domingo, 10 de julio de 2022

Memoria Granate: Lanús, camino a la gloria


por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Una tarde de agosto de 1996 Néstor Díaz Pérez recibió la visita de los dueños de la empresa de TV por cable de la calle Carlos Casares, quienes le informaron que habían vendido la red y la cartera de clientes a Multicanal en una suma impactante: 16 millones de dólares. “¡No señor! ¡Ustedes no me pueden hacer eso! Si vendieron la empresa por esa guita es porque la cantidad de abonados se multiplicó gracias al programa Lanús 2000. Cuando empezamos, ustedes tenían 2.700 abonados. ¡Y ahora que tienen 17.000 gracias a Lanús 2000, no pueden hacerse ricos y dejar al club en banda!” estalló el dirigente visiblemente ofuscado. Los empresarios aceptaron que lo que decía era cierto y juntos se pusieron a buscar una solución. El problema es que entre el programa y el cable no se había firmado nada, por lo que Néstor les pidió como favor la confección de un contrato con fecha de inicio en el mes de agosto de 1992, cuando comenzaron a emitirse los programas, con una extensión de seis años de vigencia a partir de esa fecha. Con ese contrato se fue a ver a la empresa adquiriente. En Canal 13 lo atendió el gerente Antonio Álvarez, una persona de bien que muy pronto comprendió que sin esos ingresos se retrasaría la realización de los trabajos en el estadio del Granate, y atento a que conocía el sacrificio que el club venía realizando, logró que la empresa indemnizara a Lanús en 300.000 dólares. Para Néstor más que una victoria increíble era la tranquilidad de que entre lo aportado por Tedesco por el partido amistoso con la Selección para inaugurar la luz -que fue abonado aunque finalmente no se disputó- y lo que les entregaba Álvarez, en total ingresaban 700.000 dólares, la construcción del estadio podría seguir adelante.

El día que Díaz Pérez fue a las oficinas del grupo adquirente a recibir el pago compensatorio

sucedió un hecho curioso. Cuando en la tesorería le entregan los cheques, advertido de una increíble irregularidad, Néstor hizo llamar a Álvarez. Cuando el gerente se hizo presente y muy extrañado le consultó que había ocurrido, el dirigente Granate le dijo: “Antonio, yo estoy muy agradecido a vos, sé que lo que hiciste por el club Lanús es algo fuera de lo común, y no sería de buena persona causarte un daño que seguramente te costaría el puesto. Tomá los cheques, esto no es lo que habíamos convenido, alguien cometió un error al confeccionarlos, pero seguramente el pato lo vas a pagar vos y eso no sería justo. Llevalos y que te los hagan de nuevo. Vos quedaste en darme 300.000 y no 600.000 dólares, que es la suma que figura en esta orden de pago y estos cheques…” Aquel joven y prometedor ejecutivo que hoy ocupa la presidencia de Cablevisión, una de las principales empresas del grupo, aún recuerda el gesto del dirigente Granate.

Durante el largo receso de mediados de 1996, Cúper terminó de modelar el equipo que iba a obtener la primera estrella en la historia del club. El objetivo era intentar ganar el Apertura, que se inició el 21 de agosto, lo que significó un calendario muy apretado para Lanús, que por segunda vez debía afrontar la doble competencia: había clasificado para jugar la quinta edición de la Copa Conmebol, torneo que desde su primera versión, en 1992, se estaba consolidando en importancia. Cúper había hecho retoques fundamentales, y según se pudo ver muy pronto, había logrado mejorar notablemente el funcionamiento del equipo. En defensa, Gustavo Falaschi llegó de Rosario Central para reemplazar a Simionato, en tanto Siviero, segundo marcador central surgido en Colón, llegaba de Newell’s para ocupar el lugar dejado por Gabriel Schurrer, transferido al Racing de Santander por muy buen dinero. En trueque por el Tero Di Carlo, de Platense llegó Oscar Mena, quién sería muy importante en la tarea de recuperar la pelota y ordenar la zona media como ladero del Chango Cravero, pero también aportando varios goles con su poderoso remate de media distancia. Otro que arribó fue el centrodelantero de la selección boliviana, Milton Coimbra, que no logró conformar al DT. La doble competencia les abrió las puertas a varios juveniles; algunos como Oscar Limia, Javier Gómez, Pablo Mannara, Claudio Lacosegliaz y varios más no pudieron conseguir continuidad. Otros, entre ellos Juan Fernández Di Alessio y Juan José Serrizuela, se consolidaron y lograron meterse entre los titulares. En agosto de ese inolvidable 1996 comenzaba un sueño que, ésta vez sí, en el mes de diciembre iba a ser realidad.

En la foto, Lanús Torneo Clausura 1996: Loza, Schürrer, Simionato, Roa, Peinado y Serrizuela; Cravero, Ibagaza, Enría, Ariel López y Hugo Morales