jueves, 16 de junio de 2022

Memorias Granates: 1995/96 Buscando la segunda estrella


por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Además del retiro de Héctor Enrique, también el Pato Gómez, Miguel Ángel Gambier, Marcelo Ojeda, Kuzemka, Tapita García, el Tero Di Carlo, el Mingo Angelello y el jugador símbolo de los años 80, Gilmar Villagrán, fueron dejando su lugar. Por el primer equipo pasaron Néstor Fabbri, César Loza, el Conde Fernando Galetto, Gabriel Peinado, Darío Cabrol, Martín Vilallonga, el Tata Gerardo Martino y Alejandro Simionato. Durante el largo receso por el Mundial 94, Miguel Russo dejó de ser el entrenador de Lanús para ir a dirigir a Estudiantes de La Plata. Al partir recomendó a su amigo Patricio Hernández, y a fin de ese año una nueva comisión directiva, siempre en el marco de la unidad política, fue presidida por quien fuera el socio de Carlos González en el estudio jurídico que llevaba los temas legales del club, José Emilio Chebel. En noviembre de 1994, Lanús disputó por primera vez un torneo internacional, la Copa Conmebol. Durante el ida y vuelta ante San Lorenzo, Hernández decidió afrontarla con un equipo integrado por varios juveniles, entre ellos Ariel López, el Caño Ibagaza, Walter Coyette, Cristian Salomón y Juan José Serrizuela, todos promovidos por él. San Lorenzo, después de empatar en Lanús 1 a 1 y en el Bajo Flores 2 a 2, pasó de ronda en la definición por penales. Desde el regreso a Primera y hasta mediados de 1995, cuando el Morelia se llevó a Patricio Hernández, Lanús nunca había superado la 6ª colocación, pero tampoco había vuelto a sufrir con el descenso.

Para afrontar el Apertura 94 había que reemplazar a uno de los puntales del ascenso y la

consolidación, el Monstruo Marcelo Ojeda, el gran arquero que acababa de ser vendido al Tenerife. Cuando los dirigentes granates fueron por Carlos Roa -que había vuelto de una gira con una extraña enfermedad, sumado a que con la aparición de Nacho González había perdido la titularidad- Racing lo tenía vendido al fútbol mexicano y el pago convenido era de contado. Según cuenta Néstor Díaz Pérez “Juan Destéfano nos preguntó cómo lo pensábamos pagar, y la verdad es que en nuestras posibilidades pagar de contado era imposible, pero nosotros lo necesitábamos porque no teníamos un arquero de ese nivel. Entonces nos dijo, ‘si me prometen cumplir con las cuotas, se lo vendo. Racing se portó mal con Lanús con el tema de la convocatoria y ustedes a pesar de eso actuaron como caballeros, quiero cumplirles’” y así fue que Lanús compró al que fue tal vez el mejor arquero de su historia, Carlos Lechuga Roa, un joven con muy mala suerte. Tanta, que después de haber sido transferido al Mallorca y ser titular de la Selección Argentina en el Mundial 98, mientras el Manchester United ofrecía 10 millones de dólares por su pase, abrazó la fe adventista y prefirió abandonar el fútbol. Menos de un año después lo pensó mejor y decidió volver al Mallorca, pero ya no era el mismo. Cumplido su contrato pasó al Albacete de la segunda división española, club con el que logró el ascenso siendo titular y se mantuvo atajando en Primera hasta que en abril de 2004, cuando una vez más, la suerte no estuvo de su lado: contrajo una grave dolencia. Tras una operación, quimioterapia y rehabilitación pudo recuperarse y volvió al país. Durante el ciclo 2005/2006 atajó en Olimpo de Bahía Blanca, que perdió la categoría y él dejó la actividad. En 2011/12 cambió su suerte: se incorporó como entrenador de arqueros al cuerpo técnico de Matías Almeyda, DT de River en su paso por el Nacional B, y desde entonces aún sigue con él, que desde 2018 entrena a San José de la MSL de EEUU.

Los simpatizantes del fútbol argentino, y muy en especial los de Lanús, pudieron apreciar la proyección de dos valores juveniles del club, en oportunidad de disputarse el Mundial Juvenil de Qatar en el mes de abril de 1995, con la gran actuación del Caño Ariel Ibagaza como enganche y Coyette en la posición de volante por izquierda con mucha llegada. Ambos fueron las grandes figuras de un equipo conformado por José Pekerman, que integraron, entre otros, futbolistas como Joaquín Irigoytía, Sebastián Pena, Mariano Juan, Leonardo Biagini, Panchito Guerrero y Cristian Chaparro, un representativo que causó sensación y se alzó con el título, que hasta ahí Argentina había obtenido una sola vez, en 1979 en Japón con Diego Maradona y Ramón Díaz como figuras.

Para el Apertura de 1995 llegó Héctor Cúper, y con él, dos incorporaciones que serían fundamentales: Hugo Alberto Morales, por quien Lanús le pagó a Huracán un millón de dólares, y el volante central Daniel Cravero, proveniente de Platense. El club se desligó de varios futbolistas, como el Tata Martino, Cristian Dollberg, Tapita García y Walter Lemma, apostando fuerte por las jóvenes figuras de la cantera que venían pidiendo pista. Así se empezó a configurar uno de los mejores equipos de la historia del club: Roa; Loza, Simionato, Schürrer y la Urraca González; Peinado, Cravero, Hugo Morales y el Caño Ibagaza; Gonzalo Belloso y Ariel López, con Juan José Serrizuela, Javier Gómez, Walter Coyette, Claudio Enría, el Tero Di Carlo y Claudio Spontón alternando. El torneo Apertura 1995 lo ganó el Vélez de Bianchi. Detrás clasificó Racing. El tercero fue Lanús, en la segunda mejor colocación de su historia en el profesionalismo hasta ahí, detrás de los subcampeones del 56. En el Clausura de 1996 los grandes animadores fueron Vélez, Gimnasia y Esgrima La Plata y Lanús. La clave estuvo en la fecha 17: Lanús, acompañado por una multitud, visitó a Deportivo Español en cancha de San Lorenzo y sin mostrar el juego que hasta allí había desplegado, fue derrotado por 1 a 0 por un rival que metió como si jugara una final. Esa derrota desanimó tanto al público como al plantel Granate, que en la fecha siguiente empató de local ante Gimnasia de Jujuy, en tanto Vélez, que venció a Belgrano en Córdoba, y el Lobo platense, que goleó en su cancha a Racing por 6 a 0, se encaminaron a la resolución en la fecha final. El equipo de Carlos Bianchi, que llegó al cierre con un punto de ventaja, se quedó con el título tras empatar en cero ante Independiente, mientras a la misma hora, en la cancha de Estudiantes de La Plata, el local y Gimnasia empataban el clásico en uno y el Lobo sufría otra gran frustración, un año después del célebre gol de Mazzoni que en la última fecha del Clausura 95 lo había privado del primer gran festejo de su historia. Lanús cerró el Clausura 96 cayendo en cancha de Huracán por 2 a 1 y clasificó en tercer lugar por segunda vez consecutiva. Lo mejor estaba por venir.

En la foto: Formación de Lanús en el Torneo Apertura 1995, con  Loza, Schürrer, Rómoli, Simionato, Peinado y Armando González; Cravero, Ibagaza, Di Carlo, Ariel López y Hugo Morales.