sábado, 21 de junio de 2025

El horror… el horror…


por Lisandro Martinez*

Hace 80 años el imperialismo yanqui bombardeó Hiroshima y Nagasaki, sus responsables nunca fueron juzgados

En el Cenotafio de Hiroshima están inscriptas las palabras: "Por favor, descanse en paz, pues el error no se repetirá". Una burla sangrienta a todas las víctimas de las guerras llevadas adelante para garantizar la lujuria del poder y la acumulación de riquezas. El 22/9/2022, el historiador James Scott habló en Nieve Negra, su libro sobre el bestial bombardeo incendiario de Tokio del 9/3/1945: “Siete minutos después de la medianoche de ese día casi 300 (B-29) de EEUU surcaron el cielo de Tokio. Sus cargas incendiarias provocaron una tormenta de fuego de más de 940 grados centígrados que licuaron el asfalto y vaporizaron a miles de personas; 26 km2 de la ciudad quedaron arrasados y más de 100.000 hombres, mujeres y niños murieron. Nieve Negra narra esta devastadora operación, orquestada por el mayor general Curtis LeMay, quien declaró: “Si perdemos, seremos juzgados como criminales de guerra”. Lo que perdió Lemay a pesar de las palmas y los reconocimientos de otros criminales, fue la razón y el status de ser humano.

     El 6/8/1945, el Enola Gay piloteado por el coronel Paul W. Tibbets, quien luego fue premiado y ascendido a general de brigada de EEUU, lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima y ofreció al mundo "un vistazo del infierno". Dos días después la ciudad de Nagasaki sufrió el mismo destino. El piloto que lanzó la segunda. bomba atómica fue el mayor Charles W. Sweeney, a bordo del bombardero

B-29 llamado Bockscar. La bomba apodada "Fat Man" fue detonada sobre esa ciudad. Agosto, se 
convirtió en sinónimo del Apocalipsis en Hiroshima y Nagasaki. Las 2 bombas eran basadas en el suministro de uranio enriquecido de Oak Ridge y plutonio de Hanford; la destructividad se demostró.  Harry Truman trigésimo tercer presidente de EEUU lideró al país durante las etapas finales de la 2ª Guerra Mundial y nunca fue citado por la justicia de EEUU ni por la internacional. Truman fue quien decidió el lanzamiento de las 2 bombas atómicas. Truman del Partido Demócrata aprobó esa dantesca masacre humana que se devoró casi 300.000 personas en minutos, más otros miles que fueron muriendo durante los días, semanas, meses y años que duró su agonía. Ni los sacerdotes que bendijeron las 2 misiones diabólicas ni los pilotos (que luego de aquel aquelarre fueron ascendidos a generales) fueron jamás convocados por los tribunales de Núremberg ni los de Tokio ni de ningún organismo de justicia internacional que revisara la conducta perversa de aquellos seres.

La religión expuesta en todas sus miserias

         Minutos antes que el avión que transportaba la bomba atómica despegara hacia Hiroshima, el capellán católico William Downey recitó ante la tripulación una oración que había preparado especialmente para la ocasión, con la que pedía a Dios la protección: “Padre todopoderoso. Tú que escuchas las oraciones de los que te aman, te rogamos que acompañes a aquellos que llevarán la batalla a nuestros enemigos. Te rogamos que los cuides y protejas en su misión. Que todos nuestros enemigos, al igual que nosotros, conozcan tu poder. Amén”. El Vaticano no lo sancionó ni castigó por su complicidad criminal.

   Una Misión Especial de Bombardeo, liderada por el coronel Paul Tibbets se estacionó en la isla de Tinian, en el Pacífico. También se instalaron laboratorios, junto con científicos de Los Álamos, para el ensamblaje final de las bombas y los experimentos que se realizarían durante las trascendentales misiones. Algunos de estos científicos volaron en los aviones que acompañaban a la misión. El general Curtis LeMay, quien posteriormente se convertiría en el primer comandante del Comando Aéreo Estratégico de EEUU, trajo a Tinian la orden que fijaba la fecha del ataque atómico para el 6/8/1945. Hiroshima era el objetivo principal, mientras que Kokura y Nagasaki eran los objetivos secundario y terciario, respectivamente. Tibbets, piloto del avión que lanzaría la bomba sobre Hiroshima, hizo pintar el nombre de su madre llamada Enola Gay en la aeronave. Sin que sus compañeros lo supieran, llevaba una pequeña caja con 12 cápsulas de cianuro para distribuir a la tripulación en caso de cualquier crisis durante el vuelo sobre Japón.

Fue una hazaña asombrosa restaurar el suministro eléctrico a la ciudad de Nagasaki la noche del 11 de agosto. La tarea de enterrar a miles de muertos "desconocidos" se le asignó a un grupo de trabajadores; se trajeron 60 litros de Sake una bebida alcohólica y cada trabajador recibió un vaso de sake antes y después de su trabajo, era necesario estar borracho o semi borracho para remover cadáveres irreconocibles por haber estado a miles de grados de temperatura que despedían un hedor insoportable. Se esperaba que la potente bebida los mantuviera entre la semi cordura y la locura para manipular restos asados de quienes minutos atrás fueran sus vecinos.

 La bomba lanzada sobre Hiroshima era de uranio, una bomba jamás utilizada sobre una población de humanos que eran quienes iban a reemplazar a ratas de laboratorio. Fue una prueba criminal de mentes enfermas a las que nunca judicializaron. .Cuando científicos de EEUU visitaron las ruinas de la ciudad, el doctor Masao Tsuzuki, radiobiólogo, le dijo con sarcasmo a Philip Morrison: “Hice el experimento hace unos años, pero fue con ratas. Pero ustedes, los estadounidenses, son maravillosos. Han realizado el experimento con humanos”. Morrison escribió: “Ningún humano podrá dejar de llevar la cicatriz de semejante ataque”. Sin embargo, no había necesidad de disculparse y la ciencia y la industria estadounidenses zafaron y no cargaron con la responsabilidad. Fue una acción de masacre organizada y Philip Morrison fue el constructor de la primera bomba llamada atómica (www.nytimes.com 26/4/2005). Tampoco Philip Morrison fue convocado por tribunal alguno.

En Nagasaki se lanzó una bomba de plutonio. Un dispositivo similar se había probado el 16/7/1945. Como escribió un científico de Manhattan: “La bomba de Hiroshima fue fácil, ningún esfuerzo, salvo la separación del uranio 235... La bomba de plutonio fue el desafío y el triunfo de Los Álamos”. Los científicos elegidos para ensamblarla “fueron considerados afortunados; otros se quedaron a la espera, listos para ser llamados a montar la siguiente arma genocida”. 

  A esa altura de los conocimientos sobre destrucción masiva no hacían falta miles de asesinatos en Nagasaki e Hiroshima.  En cambio había diversas alternativas para lograr que Japón se rindiera, Alemania ya había capitulado el 8/5/1945. Existían varias posibilidades antes que el exterminio y la devastación, por ejemplo: 1. El bombardeo convencional, 2. El bloqueo naval, 3. La invasión de las islas japonesas y lo último a poner en práctica era el ritual vandálico del bombardeo atómico, y había una quinta: “La opción soviética”: quien iba en flecha a declarar la guerra contra Japón. Pero ¿cómo se iban a perder semejante oportunidad los científicos estadounidenses de demostrarle a satanás que estaban a su altura?

Bombardeos convencionales y bloqueo naval

En 1930 el general Billy Mitchell escribió que las ciudades japonesas eran objetivamente débiles ante los ataques aéreos, los materiales de construcción utilizados generalmente eran madera y papel, altamente inflamables. Los proyectiles incendiarios las reducirían a cenizas en poco tiempo. El general LeMay asumió el mando del bombardeo estratégico de Japón en enero de 1945. Sus bombarderos incendiaban día tras día. En la noche del 9/3/1945, 334 bombarderos atacaron Tokio con 2.000 toneladas de bombas incendiarias. Fue hasta entonces el ataque aéreo convencional más destructivo de la historia. Las ciudades japonesas fueron destruidas se calcula a un costo de unos u$s 3 millones por milla cuadrada (2,59 km2); esto era sustancialmente más barato que la primera bomba atómica. Para julio de 1945, se habían lanzado más de 41.000 tn de bombas sobre ciudades japonesas. Alrededor del 40% del área urbana de 66 ciudades japonesas fue atacada y se infligieron 2.200 millones de víctimas civiles, incluyendo 9 millones de muertos. Además, 22 millones de personas quedaron sin hogar. “En breve -señaló el Comité de Inteligencia Combinada de la Fuerza Aérea de EEUU- Japón se convertirá en una nación sin ciudades”. El bombardeo genocida con armas nucleares no se lo iban a perder ni el alto mando militar ni el ejecutivo del capitalismo de EEUU. Por lo que pasados 80 años de esa barbarie anti civilizatoria todavía la pagan los ciudadanos con una organización social de explotación monopólica y demencial, donde su juventud violentada y sin salida día a día se encierra en escuelas e institutos de enseñanzas para masacrar a sus pares. Sólo el gobierno obrero y de los que trabajan puede desarmar la violencia institucional del capital.  

   (*) De Política Obrera