sábado, 1 de julio de 2023

Todos tienen sus ejércitos mercenarios


por Lisandro Martinez*

Crisis, guerras y revoluciones

En la guerra de Ucrania, Putin está como pájaro hipnotizado por la serpiente y espera se extienda la guerra de rapiña de la OTAN a Rusia. EEUU quiere colonizar las reservas naturales y territoriales de la ex URSS, incluido el más grande reservorio de armas nucleares. Ucrania, Rusia, EEUU y los más insospechados, tienen su ejército de mercenarios, dispuestos para las peores atrocidades sin que deban rendir cuentas.

            La burguesía actúa mediante ejércitos mercenarios. Su participación se hizo evidente el 31/3/2004 en la ciudad iraquí de Faluya, que se convirtió en el símbolo internacional de resistencia a los yanquis. Ese día los medios mundiales debieron emitir las imágenes de 4 soldados del ejército mercenario Blackwater colgados del icónico puente de la ciudad de Faluya sobre el rio Éufrates. Los patriotas iraquíes capturaron mercenarios, los fusilaron y colgaron sus cuerpos. Blackwater fue descubierto otra vez en 2007, cuando asesinó a 14 civiles e hirió a más de 10, mujeres y niños, en la Plaza Nisour en Bagdad. Blackwater quedó expuesto y los investigadores hallaron contratos millonarios con el gobierno de EEUU, dejando al descubierto acuerdos con la CIA para asesinar a líderes de Al Qaeda.

El 23/10/2014 cuatro asesinos de Blackwater fueron condenados por la justicia federal de EEUU por su accionar en Irak pero en 2020 el presidente Trump los indultó. 

Los horrores de la guerra, una iniciativa burguesa para corregir una crisis imparable

Los ejércitos mercenarios son inherentes a la burguesía internacional. Desde hace décadas

les permite a los estados “democráticos” intervenir con “manos libres”, produciendo
masacres, limpiezas étnicas, escenarios de barbaries y negocios prostibularios, sin dejar huellas. Los genocidios que se ocultan a partir de ejércitos mercenarios agregaron y extendieron negocios ilícitos para los grandes grupos económicos del capital. Así masificaron la prostitución en los ‘90, cuando Bosnia-Herzegovina acababa de salir de la guerra y aprovechando instituciones frágiles y fronteras inestables impulsaron el negocio de “la trata” bajo el control de ejércitos mercenarios. Las mujeres fueron víctimas de redes de prostitución, explotación laboral de mendicidad y matrimonios forzados.    

A este cuadro de corrupción internacional se sumaron “oficiales de la ONU en Bosnia que permitieron se estableciera una red de traficantes que engaña, prostituye y vende mujeres y niñas” (informe de Human Rights Watch). Según HRW, los traficantes obligaron a miles de mujeres y niñas a prostituirse en Bosnia y Herzegovina y no fueron detenidos por sus crímenes, debido a que el negocio estaba sostenido por los países en guerra.

En tres años, Human Rights Watch (HRW) descubrió una extensa red de tráfico de mujeres, en la que 2.000 mujeres y niñas fueron vendidas en Europa del Este. El informe “Esperanzas traicionadas: tráfico de mujeres y niñas a Bosnia y Herzegovina prostitución forzada”, explica que bajo promesas de trabajo las mujeres fueron atrapadas en la prostitución forzada. HRW documentó cómo la ONU en Bosnia facilitó el tráfico de mujeres falsificando documentos, patrocinó burdeles, aprovechó servicios sexuales gratuitos y hasta participó del tráfico. HRW consiguió documentos de la misión de la ONU en Bosnia y Herzegovina que revelaron que agentes policiales visitaban clubes nocturnos como clientes de  mujeres y niñas traficadas (CIMAC).

Ejércitos mercenarios

En los últimos 20 años surgieron decenas de “compañías de seguridad” que se dedican a trabajar para gobiernos y empresas, proporcionado personal de las fuerzas de seguridad cuyas fojas de servicio son un prontuario de la vileza y no un catálogo de buen comportamiento. Esos ejércitos del empresariado tuvieron notoriedad por su crueldad en Afganistán e Irak, otros fueron contratados para intervenir en secuestros, masacres o custodiando pozos petrolíferos. Su acción delictiva y las violaciones a derechos y garantías provocaron acciones heroicas en cada país por donde pasaron. Más de un centenar de la lacra mercenaria tuvo como destino Afganistán e Irak y fueron interrogadores en la mesa de torturas apoyando a EEUU.   

Academi (Blackwater) es el principal ejército de mercenarios de EEUU. Esta empresa privada de seguridad fue fundada en 1997 por Erik Deán Prince y Al Clark para entrenar a marines de Estados Unidos. Su primer trabajo fue para el gobierno entrenando 100.000 soldados después del ataque al buque USS Cole (EEUU) en Yemen. En 2002 aportó cientos de hombres para apoyar a EEUU en la guerra de Afganistán y más tarde en Irak.

La impunidad en todo el mundo para los ejércitos mercenarios la denunció The New York Time luego de varias masacres donde actuaron mercenarios de Blackwater. Estos fueron investigados y denunciados poniendo foco en esa organización.  

Blackwater aseguraba ser “la más completa compañía de militares profesionales para tareas de refuerzo de la ley, seguridad, pacificación y estabilidad mundial”. La empresa actuaba en secreto y se desconocía su existencia. Pero en 2004 cuando 4 de sus mercenarios fueron atrapados por patriotas iraquíes, se reforzó la denuncia internacional y blindó la lucha por la liberación nacional.

En 2007 se supo que Blackwater asesinó a 17 civiles en Irak, trabajando al servicio de la CIA en la mesa de torturas, siempre con inmunidad de EEUU. Luego de asesinatos y masacres, “la empresa” cambió de nombre en 2009 y se llama Academi. Erik Deán Prince, fuera de “la empresa”, planeó formar un ejército mercenario para derribar a Nicolás Maduro en Venezuela.

Defion Internacional, ejército mercenario en Perú, Dubái, Filipinas, Sri Lanka e Irak, reclutó mano de obra barata latinoamericana. A Irán envió a 3.000 peruanos y ecuatorianos para tareas de protección o guerra sucia con un salario de u$s1.000. Defion dio “apoyo logístico” a empresas petroleras y participó en el conflicto de Libia. Según Bloomberg, antes de que Gadafi fuera asesinado, “los rebeldes” solicitaron ayuda de Garda (ejército mercenario) para “asediar a Gadafi”.

EEUU pretende invadir Rusia con lo que el imperialismo va a una masacre extendida. Esto replantea, como al inicio de la primera guerra, que: “El mundo ha entrado de lleno en un cuadro de contradicciones insalvables en medio de una “nueva época de guerras y también de revoluciones”. 

      (*) De Política Obrera