuos, cloacas, luminarias, espacios verdes, sistema de salud, educación, paradas de colectivos, señalética, apertura de un teatro, cámaras de seguridad, unificar Lanús este y oeste, bancos de plaza y bebederos, etcétera, y recuperar el carnaval, es el ideario de Álvarez. 
  Este listado ya fue presentado en una versión más prolija por Bonfiglio, Márquez, etcétera para que Darío ganara en 2007. La saga de aquella mala dramatización repone en escena el cadáver insepulto del peronismo en todas sus variantes, desde la geriátrica a la juvenil. Para el movimiento obrero surge la necesidad histórica y civilizatoria de organizar al sepulturero que ponga fin a las andadas de un alma en pena perjudicial para la salud y el desarrollo humano de Lanús y la Nación.
  Las “cuestiones concretas” de ahora son las mismas que las que Darío, Bonfiglio, Márquez y otros presentaron como proyecto en el Concejo Deliberante en 2007 para echar a Manolo y que luego no cumplieron haciendo honor a un movimiento nacionalista burgués cuya dirección política privilegia los intereses capitalistas y desde 1973 a 1975 trabajó para que los genocidas aplastaran la insurgencia obrera provocando la masacre social más brutal de la historia argentina. El baño de sangre en tono de tragedia griega devoró a los propios hijos del PJ, ensañándose contra la izquierda clasista. El propio movimiento nacional con su conductor a la cabeza creó grupos de tareas copiando al franquismo que desde 1936 inició el secuestro de hijos de opositores a los que cambió su identidad dándolos en adopción a los estériles líderes fachistas.  
  El problema del nacionalismo burgués es genético, no puede desenvolver ni siquiera las “propuestas concretas” que nos quiere hacer creer Juliancito que va a llevar adelante; para que eso suceda hay que poner en marcha al pueblo de Lanús, algo vedado para quienes en nombre de la seguridad ya han intoxicado la cuadrícula del distrito a través de Gendarmería (Proyecto X), la Bonaerense (1, 2, 3, 4 y no se cuantos números más que fueron las veces que tuvieron que exonerar a la casi totalidad de la maldita policía y que se vuelve a reproducir a pesar de cómo se la bautice), luego están la Federal y la Municipal. Todos “vigilan atentamente” como se reproduce a escala nunca vista bajo su “atenta mirada” el narco que aporta a las campañas electorales. 
  Álvarez tuvo su bautismo de fuego cuando se lanzó a ser candidato en Lanús provocando una guerra civil dentro de la barrabrava de Lanús que arrojó muertos y heridos en el afán por quedarse con la guardia pretoriana de los pesados y a partir de allí hacer política en el distrito. ¿Este pichón con esta historia puede hablar de seguridad? No. Si puede en cambio hablar de negocios cuando promete comprar 600 cámaras que nunca van a prevenir ni detener a ningún delincuente que esté protegido.      
  El desfachatado que no se pronuncia por el salario docente y llama “escuela comedores” a las escuelas confesando donde quiere llevar la educación. 
   Álvarez se mostró feliz de la existencia de 1.050 trabajadores de la salud en Lanús, pero a éstos los ha vuelto parias el gobierno nacional y popular de Scioli con salarios de hambruna y sin insumos para la atención primaria.  
  Álvarez como toda la Cámpora no tiene calle, militancia ni lucha política para ganarse a nadie, los provincianos dicen: está “crudo”. 
Aunque gane no pasa el examen popular.

    (*) Del Partido Obrero