miércoles, 29 de noviembre de 2017

¡No nos olvidamos de Tito!

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

“Y no te olvides de Tito Montenegro, que mi viejo lo adoraba”, me dijo Juan Manuel poco antes de comenzar la fiesta del cumpleaños de su padre, el mítico Néstor Díaz Pérez, el domingo último al mediodía en el salón del club, y me dejó pensando: ¿Quién fue Tito Montenegro? No había más de sesenta invitados especiales, lo máximo que daba la capacidad del local, y teniendo en cuenta que a la celebración de los 70 años de este hombre fundamental para la reconstrucción del club vendrían por miles, sobre todo en estos tiempos donde la historia comienza a ser valorada como se merece. Hoy el equipo juega la final de la Copa Libertadores 2017 en La Fortaleza, el punto más elevado de su gesta deportiva. Pero los cronistas nacionales e  internacionales que ante el gran acontecimiento deportivo que sorprende al mundo se interesan en la vida del club, no pueden creer las alternativas limítrofes que vivió Lanús de 1915 hasta hoy.

Asistieron al almuerzo varios granates legendarios como Roberto Rotili, José Villamil, Jorge Garrido, Eduardo Cobas, Beto Caserta, el Tano Sbaratta, Aldo Bisutti, Beto Monje y Nicolás Russo, entre otros, figuras de distintas edades que en diferentes momentos de la vida de la entidad acompañaron a Néstor en su obsesiva epopeya de reconstrucción y despegue definitivo del nuevo club Lanús, el mismo que se fue a la C, y que ahora pide pista para aterrizar en la cumbre del fútbol de Sudamérica. Todo el esfuerzo carga sobre los hombros
de varios de estos notables que brindaron el domingo con Díaz Pérez.
Cuando hubo que ponerse, algunos de ellos pusieron manos a la obra, otros pusieron sus propiedades en garantía, otros recurrieron a personas muy pudientes y gestionaron préstamos y donaciones, y todos juntos, con el acompañamiento de la gente del tablón, lograron el milagro más grande del fútbol mundial, ni más ni menos, en una época en la que ya no existen los milagros. Fue una tarde de recuerdos y reconocimientos varios, se destacaron gestas heroicas y se nombraron también a los que ya no están, algunos apellidos desconocidos para la mayoría de los socios de hoy, hombres que mucho aportaron en vida. Varios de los notables presentes, para mi sorpresa, hicieron referencia a Tito Montenegro. El propio Néstor fue uno de ellos. Y yo, que presumo de conocer la historia del club, seguía sin saber de quien se trataba.  
Justo Anselmo “Tito” Montenegro es uno de los 96 personajes que componen el libro blanco de Néstor Daniel Bova, el único historiador del club. En ese volumen cuenta que era un experto en todo lo referente a la construcción, que amaba al club, que plantó miles de árboles en el predio y que vivía pensando en mejorar las instalaciones. Fue testigo de la reunión inicial que dio vida a la Comisión de Tribuna, un pequeño grupo de hombres que pusieron de su bolsillo los primeros pesos para que la idea no quedara en la nada. Dedicado a la tarea hasta punto de dejar su casa en Lanús este para mudarse al Polideportivo, don Tito tuvo a su cargo la difícil tarea de dirigir las obras de todo lo que el club construyó a partir de entonces, comenzando por el nuevo estadio, tribuna a tribuna. Mientras los demás protagonizaban la cruzada para conseguir bolsas de cemento, hierros, materiales y dinero, apelando a rifas, a colectas y sobre todo a la manga lisa y llana, Lanús se transforma en una máquina bien aceitada que se pone en marcha, y un tal Montenegro se hace cargo de todo. 
En la foto del libro de Bova está el hombre canoso que durante décadas he visto de overol, siempre en la cancha, a quien creía simplemente un operario destacado y cuyo nombre desconocía. Se lo ve ya maduro, vestido con ropa de calle, y observando parte de su  tarea terminada. Es Tito Montenegro, uno de los hombres más mentados de una reunión en la que no faltaronlos grandes nombres. “La gente no sabe que la cancha hubo que hacerla a nuevo porque no daba más, se venía abajo, por eso tuvimos que hacer de local en Banfield y jugarnos. Por suerte lo tuvimos a Tito”, dijo el actual presidente, Russo. “Todos aportamos lo que pudimos, pero a la hora de meter mano, si no estaba Montenegro no se hacía nada”, agregó Nestor el cumpleañero. Ambos se refirieron con emoción a un granate de ley que se fue en 1998 sin haber visto su obra terminada, sin saber el ejemplo que fue para los viejos socios, ni que tanto lo recordaríanen la hora más gloriosa club, y mucho menos que alguno de los presentes se iba a interesar en contar su historia.