domingo, 1 de septiembre de 2013

En el kirchnerismo no habrá desencuentro con la fe

por Omar Dalponte

 nuevospropositos@hotmail.com

Dentro de dos meses habrá elecciones y a partir de octubre comenzará un reacomodamiento en las distintas fuerzas políticas. La corriente que conduce Sergio Massa, actual intendente de Tigre, pasará de ser novedad y después de la pirotecnia electoral deberá enfrentar la dura realidad que corresponde a la política nuestra de cada día. Quienes resulten electos asumirán recién en diciembre, luego vendrán las fiestas de fin de año y un poco más tarde la quietud política que ocurre en los veranos de Argentina. De manera que recién en marzo o en abril se producirá la reaparición de los elegidos. Podemos suponer, siempre corriendo el riesgo de suponer mal, que desde octubre hasta esos meses transcurrirán más de ciento veinte días sin que se produzcan modificaciones de importancia que alteren el panorama nacional ni la acción del gobierno de Cristina Fernández. Durante ese lapso el kirchnerismo no estará paralizado y casi con seguridad, por su inveterada costumbre de no perder la iniciativa, habrá producido nuevos hechos que lo mantendrán en el centro de la escena. Así procedió después de las elecciones primarias anteriores y nada hace pensar que cambie sus modos de actuación. Para ese tiempo del 2014 las elecciones de octubre serán el pasado y el Frente Renovador, de Sergio Massa y demás representantes, probablemente no haya concluido aún la prueba del ácido. De manera que acabado el tiempo de las promesas y de cuestionamientos al gobierno y sus aliados, realizados para capturar votos, habrá llegado el momento de rendir cuentas y demostrar que lo dicho en los meses previos a octubre de 2013 fue todo serio y verdadero. Entonces, entre los que votaron al Frente Renovador surgirán los arrepentidos, los ansiosos que se sentirán defraudados, los que se dieron cuenta de su equivocación y seguirán tranquilos los que no tuvieron idea de lo que hicieron. Los que sufragaron sólo para molestar al kirchnerismo, frente a la realidad de casi mediados del año
próximo, comprobarán que no pudieron causar el daño que imaginaron. Las administraciones continuarán en manos de los actuales gobiernos nacional, provinciales y municipales y muchos advertirán que hasta el 2015 restará correr un buen tramo en esa competencia de fondo.
A partir de ese futuro cuadro de situación que imaginamos, posible o no porque la política no es una ciencia exacta, y según el resultado de las elecciones del próximo octubre, las posiciones deberán expresarse con total claridad. Probablemente Sergio Massa se muestre como lo que parece ser: un hombre de derecha que nada tiene que ver con el peronismo y que no es otra cosa que una versión físicamente más agraciada de Carlos Menem. Si esto ocurre vamos a ver que actitud adoptan los que siempre han dicho ser peronistas y por esas cosas de la vida y de sus intereses forman parte de la tropa massista.
El kircherismo, que como hemos dicho tantas veces no es otra cosa que peronismo en estado puro acompañado por aliados muy valiosos, proseguirá adelante con el proyecto iniciado en 2003 navegando en aguas mansas o en medio de la turbulencia. No sólo seguirán en sus manos los resortes de las distintas administraciones. También cuenta con la conducción estratégica de Cristina Fernández y con la posibilidad de movilización de una militancia jóven como ninguna otra fuerza política posee. Una buena porción del movimiento obrero continúa asociada al kirchnerismo de igual modo que sectores del empresariado, de la intelectualidad y del medio artístico. No es poca cosa. Claro que también puede haber deserciones. Esto no se descarta y quienes hemos tenido la oportunidad de observar de cerca distintas situaciones en nuestra República sabemos muy bien de las idas y vueltas de aquellos que son capaces de traicionar hasta a su propia madre. Néstor Kirchner no dejó sus principios a las puertas de la Casa de Gobierno. Muchos otros, en cambio, jamás los han incorporado a su modo de vida y transitan sin rubores en el "corso a contramano donde un grupín trampeó a Jesús". Pero en fin: los renacuajos nunca serán salmón.
El Frente para la Victoria, donde habita el peronismo junto a sus aliados que aportan número y calidad, seguramente garantizará que el modelo sostenido por la señora presidenta siga como hasta ahora y vaya mejorando día a día. Estamos barajando los naipes y repartiendo las fichas. En octubre jugaremos la partida. Y a pesar de quienes son capaces de "hundir con rencor todo el arpón" en el kirchnerismo no habrá un "desencuentro con la fe".
El entrecomillado pertenece al tango Desencuentro, de Anibal Troilo y Cátulo Castillo. Una joya que merece lectura política.