sábado, 4 de junio de 2022

Cordobazo y peronismo


por Lisandro Martínez*

 “Y luche…luche y luche no deje de luchar por un gobierno obrero… obrero y popular”

“Entre 1966 y 1970, en más de 100 ciudades de los 5 continentes estallan al unísono revueltas. Quienes protestan son en su mayoría jóvenes estudiantes y trabajadores” (Historiadora Valeria Manzano- Conicet).

En los años previos al Cordobazo hubo un fenomenal ascenso de luchas que sacudieron al mundo, desde el Vietcong de Ho Chí Minh (encaminado a derrotar a EEUU), a Europa del Este con Polonia, Checoslovaquia, etcétera, donde los estalinos no podían derrotar a la clase obrera que exigía “un socialismo sin burócratas”. En Francia el 6/5/1968, De Gaulle declaró el estado de sitio en París. La policía antidisturbios reprimió  a estudiantes en la Sorbona y el Barrio Latino. A las dos semanas de protestas se sumó el movimiento obrero que paralizó el país con huelgas industriales, transporte, aeropuertos, etc. En Grecia los estudiantes ocupan los claustros. Mientras en EEUU la juventud estudiosa ocupa los campus universitarios y enfrenta la represión con muertos y heridos, en América Latina, Perú, México, Bolivia, Chile, Uruguay, ingresan al escenario de las puebladas. En Argentina el Cordobazo abre una etapa revolucionaria.

En 1966 Perón, ante el golpe del general Juan Carlos Ongania contra el gobierno electo de Arturo Ilia, se desentiende y llama a no denunciar el golpe antidemocrático señalando: “Hay


que desensillar hasta que aclare”, dándole “el changüí” a los cavernícolas que venían en nombre de Cristo a establecer “un gobierno consagrado a la Virgen de Luján”. 

   La burocracia sindical peronista por medio de Augusto T. Vandor secretario general de la UOM; José Alonso del Vestido y Juan J. Tacone de Luz y Fuerza, entre otros, entienden que llegó su oportunidad histórica ya que Juan Domingo, tiene asegurado (según ellos) un exilio a perpetuidad, por lo tanto se calzan traje, lustran sus fanguyos, se ponen cuello y corbata y avalan al nuevo dictador Ongania dándole respaldo “obrero”. 

  En los años 1967 y 1968 hay largas huelgas derrotadas (Destilería La Plata y antes portuarios de capital), que tenían en Villa Jardín, en Lanús, una aguerrida comisión de lucha. De muchísimas experiencias se va fogueando la nueva dirección, la mayoría son jóvenes sin práctica, algunos pocos vienen de la resistencia peronista (1956/59) que nunca fue orientada por Perón.

Este escenario señalaba el surgimiento de un activismo independiente que chocaba con la burocracia adicta a la patronal peronista. Las medidas e iniciativas surgían de las derrotas debido a que la burocracia sindical actuaba de salvavidas patronal desde antes del golpe de 1966.

Ambas centrales obreras, CGT y CGT de los Argentinos, lanzaron un paro nacional por 24 horas para el 30/5/1969. Pero la masa obrera estudiantil en Córdoba sacaba conclusiones distintas y decidió anticiparse, porque el 12 de mayo Ongania sancionó un decreto que establecía la semana laboral de 48 horas en todo el país, afectando a los obreros de Córdoba que habían conquistado “el sábado inglés”: Una semana laboral de 44 horas cobrando el sábado al 100% después de las 13:00.

La represión sufrida por los estudiantes en Corrientes y Rosario en la segunda quincena de mayo, decidió a las dos CGT cordobesas convocar a un paro activo el 29, con asistencia a fábricas y lugares de trabajo para luego a las 11:00 abandonar el trabajo y salir encolumnados, e ir despacito al centro agitando a la población para culminar en un gran acto frente a la CGT de Córdoba.

Durante algún tiempo después del Cordobazo, la intelectualidad juntó elementos para saber cómo las organizaciones políticas habían actuado previamente al estallido. Un dato fue el trabajo de las coordinadoras de fábricas y barrios que nucleaban vecinos, estudiantes, obreros y fuerzas políticas, pasando por arriba del colaboracionismo sindical de la burocracia del PJ con Ongania. 

    Política Obrera –que llamaba “a construir un partido obrero” para superar al peronismo- militaba en comisiones internas de fábricas automotrices y desenvolvió un proceso de propaganda fabril con sus boletines sindicales. Así pudo anticipar en su periódico el proceso de Córdoba y la explosión por llegar. Identificando un fenómeno particular de maduración política de la clase obrera que en las huelgas fabriles entendía el papel miserable de la burocracia sindical peronista, al tiempo que se ligaban a las luchas estudiantiles. 

Agustín Tosco no era peronista pero estaba obligado por su ligazón al PC a plantear una política de conciliación de clases con la burguesía nacional. René Salamanca del Partido Comunista Revolucionario (PCR) era otro luchador que cargaba con la política reformista de su dirección.

El PRT/ERP aseguró que “el movimiento obrero en Córdoba no constituía un peligro para la estabilidad del régimen”. Vanguardia Comunista en el número anterior de su periódico No transar, reflejó la conflictividad contra el gobierno, sin vislumbrar el estallido. 

Perón siempre ponía los huevos en dos canastas distintas: Apoyó la creación de la CGT de los Argentinos con sindicatos opositores a Ongania, alguno de ellos combativos que se oponían a la CGT oficial de Vandor y los vendidos y para estos también había franela.

El Cordobazo

Las columnas obreras llegan al centro de la ciudad unidas al estudiantado para hacer un acto. No se escuchó ninguna consigna durante todo el recorrido que pidiera la vuelta de Perón. Durante la rebelión se debate el socialismo y la toma del poder político por los trabajadores. Las columnas reprimidas, resisten a la policía y levantan barricadas. 150 manzanas son la zona liberada por los manifestantes. En Córdoba insurrecta obreros y estudiantes derrotan a la policía. Al caer la tarde llega el Ejército y las barricadas se mudan a los barrios (Clínicas, etc.). Hubo peronistas movilizados que respondían por ejemplo al gremio de la UTA y a su secretario general Hipólito Atilio López, militante del peronismo combativo, quien en febrero de 1974 fuera asesinado por la triple A, con Perón presidente. 

El Cordobazo fue una huelga política que golpeó al gobierno nacional y aunque el epicentro fue Córdoba repercutió en cada provincia. Fue una acción independiente e insurreccional, el grito en las calles fue atronador: “Luche, luche, no deje de luchar por un gobierno obrero y popular”. 

El retorno de Perón fue una jugada maestra del poder político llamando a elecciones para disciplinar mediante la Triple A y las FFAA a la oposición combativa o someterla a la desaparición física.

   (*) De Política Obrera