sábado, 4 de noviembre de 2023

Barata parece no vivir en Argentina

por Lisandro Martinez*

“Aquí hay un régimen político criminal y no es de ficción como House of Cards”

House of Cards es una serie de Netflix estrenada hace una década. Kevin Spacey encarnó a Frank Underwood, un demócrata que coordina la Cámara de Representantes de EEUU pero que aspira a mucho más, sin escrúpulos ni límites y termina como un presidente que a quien se le pone en el camino lo empuja debajo del subterráneo sin más trámites.

Salvador Baratta no se enteró que los periodistas escribieron en Clarín y La Nación presentando un régimen político criminal y fraudulento que supera la ficción de House of cards.

Manejo delictivo de las listas de otros partidos por los punteros de Massa y Milei

Lo real, lo simbólico e inmoral, es que son los diarios burgueses quienes lo cuentan, los de tirada mayoritaria. Clarín y La Nación en sus ediciones diarias dan detalles de la manipulación de las listas electorales de otros partidos pero que son manejadas por Massa y Milei sin que el Colegio Electoral -una institución a la altura de la bocina para aviones- diga esta boca es mía.

La inexistencia de políticos íntegros y en cambio la presencia de ventajeros y coimeros abre la ruta para la prostitución electoral de Macri, Massa, Milei y también Bullrich, quien debe explicaciones desde 1979 cuando trajo a 100 militantes refugiados en Europa para que, en la supuesta “contraofensiva de montoneros”, los liquidaran los genocidas.

A toda orquesta los diarios señalan a una mafia enquistada (www.Clarin pág. 8, 27/10/2023). El proceso electoral está amañado, el bastonero es Sergio Massa aprobado por el FMI para hacer y deshacer. Esto

pone de relieve una actividad ilegal de Massa que mete y saca candidatos de otras fuerzas políticas con
el beneplácito de Milei, quien se deja tocar el trasero sin que esto provoque una sola reacción del “hombre del chaleco de fuerza” ni de prohombres burgueses que con su silencio acuerdan con la ilegalidad.

Baratta cree estar en La isla de la fantasía, donde burgueses de buen talante van a ejercer gobiernos en favor de la gente y señala lo más pancho –porque parece no entender qué es el imperialismo- y dice que “los argentinos debemos votar por Massa o por Milei” y agrega: “Debemos pensar, si queremos seguir viendo un país arrasado, con inseguridad, con miseria, hambre, sin salud, sin educación”. Baratta no hace el balance de las jornadas electorales donde los 4 principales candidatos se pusieron del lado del sionismo agresor contra un pueblo que lucha por su liberación nacional, mientras una quinta candidata izquierdista en forma vergonzante adjuró en defender los métodos de un pueblo en lucha por su liberación.

La clase obrera en 1871 en París cuando tomó el poder –me lo recordó un compañero- sabiendo la fragilidad de palabra de los burgueses, tomó rehenes y a la hora de la traición burguesa también los sacrificó en medio de una encerrona de varios ejércitos contra los obreros, que terminó con una masacre como con la que ahora esperan “pacificar la franja de Gaza” a través de una carnicería ejemplar, con el visto bueno de todos los candidatos y ex candidatos de la argentinidad al palo.

Baratta hace un planteo que es una verdadera encerrona recalcitrantemente democratizante, como si los candidatos no fueran parte del fraude organizado denunciado por Clarín y La Nación. Pero parece que los candidatos de Lanús no leen ni estudian los fenómenos políticos. A estas alturas cuando el régimen electoral cumple 40 pirulos, no podemos más que denunciarlo por trucho.

¡Son 40 años de régimen electoral falluto impuesto por los imperialistas de Inglaterra, EEUU y la ONU!

Es muy esclarecedora cómo fue la vuelta a “la democracia” brindada por las naciones que nos explotan desde hace siglos. En 1983 volvió el régimen electoral de la mano del Consenso de Washington y no fue obra de una movilización política del pueblo, aunque si lo fue por la clase obrera que el 30 de abril de 1982, en el centro político de Casa de Gobierno, 40.000 cojudos le coparon Plaza de Mayo a los torturadores que ahora defienden Milei, Bullrich y Villarruel. Fue la acción de la flota británica, cuando los yonis, los yanquis y Pinochet nos afanaron las Islas Malvinas; el imperialismo nos dio como “el padrino pelado” algunas chirolas para que no nos engolosinemos y entonces volvimos al carrusel de los fraudes y el dedo en el tujes al pueblo.

Puede un entuerto electoral más alejado de la democracia que el argentino darnos alguna perspectiva con dos hombres: ¿Massa y Milei que le vendieron el alma al FMI? ¿Pueden ofrecernos alguna perspectiva de cambiar el rumbo para nuestro castigado país?   

Las elecciones en Argentina son truchas y nadie con coraje y sin anteojeras puede embellecerlas. No las garantizaría ni el mismísimo Mahatma Gandhi si volviera descalzo y apoyado en su varita de mimbre.

Massa y Milei no sólo están a favor de la masacre al pueblo palestino sino que justifican la barbarie por lo que van a obtener en el reparto. Pero además de malos bichos no entienden lo que es la soberanía de un pueblo. Para Massa y Milei fueron primero los combatientes del país invadido por el sionismo quienes atacaron y eso no debía ser aceptado por el imperialismo, aunque los habitantes históricos de Gaza son los palestinos y sino pregúntenle al palestino Jesús de Nazaret, quien nació en Belén y fue juzgado y condenado a morir crucificado por jueces hebreos (leer La Biblia).

    La presencia del sionismo desde hace 75 años en Gaza queriendo apropiarse de lo que no es de ellos, es un acuerdo entre el fascista Adolfo Hitler y los sionistas. Ese aborto lo defienden los capitalistas foráneos y los de argentina sometida.

La lucha del pueblo palestino por su liberación nacional es la misma que recorrieron los pueblos de Argelia, Vietnam y Afganistán; más temprano que tarde el futuro de Gaza es la liberación nacional de Palestina.

El voto en blanco, un repudio que el pueblo guarda en su memoria para ocasiones de burlas como ésta cuando se enfrenta a un régimen falto de papeles, es lo que corresponde para darle una respuesta a semejante latrocinio.

   (*) De Política Obrera