martes, 13 de marzo de 2018

A puro pueblo, de movida en movida

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

Todo sucede con la rapidez de un viento huracanado. Y en nuestra dolorida Argentina, últimamente, los vendavales ocurren con cierta frecuencia.
El 21 de febrero pasado una extraordinaria multitud se concentró en la Avenida 9 de Julio convocada por diferentes gremios y organizaciones sociales, contando con el apoyo de varias agrupaciones y partidos políticos. Fue una multitudinaria muestra opositora al gobierno de Mauricio Macri. Sin duda este acto fue un grito muy fuerte de los trabajadores contra la actual administración. Nadie pudo ni puede ignorar tal suceso, pues los hechos son los hechos y destruyen cualquier intento de torcer la realidad. Antes del acto cierto periodismo mentiroso hizo los peores pronósticos y finalmente, frente a la contundencia del mismo, quedó una vez más en ridículo. Todo el mundo comprobó que lo ocurrido en el centro porteño no fue "moco de pavo". Pero, evidentemente, el nivel de caradurismo de esa vocinglería periodística es altísimo y siempre le queda ánimo para reiterar papelones. Tan es así que desde los medios afines al gobierno se esforzaron en bajarle el precio a la concentración de los laburantes y poco les faltó para decir que el obelisco se había convertido en una higuera. Entre tantas mentiras previas se había asegurado que el Partido Justicialista no adheriría a la marcha ni al acto. Sin embargo allí estuvieron dirigentes de la conducción justicialista como Gustavo
Menéndez, Fernando Gray, Julio Pereyra, Darío Díaz Pérez y varios más repartiendo y recibiendo abrazos bajo el mismo sol.
Los días 5 y 6 de marzo los docentes cumplieron un paro de dos jornadas y la movilización de los maestros fue impresionante. Por supuesto el aparato comunicacional se puso en marcha y procuró negar una realidad que le escaldó las asentaderas a más de uno. Como si las mentiras de algunos medios fueran insuficientes para generar temor y sembrar confusión se sumaron, a veces en forma anónima y otras veces públicamente, de manera sutil o abiertamente, serias advertencias contra algunos dirigentes y personas que, casi diariamente, nos hacen llegar su preocupación y  temor por  ser víctimas de amenazas que reciben por diferentes vías.
Uno de los casos más resonantes y preocupantes es el del dirigente docente Roberto Baradel quien recientemente, además de recibir amenazas contra él y sus hijos, en el diario Nuevo Día, de la localidad de Coronel Suarez, provincia de Buenos Aires,  se publicó una especie de afiche con su cara y un revólver apuntándole a la cabeza. Esta publicación, clara apología del delito, es un mensaje que pretende retrotraernos a las peores épocas de nuestra historia y merecen el más categórico y enérgico repudio de todos aquellos que exigimos vivir en democracia y en paz.
Hechos como este, que traspasan el límite de lo tolerable, no se deben dejar pasar así como así porque, en verdad, constituyen un agravio de alta peligrosidad para una sociedad como la nuestra que, no hace mucho, ha vivido tiempos de horror y aún sufre el dolor de las heridas abiertas en momentos de sangre y plomo. Las voces de la democracia debemos alzarnos en un grito colectivo de repudio a todo tipo de amenazas y, en el caso particular de Baradel, dirigirnos ante los poderes públicos impulsando y acompañando acciones legales  contra la publicación suarense “Nuevo Día”.
Quienes venimos de una larga trayectoria social y política sabemos muy bien como se operan ciertas acciones preparatorias de horas de tragedia. Se lanza una publicación desde un aparente medio sin mucha trascendencia, y según el efecto que causa en los habitantes de un determinado lugar se perfecciona la propuesta y se intensifican escaladas en distintos dispositivos gráficos, radiales y televisivos menores hasta llegar a la "prensa grande" para, finalmente, naturalizar e instalar métodos represivos y criminales. Ya lo vivimos. Ya lo sufrimos. Por eso hay que detener mediante todos los resortes que se pueden utilizar en democracia, cualquier tipo de amenaza o coerción provenga de donde proviniere.  Respecto a este tema deben preocuparse y ocuparse las organizaciones políticas, sindicales y culturales de manera muy especial.
Como parte de la gran movilidad política y social que pudimos observar en estos días ha tenido una extraordinaria dimensión la movilización y concentración realizada por las organizaciones femeninas el 8 de marzo último, en el Día Internacional de la Mujer, donde se dieron cita centenas de miles de personas - en su mayoría mujeres - a lo largo de la Avenida de Mayo, sus adyacencias y en la Plaza del Congreso. Digno de destacar es el documento acordado por las distintas organizaciones que, además de reclamar por los derechos de las mujeres, marca con claridad una posición acertadamente crítica al capitalismo, régimen que, en nuestra opinión, es el causante de muchos de los tremendos males que sufre la humanidad. Grandes e importantes sectores populares se han expresado en estos días. Bueno es que se le preste debida atención a sus reclamos.
    (*) De Iniciativa Socialista