martes, 27 de diciembre de 2022

Cristina no quiere. ¿Será Máximo 2023?


por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

El campeonato mundial de fútbol pasó. Ya es historia. Millones de argentinos somos dichosos por el triunfo de nuestra selección. Nuestro equipo, por su enorme calidad, a algunos veteranos nos recuerda a aquel magnífico conjunto brasileño ganador del mundial de 1970 integrado por Felix, Carlos Alberto, Brito, Piazza, Everaldo, Clodoaldo, Jairzinho, Gerson, Tostáo, Pelé y Rivelino. Por unos días esta importante victoria deportiva, junto a la celebración de Navidad y el festejo de fin de año nos permitirá vivir algunas horas de felicidad con familiares y amigos. Después, como dice la canción: “Volverá el pobre a su pobreza, volverá el rico a su riqueza y el señor cura a sus misas”.  Así que muy pronto estaremos nuevamente frente a la obligación de ayudar a encontrar soluciones para que nuestro pueblo pueda vivir un poco mejor luego de haber pasado tantas penurias.

Finaliza un año post pandemia y entraremos a un 2023 que uno imagina será movido porque en unos meses habrá elecciones presidenciales. En poco tiempo las diferentes fuerzas políticas deberán resolver quienes serán sus candidatos en elecciones abiertas o cerradas. Según parece, si no hay modificación de la legislación respectiva, el formato de la elección de candidatos será el de las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) a nuestro entender el mejor de los mecanismos, pues permite intervenir al pueblo respecto a decidir candidaturas y no que ellas sean consecuencia de la acción de los aparatos partidarios en actos cerrados donde se imponen quienes tienen mas dinero, más “fierros” y más punteros

cuyas acciones, generalmente, no responden a métodos transparentes y democráticos. Algunos momentos no felices hemos vivido quienes venimos de viejas experiencias.

   En el Frente de Todos se abre un abanico de posibilidades y en la medida que avancen los días irán asomando quienes se crean con derecho a competir por la presidencia de la Nación. Presumimos que no serán pocos pues el peronismo, en tanto una de las fuerzas políticas con mayor potencia electoral, tiene muchas figuras con capacidades adecuadas como para salir al ruedo. Recientemente Cristina decidió dar un paso al costado.  Con ese gesto dejó abierto el camino a todas las inquietudes y estimuló los ánimos de los que deseen competir. No hace mucho tiempo, después de haber soportado las cosas que sufrió -entre ellas nada menos que un intento de asesinato y el hostigamiento permanente de parte de “la mafia del partido judicial” que la condenó a seis años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos- Cristina Fernández de Kirchner, con fuerte respaldo popular, siendo líder indiscutida del amplio espacio que ocupa el peronismo kirchnerista en la escena nacional, aparecía como la candidata obligada del Frente de Todos o de algún dispositivo similar para enfrentar electoralmente al conservadurismo macrista en octubre de 2023. Pero Cristina dijo que no será de la partida y afirmó que no integrará ninguna lista en las próximas elecciones. Ante esta afirmación es de suponer que  su “no” será “no” y entonces, dentro del Frente de Todos, queda el terreno libre para quienes se sientan en condiciones de competir por el premio mayor. Claro que ante los adversarios a enfrentar cada quien deberá comprender que "no es para cualquiera  la bota de potro".

El tema de las candidaturas siempre es complicado y tratarlo en el estado actual del Frente de Todos no será sencillo. Sabido es que en su interior existen diferentes corrientes de opinión y un número no pequeño de referentes que expresan posiciones diversas. La oferta puede ser variada. De la "ortodoxia" va quedando poco. 

  El paso de la vida va dejando en el camino a los protagonistas de tiempos pasados y convirtiendo a ciertas tradiciones en fotografías históricas. A los que aún continuamos de pie con voluntad de contribuir a la construcción de la patria soberana, nos queda la posibilidad de seguir sembrando en el terreno de las ideas, rescatando lo bueno del pasado y alertando para no repetir errores de otras épocas. No es mucho. Pero puede servir.  De las figuras actuales habrá que elegir alguna y veremos cómo se sale de este embrollo. En una primera mirada no es difícil advertir que con Cristina fuera de la línea de largada, según como le vaya en su gestión al frente del Ministerio de Economía, puede ser que se valoricen las acciones de Sergio Massa. Uñac, otro Sergio, gobernador de San Juan, viene calentando motores desde hace tiempo y es bien visto por algunos gobernadores de peso. Si decide jugar no debería demorar mucho en ponerse los botines para salir a la cancha. Daniel Scioli, que conserva gran parte de la estructura armada allá por 2015 cuando perdió frente a Macri por mínima diferencia, tal vez resuelva volver por el desquite. Alberto Fernández parece que también esta dispuesto a dar pelea. Después de transpirar tanto la camiseta es de  imaginar que  no estará en sus planes entregarse mansamente haciendo mutis por el foro. Según dicen algunos de sus allegados con larga experiencia en las lides políticas, hay horizontes de esperanza en el "albertismo". El  "cristinismo",  ahora sin Cristina para la competencia electoral, tendrá que ver cómo  se meterá en la disputa. Al kirchnerismo duro le naufragaron dos consignas que en su momento parecían sólidas. "Si la tocan a Cristina que quilombo se va armar" y "Cristina presidenta". A la ex presidenta y actual vice le hurgaron hasta en  la pelusa del ombligo  y nadie movió un dedo. Aseguró no ser candidata y no hubo ningún clamor pidiéndole que revea su decisión. Tampoco se dieron  explicaciones de por qué la calma y el silencio en los campamentos "cristinistas"ante tanta agresión hacia su conductora.

En el peronismo estas aflojadas suelen tener un costo elevado. 

¿Habrá llegado la hora de Máximo 2023? Algunos estamos convencidos que Máximo Kirchner, actual presidente del Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires, es la mejor carta que  el campo popular tiene en sus manos para jugar en este momento histórico frente a los adversarios macristas que, electoralmente, representan a la peor y más feroz cara del neoliberalismo. Sin duda la candidatura de Máximo Kirchner permitiría el agrupamiento y apoyo  de un amplio sector de la militancia nacional y popular. También, reconozcamos, que en paralelo con esa elección sería imprescindible que La Cámpora, importante organización que Máximo conduce, elabore una línea de trabajo que la acerque fraternalmente al movimiento obrero y a quienes conservan su afecto intenso a las tradiciones peronistas. Cosas de lo viejo, superadas por el tiempo, son descartables, pero mucho de lo nuevo  también es inservible si no garantiza derrotar a los enemigos de la patria.

Por supuesto que mantener la unidad del Frente de Todos es absolutamente necesario, pero tan importante como esto es que dentro del movimiento nacional cada militante, dirigente o sector exprese claramente sus ideas de acuerdo a la realidad que nos toca vivir después de transcurrido casi un cuarto del siglo XXI.  

En la base de nuestra sociedad algo está ocurriendo que aún no percibimos en su real dimensión. Tal vez estén naciendo las fuerzas que impulsarán los cambios que nuestro país necesita. Cinco millones de almas que espontáneamente salieron a las calles a festejar un triunfo deportivo probablemente hayan dejado un mensaje que es necesario descifrar.

Por el lado de la oposición que encarna el macrismo la cosa es mucho más sencilla. Sobre las rencillas internas que protagonizan  personajes menores se impondrá, indefectiblemente, la voluntad del patrón. Finalmente se hará lo que Mauricio Macri decida y lo demás será cartón pintado.

Lo de Javier Milei, por ahora, es solo un desfile de extrañas figuras con un personaje de opereta a la cabeza que, si nuestro pueblo mantiene la cordura, se perderá en la suciedad de la bruma que suele aparecer en el espacio de nuestras desgracias políticas.

Termina un año y comienza otro. Felices en lo deportivo. En lo demás... con más incertidumbres que certezas.

   (*) De Iniciativa Socialista