sábado, 23 de abril de 2022

Abajo la guerra imperialista


por Lisandro Martínez*

La Primera Guerra Mundial inauguró el ciclo de guerras, revoluciones y contrarrevoluciones.

La restauración capitalista de Europa del Este privatizando miles de empresas, instaló a la oligarquía/privatizadora rusa y ésta agudizó las contradicciones sociales y la tendencia a la guerra mundial inscripta en los genes del imperialismo, cuyo propósito central es aplastar a la clase obrera mundial. En estos últimos 98 años la burocracia soviética y sus restos colaboraron estrechamente con el imperialismo.    

En el marco del actual choque mundial, Putin y la OTAN van sumando aliados que se enganchan a una salida que no es otra que la carnicería humana que pagarán con millones de vidas los explotados, incluso mujeres y niños. La OTAN es presentada como baluarte de “la democracia” pero va a la guerra por intereses anexionistas y para cerrar el rojo de sus crisis financieras y económicas y que sean las masas de América Latina y Europa quienes paguen con hambrunas los dislates del FMI. La tentativa de la integración pacífica al mercado mundial de la camarilla gobernante desde los acuerdos internacionales de la década del ‘70 (Helsinki y Bonn), han colapsado.

  Biden va al patíbulo con la soga al cuello por su casi segura derrota electoral por la crisis económica impuesta por los demócratas en el poder. En EEUU un régimen agotado preanuncia la tendencia golpista de los grupos filo nazis de Trump.  

  Putin es saludado por parte de la izquierda como representante del “antiimperialismo”

mientras va a la guerra para constituir Eurasia junto a China y otras naciones, en pos de dominar despóticamente el continente euroasiático que concentra el 37% de la superficie terrestre del planeta. Allí vive el 72,5% de los habitantes del orbe y las principales civilizaciones históricas y culturales nacionales. En este cuadro China, India, Pakistán, etc. son críticos de la OTAN y apoyan a Putin.

  Los intentos de suplantación de un mercado (el capitalista) por otro del mismo género pero rústicamente autocrático, vigorizan la barbarie de la guerra. La integración de un mercado de la misma génesis de explotación humana es un intento sin cabida en la actual situación internacional.

Una guerra mundial

  La OTAN intenta parar un dislocamiento fabuloso de la economía mundial mediante el sometimiento de la UE por parte de EEUU cuyas consecuencias serán la disgregación e incluso la guerra en el propio campo de la OTAN. Todas las acciones, reacciones y reagrupamientos producidos y a llevarse adelante indican que estamos ante el desarrollo de una guerra de carácter mundial.

Biden ha declarado que pretende la caída de Putin (copar el territorio ruso). El destripamiento viene por la ruptura entre los servicios de seguridad rusos y los oligarcas privatizadores. La guerra de camarillas en Rusia anticipa un cambio de régimen. Los ucranianos tendrán la independencia efectiva sólo asegurando la derrota del imperialismo mundial, del autoritarismo capitalista de Putin y con la instalación de un gobierno obrero.

  La guerra imperialista desde la Revolución de Octubre, pretende un nuevo reparto del mercado y aplastar al proletariado internacional.

Recrudecimiento de la pandemia

La nacionalización mundial de la lucha capitalista contra el coronavirus fracasó. Los capitalistas fueron incapaces de tomar medidas de sanidad internacional y el retorno del virus es una derrota de los charlatanes. La guerra se da cuando recrudece el coronavirus con crisis humanitaria sumada a la inflación mundial que pauperiza a millones. La desorganización económica viene por las sanciones contra los países que se le retoban a la OTAN, lo cual lleva a un empeoramiento de la ya grave crisis mundial. Esto desnuda la precariedad de los regímenes de salud. Por lo que el imperialismo ha dejado su retaguardia a la deriva y peligrosamente desguarnecida. Esta guerra se da luego de la masacre social y humana provocada por el covid, es una descomposición histórica del capital y propia de un estadio de barbarie. La pandemia fue utilizada como un arma de guerra contra los trabajadores, al precio de millones de vidas y para enriquecer a la banca, los laboratorios y las finanzas.

 En este concierto de la crisis económica China es el mayor acreedor mundial de la deuda pública y privada. Mientras, Francia y Alemania se preparan a ser el epicentro de la crisis de conjunto. Las penurias económicas de las masas junto al encarecimiento de los alimentos y las tarifas azuzan las rebeliones populares que ya han ganado la palestra internacional.

Las rebeliones populares abren paso en América y Asia a procesos intensos

En América Latina la crisis de poder desgastó a varios presidentes y a los regímenes acabados de Argentina, Brasil, Colombia, Paraguay y Perú, entendiendo que los restantes regímenes políticos de la región se aprestan a formar parte del descarte.  

Miles salieron a las calles en Paraguay por falta de insumos en hospitales, sin vacunas y por el mal manejo de la crisis sanitaria, “la rebelión popular se desató en marzo pero venía desde febrero, por el colapso hospitalario frente al virus”. “Miles llegaron al Congreso Nacional con carteles: “Que renuncie el presidente”. La policía fue superada por la gente. Los trabajadores del Hospital de Clínicas pidieron el cese de la represión porque de lo contrario tomarían medidas de fuerza. El personal policial tuvo que “sacar pañuelos blancos” pidiendo tregua a los manifestantes y acceder a que inicien una vigilia frente al Congreso” (Clarín 7/3).

“En Sri Lanka, en Asia, hay escasez de alimentos, combustibles y cortes de electricidad y la peor recesión de su historia. Manifestantes organizados fueron a reclamar al domicilio de los gobernantes, las fuerzas de seguridad dispersaron a los ciudadanos con gases y balas de goma”. El gobierno se vio obligado a declarar el defol de la deuda. (www.lacapital.com.ar 13/4/2022)  

 Los diputados del FIT en argentina a 60 días de iniciada la guerra no presentaron proyecto ni declaración ante la barbarie para no chocar con el electorado pequebu.

La última palabra sobre la guerra no la tienen los arsenales de armas ni la pericia estratégica de los altos mandos sino la lucha de clases internacional en la disputa por el poder político, que coronará la experiencia reaccionando ante las penurias económicas y la amenaza de una guerra nuclear.

(Para leer el documento completo del primer Congreso de Política Obrera https://politicaobrera.com/6842-resolucion-sobre-la-guerra.)

   (*) Del Partido Obrero Tendencia