martes, 2 de septiembre de 2014

Volver a Japón

por Marcelo Calvente


Jugando el peor partido de lo que va del semestre, Lanús empató de local en 1 gol ante Olimpo de Bahía Blanca. Poco sentido tiene ahondar en la pobre actuación del equipo. Solo decir que muchos viejos hinchas granates volvieron a sentir esa fea sensación que le dejaban los equipos de Aimar, de Chiche Sosa, del bueno de Ramaciotti. No digo que sean lo mismo, desde luego que no. Está más que claro que estos jugadores son mucho mejores, pero estar viendo un partido que sabés que tu equipo no va a poder ganar,  y en cambio sospechás que terminará perdiendo, es algo que últimamente no suele pasar. Lo que confunde es que se trata de casi los mismos muchachos que ganaban y brillaban hace menos de un año. Y en Lanús, que yo sepa, aquellos que dieron tanto son amados y respetados hasta la muerte. Ante la pobreza futbolística con que arrancaron este semestre, resulta odioso repetir todo aquello que no ayudó a un comienzo mejor. Basta resumirlo.
  En primer término, el tema de los centrales. Hasta hoy, hay coincidencia de que no están a la altura de lo esperado. Es fácil criticar y señalar que podrían haber traído alguno de mejor presente. De afuera es sencillo opinar, pero la verdad es que comprar jugadores siempre fue una lotería. Hablar del largo del equipo, de la falta de gol, del calendario infernal que tuvo que afrontar hasta hoy sería ser reiterativo, pero no lo es recordar que el arranque fue ni más ni menos que contra el Mineiro, ni que se tuvo el coraje para lograr un triunfo histórico en Belo Horizonte, tanto como la torpeza para hacerse dos goles en contra y perder en el alargue. Teléfono, don Guiness. Cuatro días después  perdió con Colón, y la derrota fue en parte un
alivio, una competencia menos que afrontar. Pero la Suruga Bank, con un poquito más de suerte, debería estar descansando en las vitrinas del club. Por eso, para encontrar respuestas, hay que volver a Japón.
  Seis días después de la derrota ante el Kashiwa, Lanús venció ajustadamente a Belgrano en Arias y Guidi sufriendo en el final. “El hincha de Lanús está preocupado. Sabe que el bajón futbolístico del equipo continúa pese a la ajustada victoria, y sospecha que la tarea de recuperación del nivel será ardua y dificultosa” escribimos en este mismo espacio sobre ese partido. Apenas cinco días después, el 16 de agosto, Lanús cayó en Rafaela por 2 a 1, y entonces señalamos que “…volvió a perder en la perla del oeste santafesino ante otro flojo rival, un elenco indudablemente inferior en cuanto al poderío individual que lo venció por dos goles a uno, manteniendo todos los interrogantes de un semestre que no arrancó de la mejor manera para el equipo de Guillermo Barros Schelotto, uno de los planteles más cotizados del continente…”. Enseguida llegó la victoria ante Estudiantes. El comentario sobre ese partido comienza diciendo: “Lanús volvió a la victoria, y fue con justicia, aunque tuvo la suerte que tantas veces le faltó. Venció merecidamente a Estudiantes por 2 a 1, un rival que últimamente se le había tornado difícil de superar. Lejos estuvo el equipo de Guillermo de sus mejores brillos, es lógico, todavía está en etapa de recuperación de la línea futbolística perdida, y aún no se han logrado insertar en el funcionamiento colectivo los recién llegados”. Lo derrota en Vélez que siguió, tanto como el empate de hoy, está más fresco en el recuerdo. En Liniers se mereció otro resultado, pero se empezó a notar un cierto desaliento. Y hoy lo de Lanús fue alarmante, sobre todo si advertimos la poca convicción de la gran mayoría de los futbolistas a la hora de ofrecerse como alternativa de pase. Lanús fue levemente superior en la etapa inicial, pero se desmoronó en el complemento, y a juzgar por el sufrido final, el pitazo de Penel resultó una buena noticia.
Muchos sabemos que en Japón hubo una discusión entre el cuerpo técnico y algunos futbolistas que terminó en desacuerdo. Resulta que los jugadores elevaron su queja por una práctica realizada por Valdecantos bajo el sol del verano nipón, a poco de bajados del avión. El cuerpo técnico desestimó esos argumentos. Sabemos de esto desde que ocurrió, antes del partido ante Belgrano, en el que tomamos nota de dos cuestiones: Por un lado la salida del equipo del capitán, sobre todo porque Velázquez negó estar cansado o golpeado; y por el otro, los cantos hirientes y el sugestivo trapo que colgó la barra con la frase “Jugadores Mercenarios”, que de inmediato fue reprobada por la mayoría de los hinchas presentes. No lo mencionamos entonces porque jamás un cambio de opiniones entre jugadores y cuerpo técnico resulta preocupante. El tema es que pasan los partidos y nada volvió a ser como antes. Y como el Club Lanús cumple sus compromisos puntualmente, lo menos que merece es que cada uno cumpla con su obligación de la mejor manera posible.
  A todos nos gustan los futbolistas que además de tener talento, dejan la vida en el campo de juego. Y todos respetamos a los técnicos que hacen trabajar duro a sus dirigidos. Pero a la hora de afrontar el mal momento no sería justo que se desoiga la voz de quienes son el principal patrimonio de la institución. Sobre todo si tenemos en cuenta que en su larga y reconocida trayectoria profesional, la tarea física ordenada por el profesor ha sido considerada como de excesivo rigor por más de uno de sus entrenados.

  Nada indica que la diferencia de Japón no sea un tema solucionado, sobre todo si tenemos en cuenta que ninguna de las partes lo ha expuesto públicamente. Pero ante la profundización del bajón del equipo nos parece necesario plantear esta situación. Por lo menos que revisen si en verdad no quedaron resquemores, y si alguien tiene algo que agregar a la cuestión. De no ser así, es hora de trabajar más que nunca para recuperar el rumbo perdido en el torneo local, y salir a defender a muerte el título internacional que han obtenido hace menos de un año de forma tan justa y brillante. Porque para el hincha y el socio, el bien del club siempre está primero.