domingo, 25 de junio de 2023

Por la defensa de nuestros idiomas y de nuestras culturas


por Omar Dalponte*

Segunda parte de mi ponencia presentada en el Congreso de Pensamiento Nacional y latinoamericano de la UNLa, realizado los días 8,9 y 10 de junio.

Las potencias coloniales tratan y tratarán por todos los medios de impedir la real unidad e integración latinoamericana y caribeña porque las inmensas riquezas existentes en nuestra América son un bocado que históricamente han pretendido robarnos e infinidad de veces lo han logrado. Para ello necesitan gobiernos sirvientes y pueblos sometidos. No es casualidad la existencia de los Macri en Argentina, los Bolsonaro en Brasil, las Dina Boluarte en Perú, Jeanine Añez en Bolivia, Lenin Moreno en Ecuador y Luis Lacalle Pou en Uruguay. 

Ante el afán de los países dominantes por arrebatarnos los recursos naturales -el agua, el petróleo y los alimentos, preferentemente- habremos de prepararnos para una lucha muy difícil y los mejores senderos a seguir son los que conducen a la unidad y la integración de nuestros pueblos. En este tiempo del pasado cercano han ocurrido situaciones favorables y adversas. Ahora mismo los platos de la balanza pueden volcarse para uno u otro lado y en este momento de definiciones es útil revisar algunas cosas.

Los fallecimientos de Néstor Kirchner y del comandante Hugo Chavez fueron dos golpes muy dolorosos. Honduras y Paraguay, por sendos golpes de estado (28 de junio de 2009 y 22 de junio de 2012 respectivamente) han sido desviados del camino que el hondureño Manuel Zelaya (con sus limitaciones) y el paraguayo Fernando Lugo emprendieron en su momento. Venezuela es un objetivo que el imperialismo quiere destruir o apoderarse contando con la

complicidad de sus aliados locales. Perú está en llamas, Argentina, si los principales referentes de lo nacional y popular no se sitúan a la altura de las circunstancias, corre el riesgo de caer nuevamente en las sucias manos del neoliberalismo.

Pero a pesar de todo, si orientamos nuestras miradas hacia lo positivo podremos ver en el escenario latinoamericano y caribeño realidades valiosas. Cuba, con su presencia rectora, sigue siendo un faro. La recuperación del gobierno de Chile habiendo superado electoralmente a la derecha, ha sido un acontencimiento realmente importante. Pasado el esperanzador momento de Sanchez Cerén en El Salvador, durante el cual se vivió un tiempo de buenos diálogos y acuerdos desde América Central hacia el Sur, el pueblo salvadoreño optó por Nayib Bukele que, por lo menos hasta ahora, ejecuta políticas que le permiten mantener una imagen positiva frente a la sociedad. La elección de Lacalle Pou en 2020 como presidente de Uruguay no ha sido una buena noticia para la actual etapa y los procesos que se avecinan en la  política rioplatense. ¿Triunfará el Frente Amplio uruguayo en las próximas elecciones?. Esperemos que el pueblo oriental sepa encauzar su situación y llevar a su glorioso país hacia mejores destinos, dejando atrás este instante de retroceso para Uruguay que, gobernado por la derecha, está alejado actualmente de la posibilidad de integrarse fraternalmente con Argentina y Brasil para construir progreso en nuestra región. Pensamos que López Obrador en México, Gustavo Petro en Colombia y Luis Arce en Bolivia son esclarecidas personalidades políticas con quienes es posible acordar acciones que vayan iniciando el camino hacia la concreción de los Estados Unidos de Nuestra América. Recientemente López Obrador manifestó públicamente que por considerar espurio al gobierno de Dina Boluarte en el Perú se niega a entregarle la presidencia de la Alianza del Pacífico. Todo un gesto en favor de la democracia. En nuestro país los ataques contra Cristina Fernández cuando fue presidenta de la República y luego de haber concluido su mandato han sido y siguen siendo feroces. Salió ilesa de un cobarde atentado contra su vida salvándose por milagro y es víctima de una despiadada persecución cuyo fin es proscribirla y sacarla definitivamente del escenario político. Nuestros enemigos son sin dudas poderosos. Pero no nos faltan motivos para ser optimistas porque el pueblo, nuestro pueblo, a lo largo de la historia, en situaciones límites, ha demostrado que sabe y puede  colocar las cosas en su debido lugar. En nuestro país transitamos un año electoral, y si bien la derecha, en sus distintas variantes, ha logrado obtener un respaldo en votos importante no es menos cierto que el Frente de Todos cuyo eje es el Peronismo, es una fuerza política potente con protagonismo principal asegurado en cualquier elección. El Peronismo puede y debe triunfar en los comicios de este año 2023 porque no sólo se juega el futuro de la Argentina sino también la posibilidad de avanzar en la integración y unidad de Nuestra América.

Explicar respecto a las condiciones favorables que tenemos a nuestro alcance para trabajar por la unidad de los pueblos de nuestra América sería repetir, seguramente no con tanta autoridad y sabiduría,  argumentos expuestos por grandes personajes de nuestro pasado y del presente.

José Martí y Manuel Ugarte propusieron y militaron esa unidad magistralmente y con coraje. También Juan Perón en distintas oportunidades. Asimismo el maestro Norberto Galasso en infinidad de trabajos de lectura obligada para quienes nos sentimos comprometidos con la causa de la Patria Grande.

El licenciado  Carlos Javier Avondoglio, en su magnífico trabajo: La Unidad Latinoamericana en el Pensamiento Político del Siglo XX  nos dice:  "Primero fueron las armas, con San Martín, Bolívar y Artigas. Luego las letras, con Manuel Ugarte y la generación del ‘900 Por último, y hasta la actualidad, la política, con Juan D. Perón como principal arquitecto. He ahí el itinerario básico de la lucha por la unidad latinoamericana: armas, letras y política". Y agrega: "Hacia 1924, Juan Carlos Mariátegui (1894-1930) podía aseverar que los pueblos de la América española se mueven, en una misma dirección. La solidaridad de sus destinos históricos no es una ilusión de la literatura americanista. Estos pueblos, realmente, no sólo son hermanos en la retórica sino también en la historia”. Tal cual. Y si bien no somos todos iguales porque cada pueblo tiene su propia idiosincrasia, somos muy parecidos. El lenguaje común es el factor importantísimo que nos permite comunicarnos fácilmente. Tengamos en cuenta que desde la Antártida Argentina hasta México con excepción de  Brasil (portugués) Belice (inglés)  Guyana (inglés) Haití ( francés) Surinam (neerlandés) Antigua y Barbuda (inglés) Bahamas: (Inglés) Barbados ( Inglés.)

Dominica (Inglés (oficial) (También se habla francés)

Granada ( Inglés) Jamaica (Inglés) San Cristóbal y Nieves (Inglés) San Vicente y las Granadinas (Inglés) Santa Lucía (Inglés)Trinidad y Tobago (Inglés) la inmensa mayoría hablamos el mismo idioma. Entre los países de América Central, El Caribe y América del Sur las similitudes nos hermanan y las diferencias nos enriquecen.

En la lucha por la unidad de Nuestra América habrá avances y retrocesos. Pero hay muchas posibilidades de triunfo porque es muy posible que los pueblos, alguna vez, comprenderán que poseen la fuerza de las mayorías y serán capaces, tal como pronosticó el gran Salvador Allende,  "mucho más temprano que tarde, de abrir las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir una sociedad mejor». En esta lucha es fundamental dar pelea en el territorio  de la Cultura y muy especialmente en defensa de nuestro idioma,  que, en tanto uno de nuestros bienes principales,  el imperialismo pretende colonizar.

   Nota del autor: "El Acta de Independencia sancionada en el histórico Congreso de Tucumán en 1816, escrita en idioma español, fue traducida al quechua, aymará y guaraní para divulgarla entre la población criolla y aborigen de la región y sumarlos a la lucha contra la corona española. " Toda una señal.

    (*) De Iniciativa Socialista