jueves, 26 de marzo de 2020

En Argentina: ¿la salud es un bien público?

por Lisandro Martínez*

La pandemia del Corona virus cuestionó la fragilidad del aparato de salud surgido de los manejos entre el FMI, BIR, Banco Mundial y otros usureros que en nombre de la abultada deuda pública de la dictadura y con acuerdo de Alfonsín y Menen, impusieron el abandono presupuestario de la salud y la descentralización del sistema. Ese era el desplome que exigían los monopolios para ingresar a hacer negocios con los servicios de salud más rentables. La burguesía nacional argentina que no se pierde una, dio amplia entrada a fondos de inversión, entre ellos al Excel Group, en la salud.
      El modelo neoliberal votado en el Congreso Nacional por el PJ y la oposición trajo una drástica concentración de la economía y del capital, con rebajas de salarios y aumento del desempleo, garantizándole mayores márgenes de ganancia al capital. Bajo la orientación del Banco Mundial se produjo la destrucción de la salud pública y la reconversión del sistema de obras sociales formó parte de los compromisos de renegociación de la deuda externa.
En ese cuadro desaparecieron los aportes patronales a la seguridad social. La reforma al sistema sanitario fue acorde con la privatización en boga que la Thatcher impuso al gobierno de la burguesía nacional, luego de su derrota en Malvinas.
     El sonsonete de que cada país tenía el capital de salud que había amasado y que era el único responsable de conservarlo y valorizarlo, fue “el buzón” que compró la burguesía nacional argentina como cierto; en Europa voló por los aires con la actual pandemia y así fue que médicos y paramédicos italianos y españoles tuvieron que decidir entre la vida y la muerte de pacientes por falta de respiradores.
   En España está a la vista la precaria protección con que cuentan los trabajadores de la salud que tiene como resultado que el 12% de los afectados por el virus es el personal hospitalario.
Mientras la privatización de la salud piloteada por el capital iba al derrumbe de los servicios, los réditos económicos de los monopolios de la salud y los laboratorios aumentaban, repartiendo millonarios dividendos en las bolsas del mundo. La pandemia avanzó por los
pobres recursos que se le opusieron. Si esto fue el resultado en el primer mundo, imaginémonos la dimensión que puede adquirir la pandemia que se está desenvolviendo en Argentina donde la única preparación es la cuarentena y dos padrenuestros.
    Los hospitales están en ruinas luego de casi medio siglo de meticuloso vaciamiento de la dictadura y los demócratas que padecimos desde los genocidas a los más progres, pasando por Menem/Macri. Ahora los Fernández ocultan con cara de “yo no fui” que ya probaron los réditos provenientes de la gobernabilidad del PJ Menem/Cavallo.
Esta política de mercenarios que responden a sus mandantes monopólicos y de la patronal nacional, carece de independencia política y económica para dar una batalla a favor del pueblo, para montar un servicio eficiente, un sistema social de salud y una política de salud pública que ponga a disposición de ésta los medios -humanos, materiales, financieros- necesarios y suficientes. El pueblo se debe organizar con estos reclamos pero lo que se le ocurrió al gobierno fue inmovilizarlo, no dándole en la inmensa mayoría de las fábricas y empleos la protección sanitaria elemental. ¿Alguien sabe o vio que los Fernández hayan organizado el reparto elemental del kit de guantes, alcohol y barbijos?
    El gobierno quiere tener amedrentada a la población para aplicar en frio la reforma laboral que necesitan las patronales para abaratar la mano de obra. Los dueños de la Argentina y el mundo han denunciado pérdidas enormes no en la producción, sino en la timba financiera de las bolsas que es donde se dilapidan millones de horas trabajadas por los obreros. BAE Negocios tituló que “La crisis por el coronavirus anticipa una reforma laboral de hecho” (www.baenegocios.com23/3/2020) y sigue: “Suspensiones y reducción de sueldos, el debate entre gremios y empresarios, el escenario es gravísimo y advierte: el sector privado (las patronales) mira la tasa de ganancias”. Los que lloran son quienes fueron a fabricar a China por el bajo costo de la mano de obra, vendieron sus productos en EEUU y Europa y luego fugaron sus ganancias a los paraísos fiscales y ahora son quienes lideran esta enorme extorsión contra los explotados: rebajas de salarios y suspensiones.
   El zócalo de Crónica TV del 23/3 a las 22.30 retrató esta barbarie: “Los Bancos son los grandes ganadores de la pandemia (foto)”.

Una peste largamente anunciada
   La pandemia es parte inseparable de la anarquía del capital. La alarma sonó durante años por el peligro de una nueva peste… no interesó atenderla. Hubo estudios epidemiológicos que no se consideraron para no cortar la racha de ganancias. Las industrias funcionan en condiciones insalubres. Las enfermedades “profesionales” en Argentina son varias y las adquieren los trabajadores por sus condiciones de trabajo donde contraen patologías crónicas y una menor esperanza de vida. En el conurbano y CABA tenemos un foco tan contaminante como el Riachuelo que envenena desde la Boca hasta Esteban Echeverría y La Matanza. Este monumento a la intoxicación pública sirve para que los funcionarios de Acumar se enriquezcan desde la instalación de la llamada democracia. Ni que hablar de la desnutrición infantil, siempre resguardada por el secreto de estado con décadas de pésima alimentación para los más empobrecidos. La pandemia Corona virus pone de relieve la voracidad del capital y ninguna medida efectiva.
A los trabajadores y obreros que reclaman hoy en sus laburos el pequeñísimo resguardo del kit de guantes, alcohol y barbijos los colocan en la lista negra, cuando no los amenazan con el despido. En La Serenísima de Longchamps para 900 trabajadores no hay protocolo alguno a pesar de los reclamos. En el súper Yaguar de Moreno, la patronal no cumplió con el pedido de alcohol, guantes y distancia entre los 100 trabajadores y éstos pararon 23 y 24/3.
Los Fernández/Larreta manejan una proyección de infectados que anticipa un desborde del sistema sanitario nacional, pero el gobierno no previó medios a la altura de semejante escalada. El aislamiento y la cuarentena profundizaron la crisis social pero las inversiones del gobierno fueron recursos mínimos ante el frente de tormenta abierto.
Organicemos en barrios, fábricas y el trabajo las medidas que nos protejan del Covid-19.

   * Del Partido Obrero-Tendencia