martes, 21 de marzo de 2023

¿Por qué Argentina 1985 no fue premiada en Los Ángeles?


por Lisandro Martínez*

La película Argentina 1985 fue un éxito de taquilla del cine con condimentos de atracción hollywoodense, que en la 79ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia ganó el premio Fipresci de la crítica internacional a la mejor película y donde Ricardo Darín es un multipremiado actor del cine nacional. 

¿Entonces qué sucedió con toda esa química que parecía garantizar el éxito y que algunos adelantaban que en la selección de filmes estaba asegurada la premiación del Oscar a la mejor película extranjera?

Acaso los actores y actrices que se mimetizaron como la familia Strassera ¿no resultaron simpáticos, convocantes, tiernos y llamativos para el espectador? El mismo Darín con su experiencia elaboró un Strassera comprometido en la investigación del juicio y también su adjunto Moreno Ocampo (Lanzani). 

Pero algo pasó camino del foro que diluyó esa pátina de simpatía que recubría a todo el elenco.

El guión es del País-Jardín-de-Infantes 

El guión fue flojo porque mostró personajes deshumanizados sin contradicciones. La juglaresa María E. Walsh en plena dictadura denunció al gobierno por tomarnos por infantes: Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes, Clarín 16/8/1979.

 Para afianzar la historia había que desmenuzar a los personajes y destacar los manejos

tortuosos de funcionarios de la burguesía criolla metidos en aquella crisis política furiosa.
Pintarlos como hombres de hogar no respondía a la historia real de esos sujetos. Se confeccionó un guión con personajes tibios en medio de la lucha salvaje por la aparición con vida y el castigo a los culpables y no resultó. La representación de un hecho histórico sin dramas y sin explotar el lado oscuro de Strassera (colaborador de los milicos) no podía ganar la atención de espectadores ni del jurado. 

“Aparición con vida” (5/12/1980) y la casa está en orden de Alfonsín

En esta ficción amañada Argentina 1985, Alfonsín viene a cambiar la historia sin pactos espurios, ni con los yanquis ni con Isabelita, quien fue presidenta apoyada en la Triple A y a la que Alfonsín ¡recompensó con u$s 9 millones! mediante un decreto en 1984 eximiéndola del pago de impuestos, ya que el Congreso con dominio de la UCR/PJ dejó sin efecto todas las indemnizaciones que debía pagar Isabelita por estafas reiteradas, como la de la cruzada de beneficencia, cerrando así la posibilidad de cualquier persecución penal futura. Esa fue la primera vez que Alfonsín puso “la casa en orden”.

Qué confusión registró la oposición “democrática” a la hora de los acuerdos espurios de Alfonsín con el imperialismo, los genocidas, la patota del PJ, etc. A eso se opusieron la izquierda, las madres y algunos pocos organismos de DDHH.

En Argentina 1985 Strassera es presentado como otro, no como el verdadero fiscal que en la realidad trabajó para la dictadura rechazando habeas corpus que se presentaban en su fiscalía. El Strassera del film es buen padre, excelente esposo y mejor empleado, No es aquel que preparaba los informes escritos al ministro del Interior –general Albano Harguindeguy- identificando a los abogados patrocinantes de habeas corpus de desaparecidos.

 Alfonsín llegó a decir que vino a “curar las heridas” y a renglón seguido no encontró a nadie sano y encomendó a Strassera que imputara a los militares genocidas con los que el mismo Strassera había trabajado codo a codo en la dictadura. 

Esto clarifica el por qué de nuestro presente como país. De allí que la democracia putativa, apadrinada por la IVª Flota yanqui, Margaret Thatcher y los tenedores de la deuda, haya parido este engendro antidemocrático en el que nos debatimos en el siglo XXI los trabajadores y el pueblo explotado.   

Cuando se estrenó en Buenos Aires Argentina 1985 y luego por video vimos que la lucha por los DDHH (establecida desde 1973 contra atentados de las AAA y voladuras de locales partidarios y luego contra secuestros y asesinatos) no mereció una sola imagen ni mención, oral ni escrita en la película de Mitre. En cambio el director del film pintó que el juicio era una suerte de corajeada del gobierno de Alfonsín y del equipo jurídico de Strassera que utilizando resortes legales judicializaron a los genocidas.

Con vida los llevaron con vida los queremos

Las madres de desaparecidos habían reclamado desde el advenimiento de la  democracia parida por el Consenso de Wasinthong en 1983, la necesidad que los responsables del genocidio fueran investigados y juzgados por una Comisión Bicameral del Congreso y el Senado. La Conadep fue una perversión del gobierno radical que sustituyó al parlamento mientras el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas suplantaba al Poder Judicial. El gobierno del verborrágico Alfonsín con la Conadep ninguneó los juicios a los milicos asesinos. El alfonsinato intentó cerrar abruptamente el capítulo del horror sin juzgar a nadie. 

La dirección radical con el consenso de la cúpula del PJ elaboraron junto con Strassera, Sábato y otros “la teoría de los dos demonios”, poniendo en un pie de igualdad a organizaciones guerrilleras minoritarias que, inflando números, juntaban entre todas unos 2.000 “combatientes” que se enfrentaban a un colosal aparato del estado terrorista, con un rodaje acumulado de 8 años de atentados, torturas, secuestros, detenciones, desapariciones, asesinatos y con cientos de campos de concentración y exterminio.

La ley de obediencia debida y el punto final

Los progresistas que aplaudieron de pie Argentina 1985: ¿Vivian aquí cuando arreciaba la represión? ¿Participaban en el periodo de las luchas y movilizaciones de los organismos? Si estaban exiliados en el exterior sin dudas fueron conmovidos por la solidaridad internacional a los presos políticos y los desaparecidos. En 1982 las direcciones de la UCR y el PJ ya en medio de la lucha electoral acuñaron una descalificación dirigida a “las locas de Plaza de Mayo”, tratando de desacreditar al movimiento que reclamaba cárcel a los genocidas. De las investigaciones surgió la complicidad de punteros políticos y burócratas sindicales dedicados a elaborar las listas de miles de desapariciones indicadas por esos soplones, quienes deberían haber pagado con cárcel su complicidad en los crímenes de la dictadura. 

En muchas instancias e incluso en las prácticas científicas cobra un alto valor el vacío. En este caso el vaciamiento producido adrede en el guión de Argentina 1985 es un estruendoso grito multiplicado por 30.000 gargantas que continúan clamando por la aparición con vida y castigo a los culpables.

   (*) De Política Obrera