domingo, 27 de septiembre de 2020

Cuba: Una revolución dilapidada

por Lisandro Martinez*

A 53 años de la OLAS

   La revolución cubana se produjo entre 1957 y 1958. Esa epopeya llenó de alegría a niños,  jóvenes y adultos habitantes de conventillos, rancherías, cantegriles, villas y barriadas obreras, que acompañaron desde todos los rincones de Latinoamérica a la juventud barbada que se atrevía a tirarle de las orejas a las empresas yanquis que robaban las riquezas naturales y a su guardaespalda más ladino: los EEUU. Este jolgorio inundaba a todo el pobrerío porque los barbudos de la Sierra Maestra portaban las mejores nuevas para los olvidados del planeta capitalista.
 El proceso de la isla era seguido en todos por los trabajadores peores pagos y más esforzados, así los niños escuchábamos de los mayores trascendidos de la Cuba revolucionaria cuyo origen de revolución democrática contra un tirano duró un suspiro, transformándose en una revolución pretendidamente socialista según sus jóvenes líderes.
     Los kioscos de diarios en la Argentina estaban repletos de material político y de chismes hollywoodenses, que como canillita precoz devoraba ya que algunos de los primeros actores de western viajaban a Cuba para fotografiarse empuñando armas como promoción a sus carreras. Había reportajes a los líderes, relatos heroicos y noticias diarias de la movilización

revolucionaria.
    En la mayoría de los países saqueados por el imperialismo se desarrollaron marchas de apoyo cuando la revolución fue democrática y cuando se pretendió socialista. Un recuerdo de la infancia quedó fijado cuando los conductores de cientos de motos y bicicletas obreras saludaban a la revolución triunfante con banderas y el puño en alto en Montevideo. La foto produjo un impacto perdurable que sesenta y pico de años después emociona todavía.
   En Argentina en 1958 -mientras se iniciaba la toma del poder en Cuba- fueron desalojados mil y pico de obreros del Frigorífico Lisandro de la Torre después de combatir contra los tanques de un gobierno “democrático”. Nueve años después otra vez  los obreros del frigorífico luchaban contra 800 despidos. Ese mismo 1967 entre el 31 de julio y el 10 de agosto se llevó a cabo la primera conferencia de la Organizaciones Latinoamericanas Solidarias (OLAS) donde participaron movimientos revolucionarios y antiimperialistas de América Latina en oposición al pan-americanismo, conque EEUU intentó unir a los gobiernos del continente contra Cuba para proteger a United Fruit de una posible reforma agraria.
   Por primera vez desde la degeneración de la IIIª Internacional se intentó poner a funcionar una dirección internacional que gestara la unidad de acción entre la revolución democrática antiimperialista y la revolución socialista en América Latina. Un año antes el Che Guevara había lanzado la consigna internacional de “Crear uno, dos, tres Vietnam”.
       La OLAS hizo un balance y apostó por el foco insurreccional para extender la revolución en Latinoamérica, pero en octubre muere el Che en Bolivia. El choque frontal de Guevara contra la URSS que estaba copando el gobierno cubano se desvaneció en manos de Fidel, quien acordó con la URSS “la coexistencia pacífica” con el imperialismo.
La Olas fue una bocanada de oxígeno para el antiimperialismo pero partía de un error conceptual: daba al foco guerrillero la capacidad de crear las condiciones subjetivas de la revolución, evitándose el duro trajín de darle una organización independiente a la clase obrera, único sujeto capaz de emprender las tareas de la revolución. En su editorial un diario señaló: “Fidel Castro recompuso la tesis de la revolución permanente con la cual Trotsky diseñó el vehículo para una progresiva sovietización de Europa”. Luego dice que “Castro no se va a proclamar trotskista pero esto no pasó desapercibido por los soviéticos” ( La Nación 18/8/1967).
    Política Obrera, una pequeña organización con tres años de existencia, señaló entonces: “El agravamiento internacional acentúa la tendencia del castrismo a la defensa revolucionaria de la revolución cubana. El foquismo siempre intentó llenar el vacío del retroceso sin darse a la tarea de reorganizar a la vanguardia oprimida, suplantándola por la acción voluntarista de un grupo pequeño burgués armado. El castrismo despreció participar del ascenso de masas en Bolivia, noviembre 1964/mayo1965. Política Obrera combatió al foquismo que en la práctica constituye un programa para el estudiantado “pequebú” que se apropia de la dirección sin ligarse a la vida obrera ni preparar a los trabajadores para tomar en sus manos su destino.
    Los diversos grupos foquistas argentinos fueron enemigos de la revolución permanente, e incondicionales del castrismo.
En 1974 señalamos: “El castrismo fue del nacionalismo pequeño burgués a una formación centrista. La evolución hacia la derecha revela la primacía estalinista. Castro fue cómplice de la debacle de la Unidad Popular chilena, ya que apoyó la política desmovilizadora y el desarme de los trabajadores impulsado por Allende. Las lecciones que sacó el gobierno cubano de la derrota en Chile son iguales a las de la burocracia rusa: reforzar los acuerdos con las burguesías nacionales cuyos postulados son contrarios a la revolución. En lugar de postrarse ante el castrismo, los luchadores por el socialismo deben entender el papel perjudicial del estalinismo sobre el campo de las fuerzas obreras y posicionarse en los principios y el programa obrero internacional”.  (Política Obrera N°187- 6/3/1974)
    Las divergencias políticas sucedidas al interior del Partido Obrero de Argentina en diciembre de 2017 comenzaron cuando una camarilla de usurpadores armó una provocación, alimentando a un estudiante pequeño burgués que intentó reformular el análisis histórico que el PO tuvo del castrismo desde el inicio. El “pibe” no pasó la prueba de la polémica donde un puñado de militantes mostró la vigencia de nuestra caracterización histórica sobre el foco insurreccional y la deriva de Castro hacia posiciones de neto corte estalinista, que finalmente fue la política que debió utilizar la camarilla usurpadora a la hora de sofocar el debate con medidas policíacas de espionaje a computadoras personales de militantes históricos para finalmente adoptar la expulsión en masa de 1200 militantes, el copamiento de locales y la asociación con la justicia patronal para acordar su permanencia ilegal y “trucha” sobre el PO.
El derrumbe político de los usurpadores y la recuperación del PO están más presentes que nunca y es una tarea de la izquierda.
  En la foto, la prostitucion en Cuba "socialista".

    (*) Del Partido Obrero Tendencia