jueves, 9 de abril de 2020

A las lacras propias y ajenas

por Omar Dalponte*

omardalponte@gmail.com 

    Los contreras, aquellos a los que ni siquiera les da para calificarlos de gorilas, esos cómplices subdesarrollados que en un acto de cipayismo total votaron al macrismo y también son responsables de los trágicos cuatro años de Mauricio Macri, esos "mordisquitos" discepolianos que ahora, aprovechando la enorme idiotez e incapacidad de algunos de los nuestros, causantes de la brutal agresión física y moral contra los abuelos el viernes 3 de abril, socarronamente dicen que los científicos de Alberto son peores que los ceos de Macri. A estos idiotas prostituidos mentales hay que responderles en el mismo tono que ellos emplean cuando nos atacan.
Que un puñado de incapaces haya sido responsable del desastre que sufrieron los abuelos no habilita a nadie a echar difamaciones sobre todos los colaboradores de altísimo nivel con que cuenta nuestro gobierno. El gobierno está encabezado por un presidente de excelencia y quienes de una manera o de otra reivindican a la banda macrista se asemejan a quienes reivindican a las dictaduras militares del pasado. Ahora las cosas son como son. Somos gobierno los peronistas.  Lo seremos por cuatro años, y tal vez por algunos más. Así que, aunque les duela la derrota, esta es la realidad. Realidad que algunos estamos dispuestos a cuidar y defender hasta nuestro último esfuerzo 
    Algunos, que no somos pocos, también estamos dispuestos a mantener viva la memoria, no olvidar el saqueo macrista y castigar a los saqueadores y sus cómplices  con todo rigor. 
Estos sirvientes que hoy son críticos e insultadores en el ámbito de las redes y del periodismo venal, contreras de mente estrecha y antiperonismo cerrado, por su posición antipatriótica, no tienen autoridad moral ni siquiera para mirar de frente a sus hijos y sus nietos. El odio los ha sepultado en vida. Y su odio ha incrementado el nuestro hacia ellos.
   Que digan lo que quieran. Nosotros diremos lo que queremos.  Es imprescindible dar la pelea cultural. Para afuera del peronismo. Y para “el adentro” también. Porque no descansaremos hasta expulsar de nuestras filas a irresponsables, incapaces que cometan
barbaridades como la del viernes 3 de abril.
Cosas así, como robar desde la función pública, en un gobierno peronista es inadmisible.
Adentro tenemos muchas lacras que más temprano que tarde habremos de echar a patadas.
   Recientemente ha reventado otra pústula en el ministerio de Desarrollo Social donde se han comprobado compras que significan una verdadera estafa. Un robo a los más humildes y una herida profunda a la confianza que se depositó en quienes resultaron ser delincuentes comunes. Sobre  estos sinvergüenzas debe caer todo el peso de la ley y hay que dar ejemplos actuando sin contemplaciones.  
Los peronistas somos los primeros que debemos denunciar hechos como el del viernes negro del tercer día de abril. Y también ser implacables contra los ladrones como los que delinquieron en el Ministerio de Desarrollo Social. Aquí hay que entender que nuestro gobierno atraviesa una muy difícil, gravísima situación por la pandemia.
Tenemos claro que en nuestro gobierno hay enquistados no pocos inútiles, oportunistas, traidores y ventajeros a quienes poco les importa la patria. Es necesario acorazar a nuestro presidente, blindarlo contra los ataques de los enemigos neoliberales y cuidarlo de los deshonestos que buscan hacer negocios personales. Hacia afuera es imprescindible que la militancia peronista, leal al movimiento y a nuestros dirigentes capaces y honestos, libre la gran batalla política y cultural contra los enemigos neoliberales sin permitir que los cantos de sirena del macrismo penetren en las mentes y espíritus débiles de quienes siempre están más cerca de la traición que de la lealtad.
Haber reconquistado el gobierno no ha sido tarea fácil. Hoy tenemos el compromiso frente al pueblo de sacar al país adelante  y de edificar una nueva Argentina. Y esto lo lograremos con los peronistas capaces, leales y honestos. Por esta necesidad histórica de producir cambios profundos en el terreno de lo moral, habremos de ser los peronistas quienes denunciemos y castiguemos, primero que cualquiera, a los logreros y delincuentes que hayan conseguido apoderarse de cargos públicos para robar y cometer actos repudiables. Lo que se hizo en el Ministerio de Desarrollo Social y el daño moral y físico que se  hizo a los viejos el 3 de abril es imperdonable. En materia de derechos de la ancianidad el peronismo tiene una rica y buena historia. Y ahora cuatro idiotas nos dejaron pagando frente a la sociedad. Seguramente, mientras muchos ancianos se descompusieron frente a los bancos buscando un mendrugo, más de uno de esos “subsecretarios” que no sirven para nada, malgastaron su tiempo jugando con la Play Station en la comodidad de sus casas. Quienes  mandaron a nuestros viejos a la calle en medio de una pandemia merecen expulsión y juicio por mal desempeño como funcionario público. Igual que los ladrones trepados en Desarrollo Social. Igual que quienes cobran sueldos fabulosos y estafan al Estado porque no sirven para nada. Esto tenemos que exigirlo desde las bases. Nosotros antes que cualquiera, si es que de verdad defendemos a nuestro gobierno.
    Estamos obligados a proponer y ejecutar peronismo verdadero. Como cuando aquel  28 de agosto de 1948 la ilustre compañera Eva Perón proclamó los Derechos de la Ancianidad, finalmente incorporados a la Constitución Nacional de 1949 en su Sección Tercera, Artículo 37: 1.-Derecho a la asistencia. Todo anciano tiene derecho a su protección integral, por cuenta y cargo de su familia. En caso de desamparo, corresponde al Estado proveer a dicha protección, ya sea en forma directa o por intermedio de los institutos y fundaciones creadas o que se crearen con ese fin, sin perjuicio de la subrogación del Estado o de dichos institutos, para demandar a los familiares remisos y solventes los aportes correspondientes. 2.- Derecho a la vivienda. El derecho a un albergue higiénico, con un mínimo de comodidades hogareñas es inherente a la condición humana. 3.- Derecho a la alimentación: La alimentación sana, y adecuada a la edad y estado físico de cada uno, debe ser contemplada en forma particular. 4. - Derecho al vestido: El vestido decoroso y apropiado al clima complementa el derecho anterior. 5.- Derecho al cuidado de la salud física. El cuidado de la salud física de los ancianos ha de ser preocupación especialísima y permanente. 6.-Derecho al cuidado de la salud moral. Debe asegurarse el libre ejercicio de las expansiones espirituales, concordes con la moral y el culto. 7.- Derecho al esparcimiento. Ha de reconocerse a la ancianidad el derecho de gozar mesuradamente de un mínimo de entretenimientos para que pueda sobrellevar con satisfacción sus horas de espera. 8-Derecho al trabajo. Cuando el estado y condiciones lo permitan, la ocupación por medio de la laborterapia productiva ha de ser facilitada. Se evitará así la disminución de la personalidad. 9-Derecho a la tranquilidad. Gozar de tranquilidad libre de angustias y preocupaciones, en los años últimos de existencia, es patrimonio del anciano. 10- Derecho al respeto. La ancianidad tiene derecho al respeto y consideraci6n de sus semejantes.
 Esto fue peronismo en estado puro. Volvamos a él porque reseros somos y en la huella andamos.  Y “quien en esta huella se planta, debe cantar cuando canta, con toda la voz que tiene”.

(*) De Iniciativa Socialista