lunes, 21 de julio de 2014

Argentina en su mejor momento

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

Argentina atraviesa uno de sus mejores momentos. Hoy, por diversas razones, somos un país respetado y admirado internacionalmente, cosa que no ocurría desde hace muchísimos años.
Sin embargo, internamente, la oposición al kirchnerismo, en cualquiera de sus variantes, lejos de contribuir al progreso del país y encaminar su accionar hacia la elaboración de ideas constructivas utiliza todos sus esfuerzos y los medios a su alcance para atacar al gobierno nacional. En los municipios y en todas las provincias donde gobierna el kirchnerismo ocurre exactamente igual. Aquí mismo en Lanús no se percibe en la oposición, en forma clara y contundente, una actitud propositiva, sin egoísmos, capaz de generar opciones, soluciones o alternativas ante la cantidad de problemas que es necesario resolver en nuestra ciudad.
No alcanza con presentar de cuando en cuando un proyecto en el Concejo Deliberante o repetir hasta el cansancio títulos que pueden servir a un político en campaña pero no para mejorar concretamente la calidad de vida de los vecinos. Es lamentable que por insistir con las prácticas perimidas de la política tradicional no haya , más allá de las banderas partidarias, quienes se animen a proponer fórmulas sencillas y efectivas para el progreso de Lanús cuando en la mayoría de nuestros vecinos anidan los deseos de vivir en una ciudad moderna y confortable. Si en lugar de dedicarse exclusivamente a las "roscas" nuestros políticos ocuparan su tiempo en estudiar a fondo las soluciones pertinentes otro sería nuestro presente y podríamos esperar el futuro con optimismo. Lamentablemente, la actividad política en gran medida se utiliza para alcanzar beneficios personales o de grupo y no en favor de la comunidad.
Lo que se puede hacer por el bienestar colectivo es muchísimo y sería relativamente fácil si no abundara tanta incapacidad enredada en la telaraña burocrática infernal de un sistema donde
reinan el "no se puede" y la desidia. Cualquiera con experiencia de trabajo en instituciones populares representativas o por haber gestionado en el ámbito público o privado sabe que con buena voluntad, coraje, inteligencia e imaginación es posible llevar adelante las mejores iniciativas. Algunos ejemplos cercanos nos levantan el ánimo. Néstor Kirchner fue capaz de modificar para bien una penosa y compleja realidad, muchas veces con recursos sencillos y en todos los casos con enorme convicción y gran audacia.
También es verdad -dejando a salvo las excepciones correspondientes- que ciertos atributos no abundan en nuestra "clase" política local pero, a pesar de todo uno no pierde las esperanzas de que, alguna vez, la calidad irá mejorando y gradualmente será posible desenredar la madeja de leyes obsoletas, reglamentaciones disparatadas y disposiciones retorcidas que impiden gobernar con eficiencia. La Argentina moderna, para funcionar adecuadamente, requiere mecanismos ágiles, claros y de fácil interpretación que sirvan a los grandes intereses nacionales y no a las clases privilegiadas para las cuales están hechas a medida infinidad de leyes y miles de decretos.
Estamos llegando a un tiempo en que habrá que ordenar las barajas y ahora, en la apertura de un proceso electoral en el que observaremos disputas al por mayor, sería bueno que desde la base de la sociedad comencemos a exigir condiciones mínimas de idoneidad a tantas y tantos aspirantes en carrera. Mirando los escenarios políticos en las municipalidades, las provincias y a nivel nacional no es difícil comprobar que muchísimos oportunistas han escalado posiciones sin tener la capacidad y la honestidad que corresponden a las mujeres y hombres con responsabilidades de gobierno. La realidad lanusense no es diferente a la de otras ciudades y aquí también será necesario un despertar de las conciencias para corregir errores y trazar correctamente el rumbo hacia el futuro. Por lo tanto es menester hablar y actuar con transparencia sin entrar en cálculos mezquinos tan frecuentes en la politiquería de baja estofa.
Desde lo ético es inaceptable que por tratar de quedar bien con todo el mundo no se digan las cosas como se debe. Y muchos, a esta altura de la gestión local, de un lado y de otro, deberían decir con claridad que la actual administración heredó un municipio devastado tanto en lo material como en lo moral. Las calles no se rompieron todas al mismo tiempo desde el 2007 hasta el presente, los edificios destinados a la atención de la salud no eran precisamente un modelo de confort ni las escuelas del distrito gozaban de las comodidades necesarias. El deterioro de la ciudad sufrido durante largos años y lo que se hizo mal no puede ser superado rápidamente. Tampoco es posible construir de la noche a la mañana lo que no se realizó. No es sencillo concretar proyectos con el freno que significan los dispositivos burocráticos incorporados durante décadas al sistema administrativo en los diferentes niveles del aparato estatal. Cualquier obra, por pequeña que sea requiere el cumplimiento de trámites capaces de fatigar al mejor realizador. Remontar esta cuesta costó y costará mucho esfuerzo. Pero las mejoras alcanzadas son evidentes y los vecinos poco a poco van apreciando una obra de gobierno que, con las dificultades propias que se presentan a toda gestión, se va notando a medida que transcurre el tiempo. En el lapso que falta hasta las próximas elecciones podremos comprobar que nada ocurre como se relata en las usinas opositoras, que Lanús avanza y que nuestro país, con importante presencia en el plano internacional, camina con firmeza hacia el futuro. Vivimos un instante excepcional con muchos objetivos alcanzados, y ante los nuevos desafíos contamos con grandes  posibilidades. No tengamos dudas.