domingo, 30 de junio de 2013

Certezas , dudas.. ¿Qué está pasando?

por Omar Dalponte

nuevospropositos@hotmail.com

De la actualidad nacional e internacional es posible extraer tanta información que, despues de procesarla, uno se siente como navergando en un mar de certezas y de dudas. Respecto a estas últimas, para su análisis es necesario formularse muchas preguntas que, como siempre, pueden tener -o no- respuestas correctas. Los acontecimientos que por estos días están ocurriendo en Brasil son gravísimos. La masivas movilizaciones en distintas ciudades brasileñas, algunas reprimidas severamente, constituyen un hecho concreto. Es lo que vemos. Pero el tema es de tal complejidad que exige profundizar la investigación para arribar a alguna conclusión y desentrañar las causas reales que motivaron semejante batifondo en un país donde, precisamente, no hay un gobierno al que se pueda caracterizar de derecha. Un detalle nos permite -eso sí- conjeturar que nada es casual. Así como aquí Clarín estimula los movimientos de protesta contra el Gobierno de Cristina Fernández, el diario O”Globo incita las revueltas en Brasil. De la misma manera proceden otros poderosos medios de comunicación brasileros e internacionales. Es difícil creer que estos episodios ocurren por el aumento del boleto en los transportes o por gastos excesivos en la modernización de un estadio de fútbol. Sin duda, el funcionamiento del Mercosur, de la Unasur, la creación de la Celac y la presencia de gobiernos democráticos y de progreso que proponen mayor integración en la región molestan a los imperios, especialmente al imperialismo yanqui. No pensar que la mano de la CÍA ( Agencia Central de Inteligencia de los EE.UU) está metida en estos movimientos desestabilizadores y que se esté operando para extenderlos a los demás países, particularmente a Venezuela, Argentina, Bolivia y Ecuador sería un descuido mayúsculo. Hoy, el estudio de la situación internacional y la acción por reforzar la solidaridad
entre los países hermanos de América del Sur y del Caribe es una tarea militante central. A esta opinión creemos conveniente sumarle la necesidad de incrementar nuestro compromiso solidario y formularnos un par de interrogantes: ¿No habrá descuidado el gobierno de Dilma Rousseff cuestiones de imperiosa necesidad para el pueblo brasileño? ¿ Por qué ese distanciamiento entre la izquierda y la juventud? ¿Por qué ese alejamiento del PT y sus aliados de las organizaciones sociales que, con razón hacen justos reclamos? ¿Por qué no se profundizaron políticas que apunten a lograr mayor equidad? ¿ No se habrá bajado la guardia frente a la oligarquía, la gran burguesía y los sectores de las altas finanzas de Brasil que, seguramente, no son ajenas a la realización de las movilizaciones callejeras? A pesar de todo ¿se llevará a cabo el campeonato mundial de fútbol el año próximo? ¿O la FIFA, debido a la violencia en las calles, resolverá cambiar de sede para tan importante evento deportivo? 
La intensa movilización social que en estos momentos se desarrolla en diversas ciudades de Brasil debe ser observada, escuchada y atendida por Dilma, el PT y sus aliados. 
En nuestra Argentina, finalmente, el día 22 de junio quedaron más o menos acomodadas las cargas con miras a las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (P.A.SO) a realizarse el 11 de agosto próximo. 
Respecto a este tema hay mucho para comentar y por suerte nuevas caras ocupan los primeros planos de la actualidad nacional, lo cual es un hecho altamente positivo. Entre los que se sacarán chispas durante el desarrollo de la campaña electoral cumplirán roles principales Martín Insaurralde y Sergio Massa. El primero encabeza la lista para diputados nacionales en la provincia de Buenos Aires por el Frente Para la Victoria y el actual intendente de Tigre, lidera una de las listas opositoras al kirchnerismo. Massa, a pesar de haberse desempeñado como titular del ANSES y como jefe de gabinete del kirchnerismo durante un tiempo, sale a disputar en la arena electoral. Para un sector antikirchnerista, es algo así como su esperanza edulcorada con aptitudes para oponer a la “negrada peronista”. Ante la falta de figuras que puedan enfrentar con posibilidades a la lista presidida por el oficialista Insaurralde, probablemente Sergio Massa sea, para no pocos, una especie de Capriles argentino. ¿Estaremos frente a un nuevo líder con buen futuro al frente de una expresión política de centro derecha? ¿O el “fenómeno Massa” será solamente flor de un día?. ¿ Y si gana ampliamente el kirchnerismo, y el Frente Amplio Progresista de Stolbitzer-Alfonsín-Binner obtiene el segundo lugar? ¿Que dirá entonces el periodismo que habitualmente se dedica a vender humo? Otra pregunta: ¿Quienes quedaron descolocados entre los actores políticos después de la definición de las alianzas y de las candidaturas? Aparentemente Mauricio Macri y Francisco De Narváez no están pasando por sus mejores momentos. Todo indica que ambos empresarios millonarios mascullan bronca porque no pueden manejar la política como se maneja una empresa. Macri, luego de tantos años en el candelero es incapaz de construir un armado político fuera de la Capital. De Narváez, que alguna vez creyó tener el cielo en las manos solamente dirige una fracción que, por el momento, parece no quitarle el sueño a nadie. 
Es cierto que Massa, al irrumpir en la escena ayudado por una excelente tarea mediática, logró un interesante impacto. Ahora, de lleno en la lucha previa a las elecciones deberá emplear parte de su arsenal y demostrar quien es él, cual es su propuesta y que dicen quienes lo acompañan. Los acompañantes del actual intendente de Tigre componen un lote nada homogéneo, comprobable si uno revisa sus respectivas historias y se informa respecto a cuales fueron sus discursos en el pasado cercano o distante. Además, como supo repetir Ignacio Lula Da Silva, una cosa son las alianzas y otra es la promiscuidad. 
El hombre que no está sólo y espera su turno es Daniel Scioli. El gobernador de la provincia de Buenos Aires en este tiempo de fiebre electoral no tiene necesidad de gastar ningún cartucho. Al contrario, cuida sus reservas para otras batallas que deberá protagonizar en el futuro. 
El kirchnerismo necesita ganar las próximas elecciones sin importar mucho los porcentajes que puedan alcanzarse. Un triunfo, que presumimos holgado, le permitirá marchar hacia objetivos mayores. Pero todo está por verse.