viernes, 26 de abril de 2019

La fiesta cívica

por Lisandro Martinez*

Pocas salchichas para muchos perros. 
                                            Omar Dalponte

Gloria a dios en las alturas, recogieron las basuras 
de mi calle ayer a oscuras y hoy sembrada de bombillas 
y colgaron de un cordel, de esquina a esquina un cartel 
y banderas de papel, verdes, rojas y amarillas.
                                                Joan Manuel Serrat

Desde hace 36 años y cada 24 meses vuelve a mi pueblito el carromato de los buhoneros, estafadores y vendedores de buzones, que presentan por millonésima vez su obra cumbre, desgastada y maloliente llamada “La fiesta cívica”; es un viejo cuento de La buena pipa, un verdadero “coñazo” -como dicen los gallegos- que funciona como un perfecto engañabobos que bianualmente golpea las puertas y se presenta en nuestra casa para ofrecernos, como el vendedor de ilusiones, trapos de pisos orinados por zorrinos que con el uso, según prometen, se transformarán en lienzos de terciopelo engarzados con perlas y nos piden paciencia y “llame ya”. 
   Desde la tele con caras siliconadas y morisquetas hipócritas los asesinos de Kosteky y Santillán -Aníbal Fernández, Felipe Solá, Duhalde- hacen promesas reparadoras mientras preparan su próxima represión contra el pueblo trabajador en nombre del trabajo, la paz y el progreso. Los que vaciaron una y otra vez Anses (Bossio, Massa, etc.) prometen mejorar la vida de los jubilados. Los que cierran fuentes de trabajo prometen salarios que cubran el 50% de las necesidades. Los que reparten bolsas de comida de mala calidad (Stanley, Vidal, Grindetti) y distribuyen para los pibes morfi con caca de ratas en los colegios, aseguran que si los eligen la educación será como la del primer mundo pero pagan salarios a docentes
con los que viven sólo 18 días. El evangelista de la campera amarilla (Olmedo) que explota el trabajo rural en negro y de menores promete “no robar más”. El PJ/CFK que ha protegido la continuidad del gobierno minoritario de Mauricio y le han permitido durante estos tres años y medio la destrucción de la vida del pueblo trabajador y de los jubilados, quiere que llegue a elecciones para luego poder hablar de “la herencia recibida” y volver al blanqueo de guita negra con sus hoteles. Con el macrismo y sus aliados a la carta (PJ/CFK y el resto de la opo), el pueblo trabajador padece una calamidad. En la Argentina hay desocupación, hambre y miseria.
    ¿Es necesario esperar a octubre para echar a Macri?
El escenario de crisis es sostenido con alfileres por la “oposición patronal y la CGT”.
    Algunos baten el parche que “lo importante, ahora y siempre, es que las candidaturas se resuelvan en las PASO”. Hay que señalar que las PASO organizadas por los K fueron y son proscriptivas ya que determinan que aquella agrupación que no es votada por más del 1,5% queda fuera de la compulsa electoral; una medida prohibitiva contra la izquierda, un producto antidemocrático que va dirigido contra partidos pequeños. La posición democrática es rechazar todo tipo de proscripción electoral y la injerencia del estado al interior de los partidos políticos.
   Desde hace rato el peso de la deuda pública y el desmoronamiento del gobierno de Macri requieren que la clase obrera y su vanguardia organicen la rebelión popular, cortando las ataduras y soltando amarras para cambiar la historia.
  Con el riesgo país en 940 puntos, uno por uno el staff del statu quo (Milei, Nielsen, Kicillof, Lavagna, López Murphy, Sturzenegger, Redrado, Cavallo, Espert, Dujovne, Calvo, Melconian, Angelo Calcaterra, Luis Caputo, etc.) ya no pueden disimular como el retrato de Dorian Gray que el tiempo les ha morfado la pintura y ahora quedaron expuestos hasta sus colmillos y ojeras vampirescas que ya no pueden ocultarse. Una horda de personajes salidos de una pesadilla -ávidos del dinero público- desfila por los sets de TV sin pudor alguno reclamando sangre, sudor y lágrimas de los que trabajan. 
   Muñecos de torta de las miserias humanas que humillan la existencia se proponen ser fieles intérpretes del FMI, cuando la tarea histórica que corresponde es romper con las instancias depredadoras de los recursos naturales, no pagar la deuda e industrializar el país bajo el control de los trabajadores. Una tarea voluminosa cuya instancia necesita ser colectiva.
   Hay que acabar con el tormento de Macri antes de que se lance a girar el carrusel electoral.
La agenda obrera en estos términos es una iniciativa propagandística cuyo objetivo es poner de relieve la caducidad del parlamento, ámbito donde no se resuelven las reivindicaciones que reclaman las masas (aborto, salarios, jubilaciones, trabajo, educación y salud gratuita, etc.). Hay que ir a una lucha pedagógica desde la tribuna electoral hasta agotar el proceso meramente parlamentario y pasar junto con los trabajadores a una etapa superior de la democracia obrera que permita acceder a las reivindicaciones populares (“La fuerza de la Izquierda en el Congreso”, pág.13).
   La deuda externa es el problema de los problemas ya que se ha transformado en una traba absoluta para el desarrollo de la nación.
   A los posibles triunfadores de octubre (Macri o CFK/PJ, etc.) no podemos darle nuestro voto de confianza porque ellos son pagadores seriales de la deuda. La recomposición de la deuda pública en sus manos es dejar al zorro cuidando el gallinero. Los vecinos y trabajadores movilizados deben expresarse mediante la Asamblea Constituyente Soberana en los municipios, las provincias y el país.
    Hay que nacionalizar sin pago todos los recursos energéticos y estratégicos bajo el control obrero, nacionalización de la banca y el comercio exterior, cese de fuga de capitales y el despilfarro del ahorro nacional para reorientarlo a un plan de industrialización. Prohibición de despidos y suspensiones, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario. Salario mínimo igual al costo de la canasta familiar actualizado por inflación. El 82% móvil y la devolución del Anses al control de trabajadores y jubilados, y reposición de aportes patronales. Desmantelamiento del aparato represivo. Elección por voto popular de jueces y fiscales para terminar con la impunidad.
   No permitamos que en noviembre con la resaca electoral a cuesta vuelva el pobre a su pobreza, vuelva el rico a su riqueza y el señor cura sus misas; se despierte el bien y el mal, la zorra pobre al portal, la zorra rica al rosal y el avaro a las divisas.
Hagamos que sea ésta la hora del pueblo trabajador.  
   (*) Del Partido Obrero