martes, 26 de julio de 2022

1997 De la gloria al bochorno


 por 
Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Una vez lograda su primera conquista internacional, el club Lanús intenta el recambio tratando de obtener la mayor cantidad de dinero por varios futbolistas que se habían cotizado notablemente y que necesitaban para sus respectivas carreras un cambio de aire que se traducía en nuevos contratos que el club no podía ni debía pagar. Sin embargo, para afrontar el Torneo Clausura 97 con el incentivo de volver a jugar la Conmebol, no se producen ni altas ni bajas de importancia. Belloso fue cedido a préstamo al Cobreloa, en tanto Teófilo Barrios y Daniel Peinado rescindieron sus contratos. Muchos juveniles fueron promovidos y tuvieron minutos en el primer equipo: Lucas Alessandria, Mariano Ciglic, Gastón Esmerado, Silvio González, Gabriel Ramón y Hernán Raíces se sumaron al Panza Bressan y a Juan Fernández Di Alessio que habían debutado en el torneo precedente. Pese a mantener a la mayoría de los titulares, la campaña no fue buena. Poco antes del cierre, luego de recomendar la libertad de acción del capitán del equipo que había ganado la Copa Conmebol, la Urraca Armando González, el entrenador Héctor Cúper se desvinculó y fue reemplazado por Oscar Garré.

Una incorporación resultó muy difundida: el Campeón del Mundo 1986, Oscar Ruggeri, con

34 años, firmó contrato con el club y se puso a las órdenes del Mago Garré. Mientras en el

Ahora el pronóstico no era el mejor: tenía que remontar un 4 a 0, no eran muchos los que creían que el milagro fuera posible. Cábalas de todo tipo se pusieron en práctica en las vísperas en la ciudad de Rosario. Así lo contó Fontanarrosa en otro de sus relatos inolvidables, “Plegarias a la Virgen”. Y el milagro sucedió. Central venció al Mineiro por idéntico marcador, llevando la definición a los tiros del punto del penal que el local ganó por 4 a 3 y de esa forma obtuvo el título de campeón de la Copa Conmebol 1995, la única coronación internacional de la vida deportiva de la entidad rosarina hasta hoy. El 6 de noviembre de 1997, casi dos años después de aquella dolorosa derrota y con sed de revancha, Atlético Mineiro visitaba a Lanús en Arias y Guidi para disputar el partido de ida de la final por la Copa Conmebol, con la necesidad de saldar el mal recuerdo de aquella increíble derrota ante Central de la que tanto se habían burlado los torcedores del Cruzeiro, su clásico rival estadual.

Integrado por Pedro Rómoli, Serrizuela, Ruggeri, Siviero y Mariano Fernández; Juan Fernández Di Alessio, Daniel Cravero, Sebastián Clotet; Ibagaza, Enría y Ariel López, el equipo granate comenzó siendo superado en el juego aunque logró ponerse en ventaja a los 19’ por intermedio del Caño Ibagaza, quien después de una corrida espectacular saca un remate que se desvía en un adversario y descoloca al arquero visitante. E incluso a los 33, en posición dudosa, Cravero marca el segundo gol Granate, que fue anulado por el árbitro chileno Gustavo Galesse de muy pobre desempeño. A los 40’, Pedro Rómoli se equivoca por primera vez y la visita llega al empate que merecía. En el complemento, Mineiro fue superior y Rómoli no pudo cambiar el destino de su noche fatal. Lo peor llegó cerca del final, con el resultado puesto de derrota por 1 - 4, luego de varias actitudes provocativas de los futbolistas visitantes llegó la violenta reacción de varios jugadores granates, encabezados por Ruggeri, el Chupa López y Gustavo Siviero, se desató una batahola que contó con la participación de muchos particulares que fueron ingresando al campo de juego y le propinaron una tremenda golpiza a los visitantes, con el lamentable saldo de la fractura del maxilar del entrenador del Mineiro, el famoso arquero Campeón del Mundo en México 1970, Emerson Leao, otro que había provocado de manera poco elegante. La noticia de los incidentes rápidamente dio la vuelta al mundo y abochornó al club, ya que se observó claramente que el DT fue golpeado por un particular allegado a Lanús que ingresó cuando comenzaron los golpes. Pese a que en la revancha no pasó nada de lo muy malo que se presagiaba, Lanús pagó caro su responsabilidad en los incidentes con varios futbolistas suspendidos.

El desastroso final de un ciclo brillante obligó a un recambio profundo que incluyó la salida de Garré, reemplazado por Mario Gómez, y la partida de varias de las figuras, muchas de ellas por cifras impensadas e inéditas para la historia del club. Ya habían sido transferidos durante el receso de 1997 Roa y Mena al Mallorca por un total de 3.600.000 dólares. Después de la final perdida fueron varios los que emigraron. Lanús vendió el 50% del pase de Ariel López al Genoa de Italia en 2.000.000 de dólares, Walter Coyette fue al Leganés y Enría al Sevilla, ambos del fútbol español. Gustavo Bartelt, el arquero Marcelo Elizaga y el retorno de Belloso fueron los refuerzos de un equipo al que se sumaron muchos jóvenes, que muy pronto iba a sufrir la baja del Caño Ibagaza, fracturado en la fecha inicial del Clausura 98, la histórica noche de la máxima victoria Granate sobre River en el Monumental por 4 a 0, sumada a la mala noticia sobre la suerte de Huguito Morales, quien días antes de recibir a Uruguay por las eliminatorias para el Mundial 98, partido por la ante última fecha que se disputó el 12 de octubre de 1997 y terminó empatado en cero, el volante Granate fue retirado de la concentración de la Selección Nacional e internado de urgencia con un pronóstico nada alentador que se mantuvo en reserva. Así, en muy pocos meses, pese a la enorme alegría por el contundente triunfo logrado ante River en el estreno, Mario Gómez perdió a los dos mejores futbolistas del equipo por todo el semestre. No obstante, de la mano del juvenil Julián Kmet, secundado por el Pininito Más y Juan Fernández Di Alessio, con los goles del Facha Bartelt y Gonzalo Belloso y sostenidos en la experiencia de Siviero y Cravero, Lanús peleó hasta el final. Una vez más las ilusiones de campeón de Lanús quedaron esparcidas en el césped del Amalfitani a cinco fechas del final. Lanús ganaba 2 a 1, y luego de que Bartelt se perdiera un gol hecho que sentenciaba el partido, Martín Posse puso para el local el empate definitivo sobre el cierre del cotejo.